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"Las Cuatro Estaciones de Victoria" por la Compañía Elephant in the Black Box de Jean-Philippe Dury

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El escenario es un gran salón con algunos elementos decorativos, una mesa sobre la que penden dos lámparas y a la derecha un sillón y una radio. Una ventana se proyecta con video-imágenes del exterior; es un jardín donde una joven mira hacia interior. Victoria, interpretada por Antonella Sampieri, enciende la radio y desde el aparato surge el sonido: es el Invierno de "Las Cuatro Estaciones de Vivaldi".

Los habitantes de la residencia viven allí el invierno de sus vidas. Al son de la música danzan los mismos pasos, pues son mecidos por el mismo viento, el tiempo que los conduce a todos por igual hacia su final.

Victoria dice: "Estoy entumecida por los últimos sucesos. Siento que ya no queda nada de mí. Mi pasado es como el sueño de otra persona, un recuerdo de otra vida... que ya no recuerdo..."

La obra se divide en dos partes, y especialmente la primera -un flashback subjetivo en torno al personaje de Victoria y lo que habita en su mente- es de una belleza sobrecogedora. Los habitantes de la residencia quedan inmovilizados, pegados en el fondo al muro que los separa del exterior, como si fueran niños a los que el profesor castiga. Ellos desaparecen para Victoria, que danza un pas de deux con el autor de la obra, Jean-Philippe Dury. Él se manifiesta como alguien no real, que acompaña a la bailarina en la evocación de sus recuerdos. La iluminación de la escena proviene de un único foco lateral sobre el suelo, lo que acentúa en los bailarines su apariencia espectral, la no-realidad que habita en la mente de Victoria.

Las sensaciones que transmiten los bailarines, encerrados en la residencia, danzando su invierno sin resistirse, son de una apabullante soledad. Pero la danza se despliega en un fluir melancólico, sin brusquedades. La ventana muestra imágenes en blanco y negro de las vidas que ya no viven, del pasado, del jardín en el que, en un tiempo, fue primavera.

La joven que mira a Victoria través de la ventana se va. Es el final. La vida de Victoria se ha marchado.

Ha sido todo un placer dejarse llevar por estas "4 Estaciones de Victoria" de Jean-Philippe Dury, en las que poesía y música conforman el sustrato para una danza llena de significados, que cala en el alma del espectador.

MERCEDES ALBI

(Fotografía, compañía de Jean-Philippe Dury)

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