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Manuel Liñán, un "Nómada" cargado de emociones

Un "nómada" emocional necesita encontrar los cauces que permitan devolver a su raíces, lo que gratuitamente le entregaron como legado. Sus amplios conocimientos de todo el repertorio del más puro flamenco no son más que la herramienta o la excusa perfecta en la que sostener su nueva necesidad de expresión.

Todo el espectáculo está cargado de constantes muestras de agradecimiento. Para ello cede el sitio que merecen a sus compañeros de viaje. Compañeros de una valía artística indiscutible. La nueva aventura le resulta más reconfortante, concediéndoles protagonismo. Cambia los sitios en el escenario y baila por y para ellos. Engrandece su arte en pro de un sentimentalismo que en algunos momentos acaricia "el pellizco del duende". Víctor Márquez "El tomate" o Francisco Vinuesa, indiscutibles guitarristas, o sus cantaores Miguel Ortega, Miguel Lavi y David Carpio, no son el acompañamiento habitual de un espectáculo de flamenco, ni las piezas de una orquestación al servicio del lucimiento del baile. Resulta ser justamente lo contrario. Manuel baila movido por el sentimiento que ellos le inducen. Manuel baila para ellos, porque son ellos los que le aportan una carga emocional sin límites que hacen que salga de sus botas un flamenco muy especial.

Cuando a lo largo del espectáculo va cargando las baterías de las emociones llega el momento mágico como coreógrafo. Las "alegrías" montadas en dos pasos a dos, con un excelente juego de mantones y batas de cola, apuntan pinceladas de un flamenco vanguardista muy bien ejecutado por cierto. No está todo inventado en este mundo del flamenco, al contrario de lo que anuncian algunos coetáneos.

El punto más álgido del espectáculo lleva con "caracoles". Manuel después del viaje como nómada , ha encontrado una nueva forma de expresión propia en la que se siente pletórico. Se siente lleno de nuevas sensaciones. De nuevo una bata de cola y un "maravilloso" mantón de Manila para contarle al mundo y así mismo que su viaje tenía sentido.

A partir de ahora, a seguir trabajando en pro de esas nuevas emociones que descubren la parte más generosa de un grande exponente de nuestra cultura. Nunca olvides de donde vienes, pero que eso no impida que llegues hasta donde tus emociones te obliguen a llegar. No dejes de arrodillarte a los pies de una guitarra, ni impidas que surja el abrazo contenido al escuchar los sonidos de una garganta. Si para ello tienes que seguir viajando en tu mundo interior, no te detengas. Esperaremos que llegue la nueva parada de tu viaje como "nómada " .

GEMMA ORTEGA

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