Imaginar al maestro Vicente Escudero, lápiz en mano ante un lienzo en blanco, tratando de esbozar las imágenes cubistas de su próximo espectáculo, nos invita a soñar.
Él entendía que un buen bailarín debía dibujar en su cabeza lo que más tarde representaría con su cuerpo.
El destino ha querido que el trazado de sus líneas no tuvieran fin.
Sin duda alguna los dos grandes protagonistas de su obra serían Antonio Gades, "el ladrón de oído" como el mismo le llamaba, que entendía que "una cosa es bailar y otra pisotear la tierra" e Israel Galván el "vanguardista" del flamenco contemporáneo.
Fue Pilar López la que supo encontrar el paralelismo entre Vicente y Antonio. Ambos estaban predestinados a conocerse siendo ella el nexo de unión. Una vez que tuvieron contacto saltó la chispa de la admiración mutua. Su relación siempre estuvo cargada de mucha magia. Vicente Escudero encontró en Antonio la "comprensión" a su lenguaje, la materialización de su decálogo, su forma de entender el flamenco, de algún modo vió en él reflejada su obra. Con el tiempo, algunos le consideraron su sucesor artístico.
Antonio Gades en la película "Bodas de Sangre" de Carlos Saura, narra la serie de casualidades que le unieron al maestro:
Recientemente Israel Galván ha presentado TOROBAKA en el Théâtre de la Ville (Paris). Los éxitos cosechados con cada uno de los rompedores espectáculos que presenta en la cuna parisina del flamenco nos llevan a recordar el reconocimiento que ochenta años atrás obtuvo Vicente Escudero.
Imaginar cuales habrían sido las impresiones del maestro de maestros sobre esta figura de nuestro tiempo resulta muy sencillo. Si alguien "intencionadamente" o fruto de la casualidad ha sabido extender como pocos el trazo escondido de las líneas dibujadas por el maestro ha sido Israel Galván. Precisamente en el alejamiento del flamenco purista anida su sentir y su éxito. "Soy un 'bicho raro' dentro del flamenco, como lo han sido en otras épocas Vicente Escudero, Carmen Amaya o Farruco". Llevar el flamenco a los extremos más vanguardistas es su intención sin el ánimo de imitar a nadie, como el mismo ha declarado en alguna ocasión, pero bebiendo de las fuentes del pasado. Y esas fuentes indudablemente están muy marcadas en la pieza "Silencio" que interpreta Israel en la película "Flamenco" de Carlos Saura.
GEMMA ORTEGA