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- Encuentro con los Maestros estrena “Cojo la manzana, la como, la piso y ¡olé!"
El Encuentro Con Los Maestros, el foro de formación y desarrollo de músicos y bailarines que se celebra en el rural asturiano de Ribadedeva desde 2017, descubre al joven bailarín Abel González (Abgonal) que ha demostrado un trabajo firme y prometedor en el séptimo arte. Se trata de una firme apuesta por el talento joven y emergente: en su incipiente carrera, Abgonal se distingue por una mirada singular sobre su mundo, el mundo de la danza española; y por un fuerte compromiso con la fotografía y ahora el cine, como expresión artística que sirve de ayuda para visibilizar la danza y a los bailarines. Tanto el cine como la danza significan una expresión que configura imágenes, unas aprehendidas en el soporte cinematográfico y las otras que se diluyen en la transición de formas proyectadas por el cuerpo humano, instrumento primordial de la expresión dancística que, en el cortometraje de Abgonal se personifica en las bailarinas y bailarines Natalia Thaïs, Maribel Gallardo, Rubén Rojo y Cristina González, acompañados de Currillo Franco y Almudena Erice. El cortometraje “Cojo la manzana, la como, la piso y ¡ole!” (2022) se estrenará el próximo día 17 de febrero en el Palacio de Longoria, sede de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). El filme es un proyecto de unión entre generaciones, al igual que el Encuentro Con Los Maestros. La historia de Ana (la bailarina Natalia Thaïs) inspira a una mujer en plena búsqueda personal de identidad mediante un diálogo interno que expresa al exterior a través del arte del movimiento. Supone un viaje a la madurez (la bailarina emérita y maestra repetidora del BNE Maribel Gallardo representa a Ana de mayor) un camino a veces ocioso y otras lleno de dificultades de las cuales hay que aprender. El uso masivo del plástico, el desperdicio del agua y el cambio climático son también personajes conceptuales de la obra. La música es obra de los jóvenes músicos Jorge Núñez Colell (VLR Estudios) y Celia González Álvarez (enclavedece), compuesta específicamente para acompañar y realzar las escenas del cortometraje y apoyar la narración cinematográfica. Un experimento dancístico audiovisual que sustituye la estructura narrativa tradicional de introducción, nudo y desenlace por cuatro actos, basándose en el título de la obra: “Cojo la manzana” (acto 1), “La cómo” (acto 2), “La piso” (acto 3), “Y ¡Olé!” (acto 4): Las exigencias sociales, la búsqueda de identidad y la nostalgia generacional y evolución hacia un mundo tecnológico completan estos actos. Bebiendo del surrealismo concreto y combinándolo con un costumbrismo conceptual, resulta una idea cargada de información en cada plano, que trata de ser consumida por un espectador crítico y sensible. El filme se produjo apoyado en los recursos del Encuentro Con Los Maestros 2022, el campus dirigido por María Herrera, que cuenta con el único apoyo del Ayuntamiento de Ribadedeva y el entusiasmo de un puñado de familiares y amigos que han apostado por la cultura. &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
- Homenaje a Alberto Portillo en el Ateneo
El próximo domingo 29 de enero en el Salón de Actos del Ateneo de Madrid, se homenajeará al maestro Alberto Portillo, quien a sus 94 años es memoria viva de la danza española. Alberto ha sido todo en la danza: bailarín con un registro tan amplio que pudo compaginar la danza española con el ballet clásico, siendo un pionero esta materia y el primer español alumno en la escuela del Royal Ballet; bailarín invitado de los Ballets de Pilar López y otras destacadas compañías como la de Luisillo, los Ballets de Magriná etc.., y de su propia compañía. Autor de numerosos montajes de coreografías para teatro y televisión, realmente no se ha detenido nunca. El emotivo acto tendrá lugar a las 12 de la mañana dentro del Ciclo de Conciertos Manuel de Falla, que celebrará un concierto sobre la Jota, baile con el que Alberto Portillo fue portada del ABC en 1950, junto con María Fernanda Montes, pues fueron los primeros que bailaron la jota sobre el escenario del Covent Garden de Londres en una exitoso ciclo de conferencias impartidas por Dolores de Pedroso y Sturdza. Como le ocurrió al flamenco hace 10 años, la Jota está en el camino para ser nombrada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. El Ciclo de conciertos "Manuel de Falla" ha querido colaborar en este camino para tratar de visibilizar de nuevo esta maravillosa música popular de tradición oral, organizando un concierto a cargo del gran Nacho del Río, protagonista de la película Jota de Carlos Saura, acompañado por una rondalla aragonesa dirigida por Javier Badules Codesal. Aquí os dejo este estupendo vídeo ilustrativo. Además, comentaremos las ocasiones en las que Manuel de Falla bebió en esta música para sus composiciones, que son unas cuantas. Las entradas se pueden adquirir en este enlace, o en el mismo Ateneo de Madrid el día del concierto desde las 10:30 h de la mañana. Así mismo, al termino del acto se firmaran ejemplares de mi libro "Dolores de Pedroso y la Quica, dos mujeres unidas por la danza" Ed. Cumbres, siendo el maestro Alberto Portillo uno de sus protagonistas. MERCEDES ALBI
- Anna Pavlova en España
En el invierno de 1930, la mítica bailarina Anna Pavlova (San Petersburgo, 1881-La Haya, 1931) bailó por última vez en nuestro país. Fue en Barcelona durante los días en que se clausuraba la Exposición Internacional de 1929. Era la primera vez que visitaba la Ciudad Cóndal pues, anteriormente, con su compañía solo había actuando en el Teatro Real de Madrid durante la temporada de 1922 al regreso de una gira por América. Era una viajera aparentemente incansable, que llevó su baile por todos los confines del planeta. Sin embargo, y después de las once exitosas funciones que danzó en el Teatro del Liceo, nada hacía presagiar que moriría antes de un año, el 23 de enero, enfermando de neumonía mientras viajaba de París a actuar en La Haya. Pasada la medianoche ordenó a su doncella: "prepara mi vestido de cisne" y su corazón, agotado de tanto esfuerzo, dejó de latir. Tengo la suerte de poseer en mi colección de programas el correspondiente a la última actuación en España de la Compañía de Ballets de Anna Pavlova, que tuvo lugar en el Gran Teatro del Liceo el sábado, 25 de enero de 1930. En el programa, bajo el encabezamiento de la gran estrella y en letras más pequeñas, figura el nombre de quien sería su último parternaire, Pierre Vladimiroff (San Petersburgo 1993-Nueva York 1970). Fue también alumno de la Escuela Imperial y había danzado roles estelares como el Príncipe de la "Bella durmiente", en la lujosa producción estrenada en 1921 en Londres por los Ballets Rusos de Sergei Diaghilev. También se rumoreaba que había sido amante de la gran bailarina Matilda Kschessinska, razón por la que fue retado a duelo por su pareja y padre de su hijo, el Gran Duque Andrei Vladimirovich. Aquel sábado de la última función de las once que se habían representado a teatro lleno, se interpretaron tres ballets con gran éxito: "El hada de las muñecas", "Hojas de otoño" y "Bal costumé". En "El hada de las muñecas" Anna bailaba el papel estelar de la Muñeca encantada. La acción tenía lugar en una tienda de juguetes donde entra un comprador al que se le exhiben los muñecos, escogiendo a la encantada, que se despide del resto de sus compañeros con una gran danza final. Era un ballet del que -aunque estrenado en la Ópera de Viena a finales del XIX- hubo una producción datada en 1903 de los Ballets Imperiales en San Petersburgo, coreografiada por los hermanos Legat. Entonces, la joven Pavlova no bailaba el papel estelar sino el de Muñeca Española. Cuentan que lo hizo con tal gracia al tiempo que tocaba las castañuelas, que eclipsaba al resto del elenco. Lo cierto es que Anna Pavlova disfrutaba de la danza española. Su muerte dió al traste con una gira que iba a emprender por Estados Unidos con Vicente Escudero en 1932, tal y como él relata en su autobiografía "Mi baile". Anna Pavlova en las vivencias de Carlos Bosch El crítico musical Carlos Bosch tuvo el honor de tratarla personalmente y dejó escritas sus impresiones y recuerdos en su libro "Mnéme" (Ed. Espasa Calpe, 1942): <> MERCEDES ALBI
- Beta Pública anuncia "Una mañana de Danza 2023
DEL 25 DE ENERO AL 9 DE FEBRERO EN EL C.C. PACO RABAL, ASISTIRAN NIÑOS Y NIÑAS DE COLEGIOS DE LA COMUNIDAD DE MADRID EL SABADO 28 DE ENERO A LAS 19.00 CELEBRAREMOS LA FUNCION ABIERTA “UNA TARDE EN DANZA” PARA TODOS LOS PUBLICOS EN EL C.C. PACO RABAL EL SABADO 28 DE FEBRERO OFRECEMOS MASTERCLASS CON GONÇALO REIS, FILIPA DE CASTRO Y CARLOS PINILLOS, ARTISTAS INVITADOS A UNA TARDE EN DANZA EN LA SEDE DE LA COMPAÑÍA NACIONAL DE DANZA DE 10,00 A 13,30.La Asociación BETA PUBLICA tiene como objetivo impulsar la fuerza creativa en torno a la danza contemporánea aumentando el conocimiento de las audiencias sobre el proceso creativo y el desarrollo de nuevas audiencias. Una de las actividades que impulsa la Asociación para cumplir su objetivo de desarrollo de nuevas audiencias es “Una Mañana en Danza”, actividad extraescolar dirigida a alumnos/as de Primaria, ESO y Bachillerato de los Colegios Públicos y Privados de la Comunidad de Madrid. Hasta la última edición del 2022 han asistido a las funciones de UMD más de 18.000 alumnos/as y docentes. A este Noveno Año de “Una Mañana en Danza” asistirán casi 3.000 alumnas/os y docentes de colegios de la Comunidad de Madrid las mañanas de los días 25, 26, 27 y 31 de enero, 1, 2, 3, 8 y 9 de febrero. La actividad, que de nuevo se celebra en el C.C. Paco Rabal de la Comunidad de Madrid, incluye una charla interactiva a cargo de Pilar Villanueva, coreógrafa y directora artística del espectáculo, sobre la historia de la danza contemporánea, las actuaciones de 4 compañías seleccionadas entre las que han participado en anteriores Ediciones de la Muestra Beta Pública, y termina con una pieza de improvisación con participación de voluntarios del público y un coloquio entre los alumnos y los coreógrafos, bailarines, músicos y técnicos que han participado en el espectáculo. Las compañías y piezas que participarán en esta Edición de “Una Mañana en Danza” son: • Indala de David Vento. • A place de la Rubinel Ortiz. • No hay hueco en el jardín de Elena Puchol. • Un día, otro día de Pilar Villanueva. Gracias al C.C. Paco Rabal, la Asociación BETA PUBLICA puede ofrecer, un año más, una función abierta para todos los públicos, denominada “Una Tarde en Danza”, que se realizará el sábado 28 de enero a las 19.00 horas. Además de las piezas antes citadas, en “Una Tarde en Danza” actuarán como artistas invitados Filipa de Castro y Carlos Pinillos (Primeros Bailarines del Ballet Nacional de Portugal – CNB) y Gonçalo Reis/180Lab. Esta IX Edición cuenta también con el apoyo de la Compañía Nacional de Danza en cuya sede realizaremos dos MasterClass, el sábado 28 de enero por la mañana, con Filipa de Castro y Carlos Pinillos (Primeros Bailarines del Ballet Nacional de Portugal – CNB) y Gonçalo Reis. La posibilidad de participar por la mañana en la MasterClass y asistir por la tarde a la función donde se presentan las piezas, ofrece una experiencia única para alumnos/as de Academias, Conservatorios y en general para todas y todos los amantes de la danza. Las entradas para “Una Tarde en Danza” pueden adquirirse en entradas.com o en la taquilla del C.C. Paco Rabal (Felipe de Diego 11, 28018 Madrid) desde 2 horas antes de la función. MÁS INFORMACIÓN: La Asociación BETA PUBLICA, fundada en mayo del 2014, es la promotora del Proyecto BETA PUBLICA para cumplir su Misión de impulsar el desarrollo del proceso creativo coreográfico. La Asociación BETA PUBLICA realiza EDICIONES anuales de su Muestra Coreográfica Internacional para desarrollar una comunidad de público, bailarines, programadores culturales, medios y productores que dinamicen la escena nacional de la danza contemporánea. Además, la Asociación puso en marcha en el 2015 un Programa de Actividades Extraescolares dirigida a niños y niñas de 12 a 16 años de colegios de la Comunidad de Madrid llamada “UNA MAÑANA EN DANZA” con el objetivo de educar a las audiencias del futuro en la danza contemporánea. Hasta la última edición del 2022 han asistido a las funciones de UMD más de 18.000 alumnos/as y docentes. PILAR VILLANUEVA Coreógrafa, Directora Artística y portavoz de BETA PUBLICA Nacida en Pamplona terminó su BFA en Danza/ Coreografía en la Universidad de Cornish (Seattle,USA) Suma Cum Laude Mayo 2006, tras desplazarse desde Madrid donde estudio danza en diferentes estilos (Ballet, Graham, Limón, Jazz, Improvisación, etc.), y dónde fundó su primera compañía (Grupo Comba). Trabajó con la Compañía de Victor Ullate (Giselle, Don Quijote) y creó diversas coreografías para la Escuela de Victor Ullate, TVE, y la Compañía de Marta de la Vega. Del 2003 al 2007 se establece en Seattle donde, además de sus estudios, bailó para varios coreógrafos (Wade Madsen, Ezra Dickinson, Alex Martin….) y creó piezas para “12 Min Max” (Abril 2006, Febrero 2007) de OtB, el Festival Men in Dance (Octubre 2006) así como varios trabajos coreográficos para la Universidad de Cornish. De vuelta a Madrid, donde reside actualmente, Pilar se lanza a poner en marcha PILAR VILLANUEVA L.A.N.1 en el que realiza un fructífero trabajo creativo desde 2008 que se plasma en más de 19 proyectos estrenados en España y Estados Unidos. CONTACTO Txema Arnedo administracion@betapublica.org www.betapublica.com 609 199 700
- José Carlos Martínez trae por primera vez a Cartagena la Gran Gala de Navidad-Estrellas de la Danza
→ La faceta coreográfica del ‘oscarizado’ artista cartagenero estará presente en los pasos a dos de Giselle y Scarlatti → Primeros bailarines y solistas de las Óperas de Croacia y Bucarest participan como invitados en el espectáculo → Componentes del Ballet Nacional de España y de la Compañía Nacional de Danza bailarán algunas de sus propias creaciones Por primera vez Cartagena acoge la Gran Gala de Navidad-Estrellas de la Danza, bajo la dirección artística de José Carlos Martínez, nuevo director de ballet de la Ópera Nacional de París, compañía de la que fue estrella. El espectáculo consta de once piezas que abarcan pasos a dos de conocidos ballets de repertorio junto a otras piezas de diversos estilos como la danza española o el lenguaje contemporáneo, que serán interpretadas por primeros bailarines y solistas españoles que triunfan en compañías nacionales e internacionales, acompañados por algunos invitados internacionales. La Gran Gala de Navidad-Estrellas de la Danza tendrá lugar el 27 de diciembre en el Auditorio y Palacio de Congresos El Batel (Paseo Alfonso XII, S/N, Cartagena). Se trata de la cuarta edición de la Gran Gala de Navidad-Estrellas de la Danza, que en ocasiones precedentes había recalado en Murcia capital y esta vez, se traslada a la ciudad natal de José Carlos Martínez, Cartagena. Además de la versión navideña, la Gran Gala de Estrellas de la Danza ha visitado las localidades de Alicante, Pamplona y Marbella, dando la oportunidad a muchos bailarines españoles de bailar en su tierra. La faceta de coreógrafo. La actual edición de la Gran Gala de Navidad-Estrellas de la Danza quiere poner el acento en la faceta coreográfica de varios de los participantes, en especial, del director artístico del espectáculo José Carlos Martínez, de quien se mostrarán dos pasos a dos. Cuando se cumplen dos décadas de su debut en la coreografía, el trabajo del artista cartagenero estará presente a través del paso a dos Scarlatti, extraído de la producción Les enfants du paradis (2008) con la que obtuvo el Premio Benois de la Danse –el ‘oscar del ballet’-. Este paso a dos dará inicio a la velada y será interpretado por Iván Delgado del Río y Aída Badía. Estrellas invitadas. Considerada la obra cumbre del Romanticismo del ballet, Giselle fue estrenada en la Ópera de París en 1841, con coreografía original de Jean Coralli y Jules Perrot. Como antigua estrella de la prestigiosa compañía parisina, Martínez no resistió la tentación de realizar su propia lectura del clásico, estrenada este 2022 en Zagreb. Extraído de aquella producción, el segundo paso a dos coreografiado por José Carlos Martínez que será interpretado en la Gran Gala de Navidad-Estrellas de la Danza es un fragmento del segundo acto de Giselle. Contará como intérpretes con los bailarines principales de la compañía croata Iva Vitić Gameiro, quien encarnará a la sufrida protagonista, y Guilherme Gameiro Alves, en la piel de Albrecht. En la segunda parte, la croata y el portugués interpretarán la pieza Near This del coreógrafo serbio Leo Mujić. Clásico de repertorio. Primera participación en la Gran Gala de Navidad-Estrellas de la Danza para la intérprete catalana Ada González, solista de la Ópera Nacional de Bucarest. Para la ocasión ha seleccionado dos clásicos de repertorio: El Corsario (1899) y el paso a dos del Acto II de El lago de los cisnes (1895), conocido popularmente como El Cisne Blanco. Tendrá como partenaire al también solista de la Ópera Nacional de Bucarest Ionuț Diniță. Basándose en el poema The Corsair de Lord Byron, Jules-Henri Vernoy de Saint-Georges firmó el libreto original que desembocó en la primera versión del ballet coreografiada por Joseph Mazilier sobre la partitura original de Adolphe Adam. El estreno tuvo lugar en la Ópera de París, el 23 de junio de 1856. Esta obra se incorporó al repertorio internacional gracias a las cuatro versiones que realizó Marius Petipa para el Ballet Imperial Ruso, para las que añadió nuevos arreglos orquestales de Cesare Pugni, Léo Delibes y Riccardo Drigo (grand pas de deux classique para la Prima Ballerina Assoluta Pierina Legnani, estrenado en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo, 13 de enero de 1899 y popularizado en el siglo XX por las parejas Margot Fonteyn-Rudolf Nureyev, Ekaterina Maximova-Vladimir Vassiliev, Gelsey Kirkland-Mikhail Baryshnikov). No fue hasta el cuarto intento cuando El lago de los cisnes se convirtió en el gran clásico de repertorio que es en la actualidad. La clave de su éxito fue la unión de la música de Piotr I. Tchaikovsky y de las coreografías de Marius Petipa y Lev Ivanov pusieron los cimientos de los ballets clásicos más icónicos como El lago de los cisnes, estrenado en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo el 15 de enero de 1895. El éxito de este trabajo fue tal que el rol dual de Odette/Odile es uno de los roles más añorados por toda bailarina, al haberse convertido en epítome del ballet. Voz propia. Después de haber dado inicio a la gala con el paso a dos de Scarlatti, Iván Delgado del Río, bailarín principal de las producciones de la antigua étoile de la Ópera de París Karl Paquette, pondrá de relieve su faceta de coreógrafo en Las coles, un solo sobre su amor a su ciudad natal, Sevilla, sobre música de Coetus. Bajo la dirección artística de José Carlos Martínez, Aída Badía y Aleix Mañé fueron promovidos a la categoría de solistas de la Compañía Nacional de Danza, donde aún permanece el intérprete y coreógrafo catalán. Y ahora se reencuentran en la Gran Gala de Navidad-Estrellas de la Danza, en la que ofrecerán dos piezas: SixBreatH y el estreno absoluto de NauJ, coreografías firmadas por el propio Mañé. La primera trata sobre el proceso psicológico y emocional de un enfermo terminal y representa de una forma bella y casi espirutal la fase de aceptación del inevitable desenlace. Por su parte, NauJ es un dúo poético sobre las grietas del alma. El acento español. La danza española es uno de los tesoros de nuestro país y se sustenta sobre cuatro pilares: la Escuela Bolera, la danza estilizada, el flamenco y el folclore. Por eso, la Gran Gala de Navidad-Estrellas de la Danza se enorgullece de haber invitado siempre a las mejores figuras del momento en este ámbito. El Ballet Nacional de España es el embajador oficial de la danza española, por ello, es un lujo poder contar con dos integrantes del mismo: Sara Arévalo y Carlos Sánchez, Cuerpo de Baile y solista respectivamente. Además, presentarán sus propias coreografías: La vida breve, un dúo que evoca la tradición más pura de la danza española con el uso de la castañuela como instrumento principal; y Benamor, una interpretación de un paso a dos sin argumento que utiliza recursos estilísticos propios de la danza española aunada con un movimiento y lenguaje más actual, pieza con la que finalizará la Gran Gala de Navidad-Estrellas de la Danza. Las entradas para la Gran Gala de Navidad-Estrellas de la Danza están a la venta en la taquilla del Auditorio y Palacio de Congresos El Batel y en la web https://auditorioelbatel.es/calendario-de-eventos/espectaculos/. Los precios de las entradas van desde 24,00 € hasta 40,00 €. LOS DATOS Espectáculo: Gran Gala de Navidad-Estrellas de la Danza. Director artístico: José Carlos Martínez. Asistente a la dirección: Antonio Chamizo. Artistas invitados: Iva Vitić Gameiro y Guilherme Gameiro Alves | Ada González y Ionuț Diniță | Aída Badía, Aleix Mañé e Iván Delgado del Río | Sara Arévalo y Carlos Sánchez. Lugar y fecha: Auditorio y Palacio de Congresos El Batel, 27 de diciembre, a las 20,30 horas. Programa: Primera parte: Scarlatti (paso a dos), Puñal, La vida breve, Giselle (paso a dos), SixthBreatH, El Corsario (paso a dos). Segunda parte: Cisne Blanco (paso a dos), Near This, Las coles, Nauj, Benamor. Entradas: 24,00-40,00. Iratxe de Arantzibia
- Un "loco" que se convierte en clásico (crítica)
Rescatar el ballet "El loco", estrenado hace 18 años y "desempolvado" del baúl del tiempo, con el renovado estreno que tuvo lugar ayer en el Teatro de la Zarzuela, ha sido otro acierto de su actual director, Rubén Olmo. Y es que Rubén sabe dar en la diana. Esta vez, su flecha apuntó directamente al corazón. Si bien en nuestra memoria queda aquel maravilloso y exhuberante ballet de "La bella Otero", ahora "El loco" se nos muestra en clave subjetiva; si la de ella fue una vida hacia fuera, el drama de Félix es un proceso interior, construído con los fantasmas de su mente. Sin embargo, la profundidad de los conceptos mostrados, el paso del tiempo en La Bella, y la locura en el caso de Félix, alejan la danza de cualquier lectura superficial, sin necesidad de apoyarse en cartela alguna. La danza y el teatro son unos géneros nacidos juntos y de la misma madre: la escena. Se han ido definiendo a través de vehículos diferentes, el movimiento y la palabra. El primero, junto con la música, pertenece al campo de la abstracción y llega mudo y directo al sentimiento; el teatro, sin embargo, al apoyarse en la verbalidad, se dirige hacia el campo de la razón. El dramaturgo Paco López ha mostrado gran genialidad en la elaboración de la trama, sacando a la luz la historia del malogrado bailaor, que soñó con otros mundos que nunca pudo alcanzar, y su perfecta traslación al lenguaje de la danza. Otro de los sustratos fundamentales en los que se apoya la obra es la música de Mauricio Sotelo, con la Orquesta de la Comunidad de Madrid, dirigida por Manuel Coves. La partitura que es un prodigio de orquestación, perfectamente adaptada a la acción, crece y se adelgaza entre la ensoñación y la realidad cuál las sístoles y diástoles del corazón humano. Los momentos flamencos y la composición de Juan Manuel Cañizares se combinan sin interrupción, el leitmotiv de la jota de Manuel de Falla de "El sombrero de tres picos", otorga cohesión a ese único cuerpo sonoro que habita en la cabeza del protagonista. El "elegido" Podemos imaginar lo que supuso la elección del protagonista dentro del elenco de bailarines masculinos del Ballet Nacional... Y al ser tres los seleccionados para encarnar al "loco", José Manuel Benítez (Nino), Eduardo Martínez y Albert Hernández, entre el público entendido se generó la gran duda de a cuál ver. Las especulaciones estaban servidas. Elegir entre los tres es muy difícil, unos se decantaban por ir a ver a Eduardo, técnico y perfecto; otros por Albert, contemporáneo e imaginativo... Los fans de Nino, escogido para el estreno, sin embargo, sabían que nunca defrauda, que se adapta a sus roles con precisión y exactitud milimétrica. El peso de todas las miradas recaía sobre él, situándose en el punto de mira de un "mundillo" en el que hay gustos y opiniones para todo. Ayer José Manuel Benítez nos desveló la incógnita de su elección. Cuando en la primera parte baila con Fran Velasco -el maestro de Félix en la ficción que le muestra los pasos- la elegancia que el primer bailarín despliega como un don, casi hace palidecer al protagonista y a cualquiera que se ponga a su lado. Sin embargo, a medida que el ballet avanza, el espectador va siendo consciente de que Nino encaja en el papel de Félix Fernández como anillo al dedo. Su interpretación del desvalido bailaor, conmueve hasta el punto de hacer que se nos salten las lágrimas. Miriam Mendóza fue una Karsávina de toque poético, grácil y delicada; Carlos Sánchez fue un Massine perfecto; Jesús Florencio bordó el papel de maestro de baile; Esther Jurado desató los aplausos del público con su baile de alegrías con bata de cola; Rubén Olmo como Diaghilev y Corregidor, también estuvo excelente... Demostrándose una vez más la solvencia del elenco del Ballet Nacional de España, capaz de asumir unos cambios de registro muy flexibles. La coreografía de Javier Latorre Javier Latorre ha creado una coreografía que es una simbiosis perfecta entre gestualidad y danza, en la que los diferentes estilos quedan marcados por la historia y los personajes de forma totalmente natural. El flamenco puro luce en las escenas del tablao de la primera parte (garrotín, alegrías, farruca); la danza estilizada se atisba en la recreación de ·"El sombrero de tres picos", y el estilo contemporáneo aparece en las escenas de conjunto del manicomio sin que existan barreras entre ellos, porque es la trama la que justifica ese todo integrado tan expresivo al que solo pueden dar forma los grandes artistas. Pero la coreografía sabe trascender el mero ámbito de la danza y sus pasos, queda claro para cualquier aficionado al arte que la escena final es una Pietà, directamente inspirada en la famosa escultura de Miguel Ángel. El mérito de como una obra basada en el contraste de dos mundos, la luz y la oscuridad, la ilusión y la realidad, quede tan unificada se debe también al buen hacer de la iluminación de Nicolás Fischel, sin olvidar el diseño de vestuario y la escenografía de Jesús Ruiz que supo dotar la escena de un aire antiguo e intemporal a la vez, bajo un cromatismo muy estético. "El loco" del Ballet Nacional de España, al revivir acumulando la experiencia del pasado sin haber envejecido, ha creado un clásico digno de ser exhibido con éxito en los mejores escenarios del mundo. MERCEDES ALBI
- Entrevista a Javier Latorre a las puertas del estreno del Ballet El Loco
Desde el Teatro de la Zarzuela, a unos días del estreno del "nuevo" Loco, por el Ballet Nacional de España, me encuentro con sus artífices, el dramaturgo Paco López, autor de tan excelsa idea y de la trama del ballet; y Javier Latorre, su coreógrafo, al que le pregunto los detalles y diferencias con aquella primera versión estrenada en 2004, y la actual, que en unos días veremos en el Teatro de la Zarzuela, entre otras muchas cosas. La curiosidad sobre lo que pronto veremos, nos invade. El loco es un ballet inspirado en la peripecia artística y existencial del bailaor Félix Fernández “El loco” y su desgarro interior tras seguir hasta Londres a Diaghilev, Massine y los Ballets Russes para estrenar El sombrero de tres picos. Un espectáculo de danza sobre la danza que se convierte en una reflexión sobre el artista y sus demonios. A Javier se le nota que está atravesando un momento dichoso. Artista de temperamento apasionado, es para quien lo entrevista como quien abre un tesoro lleno de joyas. Siempre tiene cosas interesantes que expresar, y esta característica la tiene en la vida y también cuando baila sobre el escenario. Es abierto y comunicativo, muy honesto, sensible e inteligente a partes iguales. -¿Se necesita tener un punto de locura para ser bailarín? -Pues un poquito de locura sí que hay que tener. Siempre digo que en este país la cultura es la última prioridad, y dentro de la cultura, la danza es la Cenicienta, la hermana pobre. -¿Por qué piensas que sucede esto? -Tal vez sea porque en España hay tanto arte diseminado por aquí y por allí que a los responsables no les preocupa, ya que se reproduce por sí mismo. Pero en las actuales circunstancias y ante la falta de salidas, dedicarse a la danza no tiene lógica sino sentimiento. Tenemos que vivir el día a día, disfrutarlo y no pensar en el futuro. -¿Qué sentimientos te produce estar de nuevo en este Teatro de la Zarzuela? -Hay tres teatros muy especiales para mi: el primero, el Teatro de la Zarzuela; el segundo el Gran Teatro de Córdoba, mi casa, ciudad en la que vivo 34 años, donde estrené mis dos primeras obras, obtenido galardones como el del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, etc...; y el Villamarta de Jérez donde desde hace 27 años, desde el inicio del festival, ininterrumpídamente he presentado numerosas obras y también me siento como en casa. -¿Por qué citas en primer lugar el Teatro de la Zarzuela? -Cronológicamente fue el primero. Yo llegué a Madrid con 16 años despues de once años bailando encima de caminones, en salas de fiesta, en bodas bautizos y comuniones... Este fue mi primer teatro. Imagínate lo que sentí al bailar aquí. Yo era todavía un estudiante en la Escuela del Ballet Nacional cuando bailé con el Ballet del Teatro Lírico de la Zarzuela, con el gran Alberto Lorca y el gran Martín Vargas. También me afloran los recuerdos de las grandes noches artísticas vividas durante los diez años que estuve con el Ballet Nacional. Siempre que entro por la puerta de artistas, que es por donde me gusta a mi pasar, me invade una sensación como si nunca mue hubiera marchado de aquí y volviera a ser aquel joven lleno de ilusión. -Desde que en 2004 que se estrenó El Loco, hasta ahora que se rescata felizmente esta producción, dieciocho años después ¿Qué habéis cambiado del original? -Fundamentalmente, los que hemos cambiado hemos sido nosotros. Tanto Paco como yo durante estos años hemos madurado, acumulado experiencias, montado muchas obras cada uno por su lado y juntos también, por lo que nuestra visión en el día de hoy es muy diferente. Se han acortado escenas (dura unos 10 minutos menos), sustituido músicas, actualizado mucho el lenguaje dancístico; Paco, que es muy exhaustivo y perfeccionista ha pulido en la narrativa cualquier fleco que pudiera distraer de la acción principal, por lo tanto, vais a ver un Loco 2.0 bastante diferente del inicial pero manteniendo todas sus características. -Desde que se creó el ballet El Loco en 2004, se puso el foco en el personaje histórico olvidado que fue el bailaor, Félix Fernández, al que Diaghilev contrató para su compañía con un mal final para el joven artista que terminó sus días encerrado en un sanatorio mental inglés. Se ha especulado mucho sobre lo que en realidad pasó con él, ¿Cuál es tu opinión? -Pues yo creo que Diaghilev como buen productor sería un ser implacable, y todo lo que fuera en contra de su negocio y resultado artístico, quedaría a un lado. En ese sentido ante un hombre de estas características y además nacido en Perm, que es la ciudad donde nació mi mujer, pues no me atrevo a hablar mal de él (bromea)... Pero no lo sé realmente, ¿Quién fue Félix en realidad? Un gran artista seguramente que con las condiciones de redes de hoy en día, hasta hubiera sido famoso. -Seguro, porque era grandísimo bailaor. Diaghilev “consideraba a Félix el bailarín español más brillante de su tiempo”. Mi opinión es que si el empresario ruso hubiera buscado alguien para dar lecciones a la compañía, habría escogido a un maestro experimentado y no a alguien tan joven. Pienso que lo incorporó a su compañía como alguien que tenía algo valioso que ofrecer. -Lo cierto es que Félix fue extraído de su ámbito e ignoraba las pautas del "juego de las grandes ligas", por lo que se encontró ante un mundo implacable que no fue capaz de manejar. Sea como fuere, yo dejo atrás las conjeturas históricas y me quedo con el personaje recreado en el ballet: un Félix loco por la danza, un ser soñador que cayó aplastado por el peso del mundo que le rodeaba. -En el Loco que vamos a ver, hay tres bailarines distintos que lo interpretan: Nino, Eduardo Martínez y Albert Hernández, ¿Cuál te gusta más? -Los amo a los tres. Han construído tres locos completamente iguales y completamente distintos. Es una de las grandes magias que va a tener este espectáculo, porque ver a los tres locos en acción es muy interesante. Ten en cuenta que ese papel afecta al resto del reparto, se establece una relación diferente de los bailarines con cada uno de los tres locos. -¿Podrías señalar alguna característica diferenciadora de cada "loco"? -José Manuel Benítez hace un Loco más infantil, mas indefenso, más fantasioso; Eduardo crea un Loco avieso, interiorizado, tímido y muy a la defensiva; y Albert es directamente un psicópata, si se pudiera ver su expresión de cuando su cabeza hace crack en un plano corto, se transforma totalmente, asusta. -¿Y sobre las tres "Karsávinas"? -Miriam Mendoza es perfecta, técnicamente impecable; Inma Salomón es una presencia brutal además de su técnica, evidentemente, se come el escenario; y Dévora construye una Karsávina frágil, adorable e interpretativamente es muy muy buena. -También hay en 2 repartos en el papel de Massine. -Tanto Carlos Sánchez como Juan Berlanga desarrollan dos personajes distintos, dentro de ese papel de divo, de estrella del ballet clásico, y tecnicamente están los dos maravillosos. Y he tenido la suerte de tener un Fran Velasco en plenitud, que encaja fenomenal en el papel del maestro originario de Félix, que es el que le atormenta y se le aparece en el manicomio; y Jesús Florencio que hizo el mismo papel de maestro de ballet de los Ballets Rusos... -Es una trasposición con la realidad que Rubén Olmo, el director del Ballet Nacional de España. haga el papel de Diaghilev, ¿Cómo te parece que queda? -Queda fenomenal. Es un privilegio realmente tenerlo conmigo y ha sido él por quien se ha podido poner todo esto en pie. No tendré vida suficiente para agradecérselo. MERCEDES ALBI
- Entrevista a Úrsula López, Directora del Ballet Flamenco de Andalucía
Han transcurrido más de cien años del estreno de “El Maleficio de la mariposa”, la primera obra escénica de Federico García Lorca, inspirada por su madre, quien le había aconsejado en una carta que idease un argumento para un ballet y se lo ofreciera a Diaghilev. Es de sobra conocido que aquel debut fue un sonoro fracaso, que no pudo salvar ni el talento de su protagonista (Encarnación López, la Argentinita). Lo más meritorio es que aquel abucheo no impidió que Lorca continuara su trayectoria teatral. Ahora esta “mariposa” se reinventa y posará su vuelo en la Sala Roja de los Teatros del Canal, los próximos 10 y 11 de diciembre, con el Ballet Flamenco de Andalucía de la mano de su directora artística, Úrsula López. Conversamos con Úrsula, una artista abierta de carácter extrovertido, simpática, muy natural y alejada de poses, que lleva el timón de la compañía andaluza tratando de conservar las esencias y buscando nuevos caminos. El maleficio era un reto ambicioso y lo propuso a la Junta de Andalucía en su proyecto de dirección para el Ballet Flamenco de Andalucía. No es una reposición del espectáculo lorquiano, sino que va más allá. Mira hacia el tiempo en el que surgen los personajes que lo habitaron, en especial las mujeres bailarinas/coreógrafas que cambiaron el rumbo de la historia de la danza del siglo XX. Ellas fueron mariposas que batían las alas del arte entre penas y alegrías, entre la luz y lo efímero de su vuelo, sembrando las bases de un despertar que puso los cimientos de la danza actual. -¿Cómo nace este “Maleficio”? -Verás, yo entré en el Ballet Flamenco de Andalucía como maestra repetidora, entonces, cuando salió el concurso para la dirección, sentí que debía presentar un proyecto. Las bases establecían que el tema tenía que tratar sobre Federico García Lorca, así que me lancé y yo propuse mi sueño. -¿Quién te asesoró en tu búsqueda? -He tenido la suerte de contar con Pedro G. Romero, pues conoce tanto el flamenco, que no podía ocurrírseme colaborar con alguien mejor. Juntos ideamos este tablao de mujeres bailarinas ligadas a la vida de Lorca, que fuimos ampliando a otras figuras femeninas, incluso anteriores a esa época de la Edad de Plata en España y más allá, independientemente de que hubiera o no constancia de que conocieran a Federico, pero que guardaban algún tipo de conexión. Hay detrás de cada escena un trabajo enorme y precioso de documentación. -Leo en el programa que también aparece, por ejemplo, Carmen Amaya. Cuéntame cómo enfocas esta figura del flamenco. -Es la última escena del espectáculo. Te cuento: Ruth Page, una de las herederas de la modern dance de Martha Graham, hizo una coreografía para la Carmen de Bizet montada con el poema del “Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías”. Esta pieza enlaza con el Taranto de Carmen Amaya, que estrenó en New York en 1942 y hasta entonces no se había coreografiado este cante. Quise recuperar ese taranto que ella misma cantó y grabó con Sabicas bajo el nombre de rondeña. -¿Conoció Federico García Lorca a Carmen Amaya? -No se sabe, aunque es posible, Pero a Carmen Amaya la hemos tratado en nuestro “Maleficio de la mariposa” como un símbolo, pues tanto para Pedro como para mi, ella engloba todo el ideal lorquiano. Y me he arriesgado cerrando así, con una pieza que está completamente alejada del típico “fin de fiesta”. He optado por un final diferente, duro y trágico. A mí me ha encantado el resultado. Ya lo veréis. -Parece que tratas de muchas mujeres figuras de la danza de estilos diferentes… -Sí porque todas guardan una conexión entre ellas y con el mundo lorquiano. Las hay anteriores, como Fanny Elsser y posteriores a la muerte de Federico, pero que de alguna forma lo tuvieron presente. -¿Por qué Fanny Elsser? -Empezamos con el punto de partida de un proceso de internacionalización de "lo español", La Cachucha de Fanny Elsser marca el inicio. -¿Cuántas figuras femeninas aparecen en el maleficio? -Vamos desde Fanny Elsser hasta Carmen Amaya, pasando por Pastora Imperio, Antonia Mercé, la Argentina, Encarnación López, la Argentinita, María Albaicín, Pilar López; y en paralelo las mujeres pioneras de la danza contemporánea (modern dance y expresionismo alemán)como Martha Graham, Gret Palucca, etc.. Seguro que se me olvida alguna porque son tantas. -¿Qué vínculo se establece entre las célebres mujeres artistas? -Todas bebieron unas de otras. Estoy segura de que se veían y se influenciaban mutuamente. Te podré un ejemplo: Antonia Mercé, la Argentina, bailó mucho más fuera de España que aquí... En los movimientos que incorpora a sus danzas existen coincidencias. Si se ves y trabajas “Serenate” una coreografía interpretada por la alemana Gret Palucca con la música de Granada, de Albéniz, se observan las similitudes. Es una soleá. -¿Te has inspirado en aquellos ballets históricos? -Claro, no podemos dejar de hacer referencia a unos ballets que significaron hitos, porque una de las cuestiones que se genera en el espectáculo es la tensión entre la danza y el baile. Hay que recordar a aquella maravillosa María del Albaicín, que tuvo un papel muy relevante en los Ballets Rusos de Diaghilev, quien llevó a París el Cuadro Flamenco, u otros ballets como “Por las calles de Cádiz” con la Compañía de la Argentinita y argumento de Ignacio Sánchez Mejías con colaboración de Federico García Lorca. -Entonces, ¿Cuál es la duración de "El maleficio de la mariposa"? -Una hora y cincuenta minutos, más o menos. -Para terminar, ¿Podrías definirme cuál es la finalidad que persigues bajo tu dirección con el Ballet Flamenco de Andalucía? -Siempre tuve en mente que quería hacer un trabajo de recuperación y puesta en valor del flamenco, en todos los ámbitos, cante, guitarra y baile, el cual está un poco más olvidado que los otros dos, por lo que considero sustancial la puesta en valor de unas danzas y bailes que son patrimonio de la humanidad. Es mi objetivo. MERCEDES ALBI
- "El Loco" del Ballet Nacional de España (Programa completo y elencos)
Presentación por Rubén Olmo Después de tres temporadas desde mi comienzo en la dirección del Ballet Nacional de España, y este pasado septiembre comenzando ya la cuarta, he presentado programas como Invocación, Centenario Antonio Ruiz Soler, La Bella Otero o Generaciones. Pero para esta nueva temporada en el Teatro de la Zarzuela, tenía muy claro la necesidad de recuperar una obra del repertorio histórico del Ballet Nacional de España como es El loco. ¿Por qué El loco? Por muchas razones. Si nos fijamos en su historia, tiene una gran importancia para la historia de la danza española. El argumento de este ballet cuenta una historia real. El montaje de El sombrero de tres picos para los Ballets Russes. En el intervinieron Manuel de Falla para la composición de la música y Pablo Picasso, con el diseño de escenografías y vestuarios. Una obra maestra en la que también se contó con el personaje principal del ballet que presentamos, Félix Fernández. Un bailaor que tendría una labor fundamental en esa nueva creación: poner el estilo y carácter de la danza española y el flamenco en ese ballet. Además también me parecía importante recuperar un ballet de argumento con el rol principal para un primer bailarín masculino. El Ballet Nacional de España tiene muchos ballet de argumento, pero casi todos son con intérprete femenina, si exceptuamos el Don Juan de José Antonio. Con El loco se pone en primer plano la figura de un personaje masculino. Con todo ello, la razón determinante para la elección de este ballet fue su coreógrafo, Javier Latorre. Bailarín y coreógrafo con identidad propia. Vivió una generación en el Ballet Nacional de España en el que se crearon grandes montajes y coreografías. Luego él siguió su carrera en solitario y con su compañía. Creó obras para Eva Yerbabuena, Antonio Canales, la Compañía Andaluza de Danza y el Ballet Nacional de España, entre otros. Pero para mí su coreografía más completa es El loco. Quería darle su lugar, su posición, su sitio a un coreógrafo que fue transición entre Lorca, Granero, Gades y otros muchos grandes de esa época. Fue una obra que se estrenó hace 18 años y que estuvo muy poco tiempo en escena. Se creó entre dos dirección del Ballet Nacional de España y aunque se estrenó en grandes teatros españoles, creo que El loco tenía que estar otra vez en los escenarios con nosotros. Es también un homenaje a un coreógrafo que le ha dado grandes obras al Ballet Nacional de España. Pero un ballet así como El loco también necesita de otros extraordinarios artistas para su creación y El loco los tenía. La idea original, libreto y dirección de escena contó con uno de los grandes de la escena española, Paco López. Su minuciosidad en su trabajo es ejemplar. En un ballet argumental es fundamental trabajar los personajes y saber definir correctamente las escenas y el argumento con la danza y ahí es donde él deja su personalidad. Un ballet argumental siempre necesita de una gran música y en este caso se volvió a contar con los mejores. Ya no solo por Falla y su Sombrero. Había que crear músicas de mundos y universos distintos y para eso nada mejor que el genio de Mauricio Sotelo. Una gran parte de la obra plasma la esquizofrenia, la locura, la mente enferma del protagonista y es en ese aspecto donde Mauricio hace de la música el vínculo para entender al personaje. Pero también se recrea la vida y los inicios artísticos del Félix, ese viaje a los orígenes, a las noches de los cafés cantantes… ahí es donde se contó con otro grande, con Juan Manuel Cañizares. Esos toques flamencos son los que le dieron vida y locura a nuestro protagonista y él consigue trasladarnos con su música a esos momentos de su vida. El broche final se dio con la recreación escénica, el vestuario y la iluminación. Jesús Ruiz hace una escenografía y un vestuario que nos permite entrar en todos esos mundos de Félix: un café cantante, los ensayos de los Ballet Russes, el estreno de El sombrero de tres picos, etc. Es un vestuario versátil, capaz de adaptarse con facilidad a las distintas escenas de la obra. Pero para que todo esto llegue de forma clara al espectador se necesita de una iluminación limpia y clara y ahí se contó con la magia de Nicolas Fischtel. Aun siendo una iluminación creada, como todas la obra, hace 18 años, da paso a una iluminación más contemporánea, actualizó la escena con su trabajo. Creo y puedo decir que el equipo creativo de El loco conformó una obra coral de primera línea que hace de su recuperación un hito en nuestra escena dancística española. Espero que lo disfrutéis, tanto como yo lo he hecho durante todos estos meses previos al estreno de hoy. A propósito de Félix El loco I. Félix Hubo una vez un bailaor de nombre Félix Fernández, al que apodaron El Loco. Debió de nacer en algún lugar de la provincia de Sevilla, allá por los últimos años del siglo diecinueve, en el seno de una familia muy pobre. De cómo transcurrieran su infancia y su adolescencia, no nos ha quedado memoria cierta; pero es fácil imaginar que el niño Félix debió de crecer en la calle, entre juegos y miserias; lejos de los libros, los números y las escribanías. Y qué duda cabe de que habría compartido su anónimo destino con el de tantos otros desheredados de la fortuna que, en aquellos años tristes de la historia de España, se veían obligados a recorrer los campos andaluces en busca de un jornal o mendigando un cacho de pan duro con aceite; de no ser porque, un día, el baile flamenco se cruzó en su camino. Probablemente, Félix conocería el flamenco de una manera natural: en las fiestas familiares, en las gañanías, durante las faenas de la trilla o, quizá, presenciando la actuación de algún cantaor de renombre en el transcurso de una celebración religiosa. Lo cierto es que, hacia 1915, nos encontramos con el joven Félix Fernández convertido en un afamado bailaor que goza del mejor cartel en los más populares cafés cantantes de la época. En uno de ellos, el “Novedades”, conocería Félix a las personas que iban a cambiar radicalmente el curso de su vida. Aquella noche, Félix acababa de bailar la farruca con la fuerza contenida de un volcán a punto de entrar en erupción. Todavía resonaban los gritos de admiración y los aplausos de un público entusiasta cuando Félix fue reclamado desde una mesa para ser presentado a unos ilustres extranjeros. Aquella noche, Félix conoció a Diaghilev, el gran empresario ruso amigo personal del Rey de España; a Massine, coreógrafo, y a Tamara Karsavina, primera bailarina de los Ballets Russes. Diaghilev estaba preparando su nuevo proyecto para los escenarios de todo el mundo: un gran ballet de tema español, en el que participarían el compositor Manuel de Falla y el pintor Pablo Picasso y que llevaría por nombre El sombrero de tres picos. No acaba de quedar claro si lo que Diaghilev ofreció a Félix Fernández fue un trabajo como maestro de baile para la compañía, con el fin de que le transmitiese un cierto “aire español” a sus maneras dancísticas clásicas; o si se llegaron a acordar que Félix bailase el personaje del Molinero, el primer papel masculino de la obra. Lo cierto es que el 22 de julio de 1919, la noche del estreno en Londres de El sombrero de tres picos, fueron Massine y Karsavina la pareja protagonista. ¿Y Félix? Había desaparecido unos días antes de esa noche, sin dejar rastro. Pero nos lo podemos imaginar vagando perdido por el laberinto de las calles londinenses; rodeado de gente a la que no entiende, que habla una lengua que él no conoce; escondiéndose en cualquier oscuro rincón, hambriento, temblando de miedo y de frío: lamiéndose las heridas de su desesperación, de su fracaso. La policía lo encuentra en la iglesia de Saint-Martin-in-the-Fields: algunos vecinos, escandalizados, han dado el aviso de que un hombre andrajoso, casi desnudo, baila como un poseso en el interior del templo. La escena no deja lugar a dudas. La policía lo detiene y lo conducen al sanatorio de Epson. El internamiento es inmediato. El diagnóstico médico, irrefutable: esquizofrenia catatónica. Félix Fernández muere en 1941. Entre la fecha de su ingreso en el manicomio y la de su fallecimiento, las pistas sobre su vida se borran hasta desaparecer. Pero de lo que si tenemos seguridad es de que los de su encierro en Epson debieron ser veintidós años terribles para Félix. Veintidós años larguísimos; en el transcurso de los cuales los momentos de locura se alternarían con otros de insufrible lucidez. Debieron ser veintidós interminables años de dolorosa convivencia de Félix con su fracaso como artista, con los fantasmas de un pasado que le atormentarían sin compasión; con el deseo nunca hecho realidad de volver a esa Andalucía suya de la que, tal vez, nunca debió salir. Veintidós años con una única obsesión: la de bailar, bailar y bailar, hasta ser capaz de protagonizar esa farruca, esa danza perfecta por la que él, Félix Fernández, sería recordado por los siglos de los siglos. II. El loco. El ballet El Loco es un ballet en dos partes, inspirado en la peripecia artística (existencial, por ende) de Félix Fernández García (Sevilla, 1893 – Epson, Gran Bretaña, 1941): una leyenda subyugante y subyugadora en sí misma: su pasión (casi) religiosa por el baile; su desentrañamiento, siguiendo los pasos de Diaghilev, Massine y los Ballets Russes, en Londres; su profundo desgarro interior, al no participar en el estreno londinense de El sombrero de tres picos; su huida, su locura, su muerte en el olvido del asilo de Epson. Una fabulación autobiográfica que nunca existió: todo nos llega desde la memoria distorsionada de Félix; desde la confusión de su recuerdo fragmentado, obsesivo; desde su mirada esquizofrénica sobre un mundo extraño, enemigo. Pero, también, un espectáculo que trasciende sustancialmente la historia personal, la hagiografía; para convertirse en una reflexión vívida sobre el artista y sus demonios, sobre los desencuentros del artista con la realidad objetiva, sobre la eterna inadecuación entre el deseo y la realidad. Y, sobre todo, un espectáculo de danza que tiene a la danza como tema y eje de su discurso. PROGRAMA I. EL VIAJE A LOS ORÍGENES AIRES DEL SUR Primera década del siglo XX. Celebración de la vida, al sur, un día del final de la primavera. Alegre confusión, jaleos. El juego del requiebro, del enamoramiento. Félix es uno más entre ellos, en el luminoso alboroto. PROFESIÓN DE FE La fiesta evanesce. El ritmo se hace grave, ritual. Un halo de luz envuelve al Bailaor Antiguo. Félix lo observa: el discípulo que aguarda la enseñanza del maestro, el joven Félix Fernández esperando la clase del señor Molina. Félix, descubriendo la única pasión, su única fe verdadera. II. EN UN CAFÉ CANTANTE,1916. Una noche, en el Novedades. El café: alegre, bullanguero. El escenario, en penumbra, se anima: el espectáculo ha comenzado. La artista invitada baila por alegrías. Se incorporan al público Diaghilev, Massine y Tamara Karsavina: expectación. Félix -ritual, ensimismado- baila una farruca. Y el arrebato. Diaghilev reclama la presencia de Félix: quiere enrolarlo en un proyecto nuevo, grandioso: el estreno en Londres de un ballet español. (INTERMEDIO) III. EL SOMBRERO DE TRES PICOS LES BALLETS RUSSES Londres, 1919. La compañía de los Ballets Russes ensaya. Félix interrumpe, corrige. Todos observan, comentan: Félix, desentrañado en un mundo inabarcable, ajeno. La exclusión ya es manifiesta. Massine, el Molinero, baila con Karsavina: la felicidad de la tarde que concluye. Félix irrumpe, desplaza a Massine: él es el Molinero. Diaghilev asiste al ensayo: la decisión está tomada. La mirada -la mente- de Félix transforma la realidad, la identidad de los personajes: don Quijote zaherido por gigantes, y no por las aspas de los molinos. Tras la farruca, un silencio de hielo. Félix se ha quedado solo: infeliz náufrago a la deriva en un mundo hostil, vacío. EL DESENCANTO La desesperanza infinita es el escenario de un teatro: Félix lo recorre, perdido, deshabitado. Efímeras alucinaciones: la Molinera, el Molinero. El rumor del público llega, desde la sala. Al tiempo, Félix es una sombra errática en las calles londinenses. 22 DE JULIO DE 1919 En el escenario del Teatro Alhambra, se estrena El sombrero de tres picos. Félix, perdido en la noche, intenta dejar de oír esa música extraña, enemiga; olvidar que él no está en ese estreno que está llegando a su final. Pero los hombres del Corregidor lo persiguen: han escapado del escenario, lo acosan en la calle de la noche. NOCHE DE ESPECTROS Félix escapa y –en su insania, en su memoria alucinada- está, de nuevo, en medio del escenario del Teatro Alhambra. Noche de espectros, máscaras fugaces: Félix, perdido en un laberinto de azogues. Apoteosis final: la compañía agradece los aplausos del público: en su imaginación, el éxito del estreno y su grito desesperado. IV. FÉLIX, EL LOCO LA FARRUCA Fantasmagorías: el Bailaor Antiguo, la Dama Blanca. Félix está en la iglesia de Saint Martin-in-the-Fields. A través del hueco del rosetón se proyecta un círculo radiante de luz lunar sobre el suelo: el altar, el escenario, el mundo. Suenan las fanfarrias, se encienden las candilejas. El momento ha llegado. Félix bailaba su farruca: el dolor de vivir; la realidad contra el deseo. LOCURA, ARDIENTE OSCURIDAD Después, el silencio es una sorda bofetada de agua helada: no hay vecinos sonrientes, no hay espectadores en las sillas vacías, no hay un teatro en Londres, no hay estreno para un loco. El Bailaor Antiguo se ha levantado: quiere recordarle la única verdad. La escena queda interrumpida bruscamente. Aparecen unos policías londinenses: los insaciables sicarios del corregidor Diaghilev. Detienen a Félix, que ya es un pelele atrapado, que ya es un loco, al que acaban de empujar al interior de una sórdida sala, en el sanatorio de Epson. EPÍLOGO SANATORIO DE EPSON, 1919-1941 Félix está solo, infinitamente solo. La locura es un lugar sin límites, sin tiempo. El tiempo pasa y no transcurre: en Epson. Mira a su alrededor: todos los espectros habrán ido abandonando el teatro de su fracaso. La Dama Blanca parece esperarlo, para acompañarlo en el último viaje. Massine, ese Massine: él, Félix, es el Molinero… El goteo de un grifo en la noche. La lluvia. Con la música que se va. Oscuro. ELENCOS DE EL LOCO Funciones: 9, 10, 11, 14, 15, 16, 17, 18, 21, 22 de diciembre de 2022. FELIX José Manuel Benítez (Días 9, 11, 16, 18) Eduardo Martínez (Días 10, 15, 17, 22) Albert Hernandez (Días 14 y 21) KARSAVINA Miriam Mendoza (Días 9, 11, 16, 18) Inmaculada Salomón (Días 10, 15, 17, 22) Débora Martínez (Días 14 y 21) MASSINE Carlos Sánchez (Días 9, 11, 14, 16, 18, 21) Juan Berlanga (Días 10, 15, 17, 22) DIAGUILEV Rubén Olmo BAILAOR Francisco Velasco MAESTRO Jesús Florencio BAILAORA Esther Jurado (Excepto 14, 21) Irene Correa (Días 14, 21) GARROTÍN Estela Alonso, Pilar Arteseros, Cristian García LOCOS Juan Berlanga (Días 9, 11, 14, 16, 18, 21), Carlos Sánchez (Días 10, 15, 17, 22), Cristian García, Diego Aguilar, Víctor Mázquez, Pedro Ramírez, Adrián Maqueda, Axel Galán, Manuel del Río GUARDIAS Javier Polonio, Alfredo Mérida, Matías López, Álvaro Gordillo, Sergio Valverde AIRES DEL SUR Ana Agraz, Cristina Aguilera, Ana Almagro, Sara Arévalo, Irene Correa (Excepto 14 y 21), Patricia Fernández, Sara Nieto, Noelia Ruiz, Irene Tena, Laura Vargas, Vanesa Vento, Sou Jung Youn, María Martín (Días 14, 21), Cristian García, Manuel del Río, Álvaro Gordillo, Sergio Valverde, Matías López, Adrián Maqueda, Víctor Martín, Alfredo Mérida, Diego Aguilar, Javier Polonio, Pedro Ramírez, Axel Galán. CAFÉ CANTANTE Publico: Cristina Aguilera, Sara Arévalo, Irene Correa (Excepto 14 y 21), María Martín (Días 14, 21), Sara Nieto, Noelia Ruiz, Sou Jung Youn, Vanesa Vento, Álvaro Gordillo, Matías López, Alfredo Mérida Adrián Maqueda, Diego Aguilar, Manuel del Río, Sergio Valverde. Camareros: Axel Galán, Víctor Martín. LES BALLETS RUSSES Estela Alonso, Ana Agraz, Cristina Aguilera, Pilar Arteseros, Ana Almagro, Sara Arévalo, Irene Correa, Patricia Fernández, Sara Nieto, Noelia Ruiz, Irene Tena, Laura Vargas, Vanesa Vento, Sou Jung Youn, María Martín, Marina Bravo, Cristian García, Manuel del Río, Álvaro Gordillo, Sergio Valverde, Matías López, Adrián Maqueda, Víctor Martín, Alfredo Mérida, Diego Aguilar, Javier Polonio, Pedro Ramírez, Axel Galán. EL SOMBRERO DE TRES PICOS. 22 DE JULIO DE 1919 Estela Alonso, Ana Agraz, Cristina Aguilera, Pilar Arteseros, Ana Almagro, Sara Arévalo, Irene Correa, Patricia Fernández, Sara Nieto, Noelia Ruiz, Irene Tena, Laura Vargas, Vanesa Vento, Sou Jung Youn, María Martín, Marina Bravo, Juan Berlanga, Cristian García, Manuel del Río, Álvaro Gordillo, Sergio Valverde, Matías López, Adrián Maqueda, Víctor Martín, Alfredo Mérida, Diego Aguilar, Javier Polonio, Pedro Ramírez, Axel Galán. Orquesta de la Comunidad de Madrid (ORCAM) Manuel Coves (Director Musical) Juan M. Jiménez (Saxo / invitado) Agustín Diassera (Percusión sinfónica y flamenca / invitado) MÚSICOS FLAMENCOS Gabriel de la Tomasa (Cantaor) Juan José Amador “El Perre” (Cantaor / invitado) Diego Losada (Guitarra) Víctor Márquez (Guitarra) Enrique Bermúdez (Guitarra) Jonathan Bermúdez (Guitarra) Roberto Vozmediano (Percusión) &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
- Anécdotas vividas con los Ballets Rusos por Carlos Bosch
En un ejemplar de la revista Destino (Año VIII, No. 382, 11 de nov de 1947) encontré un artículo escrito por Rafael Vázquez-Zamora -"La rutilante caravana, Diaghilev, Nijinsky en la Puerta del Sol"-en el que se desvelan varias anécdotas desconocidas que el eminente musicólogo, Carlos Bosch, que era el crítico musical de la revista Cervantes, le reveló durante una tarde paseando por los aledaños de la Puerta del Sol. Fue el mismísimo Manuel de Falla quien le presentó a Diaghilev. Congeniaron de inmediato y Carlos Bosch acompañó al empresario ruso y a otros miembros de su compañía en sus aventuras y desventuras en el Madrid de hace más de cien años. Se desvelan datos como qué era lo que más le gustó a Stravinsky de España o a quién consideraba el mejor director de orquesta del mundo; el carácter taciturno de Nijisnky y sus discusiones con Diaghilev, y detalles como un pleito que el Hotel Palace puso al empresario, y los problemas de impago de los derechos de la música del "Sombrero de tres picos" a Don Manuel, entre otros... Que por su interés reproduzco, además de por la fascinación que produce su lectura para viajar en el tiempo. LA RUTILANTE CARAVANA DIAGHILEV Y NIJINSKY EN LA PUERTA DEL SOL por Rafael Vázquez-Zamora (...) Porque todos ellos estuvieron en España; y dejaron muy gratos recuerdos aquí, en Madrid. Época: la Otra Guerra (algunos la recuerdan aun). Era la España de Romanones y Dato. Benavente frecuentaba el Teatro Real y se entusiasmaba con los «ballets» rusos. A Ramón y Cajal no le hacían mucha gracia. Valle-Inclán sentíase a sus anchas en el exotismo de aquel ambiente. La Barrientos, en su apogeo; Tito Schippa, la Gallardi... Y, en la Plaza, Bombita, Machaquito, la famosa terna de novilleros Joselito, Belmonte y el Limeño... Las faldas comenzaban a acortarse, los sombreros femeninos a achicarse y los monos iban cayendo. Ya estamos en aquel Madrid. Un coche de punto recorre calles y más calles en busca de algo muy urgente. Al cochero le obsesionan las exclamaciones que suenan a sus espaldas, emitidas por un señor extranjero, corpulento, de cabeza voluminosa y mirada rara, que de repente «in crescendo» en su idioma por aquí y por allá»: «¡Un contrabajo, por amor de Dios, un contrabajo!». En el coche va otro caballero —español éste-, que parece saber muy bien dónde suelen esconderse los contrabajos. Después de algunos intentos infructuosos, logran la ansiada «Pieza» en la calle del Molino del Viento, detrás del Teatro Lara. El honrado auriga, pasándose una mano meditabunda por sus enormes bigotes, pensó que en el mundo hay gente tan loca como para buscar a un músico por todo Madrid con la misma desazón que a un médico. Y rezongó: «¡Ni que fueran a apagar un fuego!» Pero, ¿quién podría haberlo convencido de que ese extranjero se pasaba 'la vida encendiendo fuegos por toda Europa, y que aquel pequeño detalle era uno de los innumerables requisitos imprescindibles para incendiar un escenario con las llamas del espectáculo fulgurante por excelencia? ¿Cómo hacerle comprender que el joven elegante y reconcentrado que había quedado en la puerta del Ritz, se convertía por la noche en un Ícaro, superando incluso a Ícaro, porque no confió su vuelo a unas alas que pudieran derretirse con el sol artificial, sino a unos pies que pisaban firme en el aire? ¡Diaghilev, el terrible incendiario de guante blanco! ¡Madrid, Barcelona y otras ciudades nuestras conocieron el crepitar de la dinámica belleza que lanzabas a manos llenas sobre un público vibrante! El caballero español que iba con Diaguilev en el simón, era Carlos Bosch, el gran musicógrafo —autor de libros tan importantes como la biografía de Roberto Schumann, «Mneme» y «Vivencias espirituales...»—, el finísimo espíritu para quien la buena música simboliza todo lo bueno y la mala música todo lo detestable. Una tarde entré con Bosch, incidentalmente, en el café de Levante y estuve hablando con él sobre la danza que hay ahora y sobre la que debía de haber. Se expresó en términos elogiosos para algunas de nuestras bailarinas. (No cito nombres porque si uno conoce a cierto número de bailarinas —dice el viejo proverbio persa—, es terriblemente peligroso elogiar sólo a algunas de ellas.) Luego, ya comenzado el primer cigarrillo, surgió Debussy de entre los arabescos del humillo azulenco, su «Siesta de un Fauno» y los problemas de la gran música de «ballet». Y al volver al tema del «Fauno», cayó súbitamente en el diálogo Nijinsky, como en uno de sus inesperados saltos. Bosch se quedó abstraído, y mientras encendía otro cigarrillo empezó a prestar una atención inexplicable a una tertulia ruidosa de comerciantes (tres de ellos acompañados por sus señoras). Carlos Bosch no podía interesarse por una gente de tan escaso gusto. La gente que habla en cierto tono no es nunca gente de buen tono. Pero de pronto, pude explicármelo todo, Don Carlos, sin dejar de mirar al diván de enfrente, sonrió y me dijo: -¿Podría usted transformar imaginativamente a estos señores en Diaguilev, Nijisnky, Bakst, Stravinsky, Fokine...? ¿Y a esa señora en la Karsávina? ¿Y figurarse que, en vez de ese viejecito vulgar, está ahí Falla? —Perdón, Bosch, pero no se comprende a donde quiere usted ir a parar. —Muy sencillo, Rafael, muy sencillo... Quiero ir a parar cerca de treinta años atrás, cuando los miembros de la compañía rusa de «ballet» venían a sentarse ahí... Ahí mismo, cambios de decoración aparte, en esta Puerta del Sol. Se reunían aquí, en el Levante, cuando terminaban su representación de cada noche en el Teatro Real. Diaghilev se enfrascaba en terribles discusiones en ruso con Nijinsky. Se veía que el gran Sergio no perdonaba a Vazlav ninguna afirmación de su personalidad en proyectos y opiniones. Pero la profunda personalidad de Nijinsky brotaba en ocasiones con fuerza incontenible y Diaghilev, a pesar de su poder de moderno Pygmalión— ¡había dado vida a tantas estatuas!—, veía aterrado que se le escapaba la presa. Como se le escapó, en efecto, un día. —¿Y Nijinsky hablaba también con los demás? Tengo entendido que era muy taciturno. —Muchísimo. Contestaba sólo con monosílabos. No hacía el menor caso de las alabanzas. Vivía una vida interior intensísima. Se le conocía en su extraordinaria mirada. —¿Usted trató mucho a los de la Compañía? —A todos ellos, y los acompañé casi continuamente, sobre todo un verano que pasaron en San Sebastián. —¿Quién le presentó a Diaghilev? —Fue Manuel de Falla, que quiso rodear a Sergio Pavlovich de un grupo de artistas y escritores afines al movimiento revolucionario que éste simbolizaba. —Verdaderamente, don Carlos, es una alegría poder hablar de esta clase de movimientos revolucionarios. Las revoluciones artísticas son siempre las mejores. —De acuerdo, si son fructíferas como lo fue la que produjo Diaghilev con sus «ballets». Su preocupación estética lo inclinó quizá excesivamente hacia la vanguardia; sin embargo, realizaba a las mil maravillas los «ballets» clásicos, contra los cuales estaba. —Supongo que Stravinsky habrá llenado todo un «estante» de ese inagotable archivo de recuerdos musicales que lleva usted en la memoria. —Para recuerdos de esta clase, querría tener mil memorias. Stravinsky, que por entonces tendría unos cuarenta años, me dejó asombrado un día diciéndome que consideraba a Ansermet como el mejor director de orquesta de todo el mundo. Ansermet llegó a ser un gran director, pero entonces nada justificaba aún tan alta estimación. Lo que ocurría era que Stravinsky, enemigo de la personalidad interpretativa en-los directores, admiraba la constante despersonalización de Ansermet en beneficio del compositor, y muy especialmente, cuando interpretaba obras del propio Stravinsky. —¿Qué le gustaba más de España al autor de «Petruchka»? —Le encantaba toda Andalucía: pero me decía: «lo que más me ha llegado al alma es la llanura castellana. pues me evoca las estepas de mi país>>. En cambio, el mejor recuerdo que se llevó Diaghilev de España fué una noche en Granada, en la Alhambra, y el tiempo que estuvo en Sevilla. —Claro, Diaghilev era muy sibarita. Y a este respecto me cuenta Bosch el uso frecuente que hacía Diaguilev del champaña, y las relaciones aristocráticas de que consiguió rodearse en Madrid. Era muy entusiasta de los Reyes y les agradecía muchísimo el interés que tomaron ambos por sus «ballets». En la mala racha que pasó la Compañía hubo de sostener Sergio Pávlovich un pleito con el Hotel Palace, que defendió Leopoldo Matos, abogado de la Casa Real y luego ministro de Gobernación. Ese pleito ponía fuera de sí al gran Sergio, y le hacía afirmar: «Ya no puedo más; lo abandonaré todo y me iré a un convento. ¡Esta sí que es mi verdadera vocación!» ¿POR QUÉ NO ACUDIERON LOS GITANOS A LA CITA? De nuevo en pleno tráfago de la Puerta del Sol, continuamos Carlos Bosch y yo la coreográfica charla. Siguió desfilando la fantástica caravana de evocaciones: Massine, Bohlm, Idzjkowsky, la sin par Ta- mara; Pávlova, la disidente; las numerosas y perfectas bailarinas del conjunto... Algunos días, Bosch, Turina y otros músicos y críticos almorzaban en La Bombilla, fraternalmente, con un grupo de aquellas delicadísimas sílfides. A ellos les parecía una fiesta incomparable, y admiraban la corrección versallesca y la distinción de aquellas muchachas. Nos hallábamos en la parada de un tranvía en medio de la Puerta de Sol, en broma le dije a Carlos Bosch: -Creo que los tranvías no le traerán a usted, Don Carlos, más recuerdos de los Ballets Rusos. Bosch rio de buena gana y me señaló otra parada cercana. -¡Se equivoca usted, amigo! Aquí cerca quedamos citados Falla, Diaghilev, Nijisky y yo con un grupo de gitanos de la provincia de Granada. Diaguilev le había encargado a Falla que ampliara «El sombrero de tres picos» — compuesto en un principio en forma de pantomima por Martínez Sierra—.«El Sombrero» pasó a ser «El Tricornio», «ballet» de grandes proporciones. Aquí había de estrenarlo Voizikovsky. Cuando se enrayaban estos temas españoles, Diaghilev deseaba descubrir buenos bailarines españoles. Habíamos encontrado por fin unos gitanos con excepcionales dotes coreográficas y los citamos en esa parada del tranvía. Diaguilev y yo estábamos desesperados por la informalidad de los gitanos. Llevábamos ya un «plantón» de media hora. Falla, por su parte, estaba de malísimo humor. «¿Qué relación tiene mi música con los gitanos?», se lamentaba. «¿Por qué he de ver a esa gente?» En fin, los gitanos no aparecieron y Falla respiró tranquilo. Nunca volvimos a ver a aquellos señores, que despreciaron olímpicamente la oportunidad de ser «lanzados» por Diaghilev. Y mientras llegaba el tranvía — era de esos tranvías discretos que le dejan a uno tiempo para todo — me contó don Carlos que cuando Diáguilev se llevó «El Tricornio» por el mundo, Falla esperaba que le girase sus derechos de autor. Pero, en vez de recibir dinero, recibía una gran profusión de telegramas, en los que Sergio Pávlovich —gran telegramómano— le enviaba afectuosos saludos. Cuando regresó Diáguilev a España, ni siquiera telegrafió su llegada a Falla. Este fue a verlo y se le quejó. «Mon cher Manuel» — le contestó Sergio —, mientras no tenía dinero, le agasajaba a usted con telegramas. Ahora, como traía con qué pagarle, no le he enviado ninguno. El dinero es lo más elocuente; ningún telegrama puede comparársele.» Y, en esto, pasaron junto a nosotros unas muchachas que venían del Estudio de danza del maestro Gerardo. Una llevaba envueltas unas zapatillas nuevas. Demasiado estrechas. Resulta que aún no sabemos hacer buenas zapatillas de clásico. Otra de las chicas estaba entusiasmada porque le había salido bien una arabesca... Ya dentro del famoso tranvía, dije a Bosch: —¿Ha visto usted? La rutilante caravana ha sembrado vocaciones por todo el mundo. La tierra no será tan áspera mientras existan pies que sepan rozarla levemente… —Y cabezas que sepan elevarse, no lo olvide usted — repuso mi interlocutor, pensativo... Publicado en Destino (Año VIII, No. 382, 11 de nov de 1947)
- La CND regresa a los Teatros del Canal
La Compañía Nacional de Danza dirigida por Joaquín De Luz regresa a los Teatros del Canal con un programa triple que incluye dos estrenos absolutos. · Se ofrecerán siete funciones (del 1 al 8 de diciembre) que tendrán lugar los días 1, 2, 3, 6, 7 y 8 de diciembre, a las 20:30 horas, domingo 4, a las 19 horas. · Las funciones incluyen dos estrenos absolutos: Where you are, I feel del joven coreógrafo Valentino Zucchetti y Passengers Within del director de la CND, Joaquín De Luz. · Además se ofrecerá la pieza de Ricardo Amarante, Love Fear Loss, estrenada antes del confinamiento, interpretada en directo al piano por Marcos Madrigal. · El miércoles 7 de diciembre al finalizar la función tendrá lugar un encuentro con los protagonistas. PROGRAMA: Where you are, I feel de Valentino Zucchetti con música de Edvard Grieg. Estreno absoluto. Love Fear Loss de Ricardo Amarante con música de Edith Piaf, Jacques Brel y Charles Dumont, y con el pianista Marcos Madrigal en directo. Passengers Within de Joaquín De Luz con música de Philip Glass. Estreno absoluto. Siete funciones: días 1, 2, 3, 4, 6, 7 y 8 de diciembre en la Sala Roja de los Teatros del Canal. Después de la función del miércoles 7 tendrá lugar un encuentro con el público. El programa reúne varias incorporaciones al repertorio, incluyendo Passengers Within, nueva creación del director de la CND, Joaquín De Luz, para 18 bailarines, sobre música de Philip Glass, una reflexión sobre la sociedad actual, en la que adoctrinados por la sociedad de consumo y la tecnología, nos convertimos en pasajeros ciegos de nuestras vidas. En Where you are, I feel, del joven y prometedor coreógrafo italiano Valentino Zucchetti, nos encontramos con «una celebración del romance fluido en todas sus facetas». Completará el programa la pieza de Ricardo Amarante, Love Fear Loss, con música en directo a cargo de Marcos Madrigal, basada en las canciones de amor de Edith Piaf. “Una vez más la CND presenta un programa en el que demuestra su versatilidad, talento y calidad artística. Tres piezas que llevarán al público por un recorrido estilístico y de las que seguro todos se llevarán algo precioso a casa. Esta es mi cuarta temporada al frente de la Compañía Nacional de Danza. Después de estos tres primeros años, ahora está dando fruto lo que sembramos. Ese proceso de unificar una compañía, que estaba claramente partida en dos (contemporáneos y clásicos), gracias al trabajo en el estudio y las incorporaciones al repertorio, es un gran logro. Me siento muy orgulloso y feliz por lo que han conseguido los bailarines”. Joaquín De Luz &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
- Éxtasis del Orfeo de Sasha Waltz
El Orfeo de Monteverdi estrenado ayer en el Teatro Real, y con el que se podrán deleitar los espectadores a lo largo de esta semana, es de esas representaciones que te hacen salir flotando del teatro como si el suelo no existiera y el peso del mundo cotidiano se hubiera extinguido por unos momentos. Si muchas veces costosas representaciones operísticas adolecen de unos danzables mediocres, Sasha Waltz abre horizontes de integración absoluta en lo que todo fluye con absoluta exquisitez dentro del magma de una dirección musical, a cargo del maestro Leonardo García Alarcón, rebosante de sensibilidad. Supo hacer que sonidos se convirtieran en dulzura gracias al coro -Vocalconsort Berlin- y a la Orquesta Barroca de Friburgo, con instrumentos de época que se disponen en las dos esquinas del escenario. Todo fluye, nada queda cortado ni compartimentado. Los solistas poseen todos cualidades actorales que conmueven y han realizado un enorme trabajo adoptando poses de danzas, como complicados portés que hacen que el espectador en ocasiones dude si nos encontramos ante un bailarín o un cantante. Destacó desde el inicio la maravillosa voz de la soprano Juliet Roset (Eurídice); Georges Nigl, Orfeo, conmovió especialmente en el aria "Tu se morta" con un registro vocal que se lucía más en las notas bajas; la mezzosoprano Charlotte Hellekan además de su perfecta técnica vocal, se movió por el escenario en un despliegue elegancia y saber estar. El bajo Alex Rosen, interpretó un Caronte para el que parecía estar hecho por su timbre vocal y sus condiciones físicas. Si los solistas concretan la acción con la poesía de sus cantos, la danza complementa los sentimientos, agudiza la acción dramática con intensa sutileza. La danza está en todo momento presente a lo largo de la obra, prolonga el significado. El movimiento está plénamente imbuído de la filosofía de la obra, que no es otra que el concepto barroco de la fugacidad de la existencia. Pues, por ejemplo, cuando en el acto segundo muere Eurídice y los cantos reflexionan sobre lo limitado de las ilusiones humanas, los bailarines caen al suelo de forma repentina, ¿Qué mejor modo de transmitir la sobrevenida finitud? Todo es uno: el coro baila, hasta el director de orquesta va descalzo como los bailarines y cantantes. Sin embargo la obra tiene un contraste evidente entre dos mundos: el luminoso de la existencia, y el oscuro que se marca al traspasar la laguna Estigia, que conduce al reino de los muertos. Pero todo está traducido por Sasha Waltz con una austeridad de elementos escénicos que no distraen en absoluto, es minimalista pero compleja, más bien pura. El vestuario es blanco, luego negro, no hay más color en los ropajes. Los dos mundos son evidentes sin necesidad de exceso de materiales. Frutas, flores, ramas de árbol configuran una simplicidad simbolista que toca el alma. La escenografía es un templo griego donde se celebran las nupcias, que va transitando hacia el mundo oscuro en el que reina la barca de Caronte y que se va extendiendo desde el fondo del escenario hasta llenar todos los planos. Las filmaciones en el fondo amplifican, y conforman un espacio casi ilimitado, porque hay que tener en cuenta que la eternidad es infinita. Y la danza duplica las Eurídices, pues la soprano tiene su correlación con una bailarina como si esta fuera su espíritu. Después del intermedio, esta parte espiritual del mundo de las sombras queda expresada únicamente con la danza de Sasha Waltz and Guests, no hay música porque la muerte es silenciosa. El alma de los bailarines o seres vivientes, son unas flores que les son tomadas y arrojadas al lago. A partir de ese momento la intensidad de la llegada de Orfeo, y la dramática pérdida de Eurídice cuando le es arrebatada al haber osado mirarla, y el dúo maravilloso que tiene lugar con la aparición del dios Apolo a Orfeo, y la danza final, es todo un éxtasis. Todas las artes coordinadas en grado excelso nos conducen directamente a este paraíso teatral del universo órfico creado por Sasha Waltz and Guests. MERCEDES ALBI Fotógrafo © Javier del Real |Teatro Real