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El viaje flamenco de Manuel Liñán

La aventura imaginaria y física por el flamenco que emprendió Manuel Liñan a principios de año en Jérez recala en Madrid. Después de varias estaciones en Andalucía, el bailaor llega a los Teatros del Canal de la capital para ofrecer dos funciones de 'Nómadas'. Durante esa breve estancia el artista granadino mostrará el viaje musical y dancístico en que consiste su último espectáculo.


“Nómadas es un recorrido por las distintas zonas geográficas del flamenco”, asegura Liñán, “Es un paseo por la variedad de estilos, colores y texturas de un arte que tiene muchos territorios sin explorar y que debemos explorar”, como hace este bailaor, granadino de 1980, y otros compañeros de generación que buscan nuevas vías para el flamenco y la danza española, entre los que se encuentran viejos compañero de aventuras como Olga Pericet y Daniel Doña.


“Somos un grupo de amigos que respeta mucho las fuentes y las raíces, pero que tenemos necesidad de avanzar”, explica Liñán. “Nos encanta lo que hicieron los maestros, que fueron quienes nos enseñaron, pero queremos ir más allá hasta dar con nuestra propia identidad, libre, sin prejuicios, ni estereotipos”, como pasa con la estación del viaje dedicada a Madrid, con la que cierra su último espectáculo.

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Es el baile de los caracoles, donde Liñán se pone la bata de cola y coge el mantón, como había hecho unos días antes, también en el Festival de Jerez, en el espectáculo de Belén Maya, 'Los invitados'. Con esas prendas femeninas el bailaor sorprendió a todos. Y agradó, tanto al público como a la crítica, que destacó su baile.


“Fue una maravilla”, recuerda meses después. “No sólo por la respuesta, sino porque enfundarme ese atuendo me ha permitido conocer el lado femenino que tenemos todos y descubrir un mundo nuevo de posibilidades y formas de expresarme que nunca se me habían ocurrido”.


Del resto del espectáculo Liñán destaca la “rondeña de Don Ramón Montoya” con la que homenajea al maestro y algunas de las partes más alegres de ese viaje por Andalucía. Como las alegrías de Córdoba o los tanguillos “muy sonrientes” de Cádiz que festejan el viaje que el dos veces Premios Max de Danza, una como coreógrafo y otra como bailaor, hace alrededor del flamenco.


CARLOS GALLEGO


(Fotografía Javier Fergo)

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