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Fortunato Depero y los Ballets Rusos de Serge Diaghilev

Estos días ha tenido lugar, en la Fundación Juan March, la exposición sobre el pintor futurista Fortunato Depero (1892-1960), en la que se ha reproducido a tamaño natural una escenografía que le encargó Diaghilev para un ballet con música de Stranvinsky, titulado "El canto del ruiseñor".

Hemos podido admirar la genialidad de este pintor, encuadrado en el movimiento futurista, que ha sido hoy en día rescatado del olvido al que fue injustamente relegado. Todo un descubrimiento que nos hace reflexionar sobre como el talento se abre camino por encima la adversidad de las circunstancias.

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La obra de Depero era tan innovadora que fue un paso más allá, incluso para un "buscardor" de la modernidad con una mente tan abierta como Serge Diaghilev, el director de la compañía de ballets rusos, situado a la cabeza de las vanguardias artísticas del siglo XX.

¿Qué sucedió con el ballet "El canto del ruiseñor"?

En aquella temporada del año 1917, los Ballet Rusos estaban de gira por Estados Unidos, bajo la dirección de Nijinsky, mientras que Diaghilev y el joven Massine viajaron desde España en coche con José María Sert y Misia a Italia. Ese invierno se establecieron en Roma donde idearon los ballets para la nueva temporada.

Los proyectos a realizar fueron tres: un ballet de tema italiano con música de Scarlatti, coreografiado por Massine con diseños de Bakst, que vería la luz bajo el título de "Le femme de bonne humeur"

Otra composición con música de Erik Satie, con guión de Jean Cocteau y diseños de Pablo Picasso, que se tituló "Parade".

Y aquel "canto del ruiseñor" con música de Stravinsky, con las escenografías de Fortunato Depero, que nunca se estrenó.

Diaghilev y Depero

Si el cubismo era un movimiento con sede en París, en Roma fue el futurismo la corriente que buscaba revolucionar las artes. Diaghilev era amigo de Giacomo Balla, el principal ideólogo del movimiento, que firma junto con su discípulo, Fortunato Depero, el manifiesto "Ricostruzione futurista dell´universo" (1915):

<<Nosotros, los futuristas Balla y Depero, queremos llevar a cabo esta fusión total, con el fin de reconstruir el universo y alegrarlo, es decir, recreándolo íntegramente. Daremos carne y hueso a lo invisible, a lo impalpable, lo imponderable, a lo imperceptible. Encontraremos equivalentes abstractos de todas las formas y todos los elementos del universo, después los combinaremos según el capricho de nuestra inspiración, para construir conjuntos plásticos que pondremos en movimiento>>

Unos fragmentos del universo que Depero creó para Diaghilev llegaron a la Fundación Juan March. Si se trataba de dar vida a formas inhertes, no había mejor campo de experimentación para postulados del manifiesto que eleborar la escenografía de un ballet.

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El primer encargo que Diaghilev hace a Depero fue el diseño de un caballo para el ballet "Cuentos rusos", del que "Kikimora", estrenado en San Sebastián (verano de 1916), era una de sus partes.

¿Qué sucedió con el caballo? Imaginamos al joven Depero entusiasmado esperando a Diaghilev, en su estudio a las afueras de Roma, para mostrarle su escultura. Massine, que le acompañaba, nos cuenta lo que pasó:

<<Cuando entramos en su habitación, el artista señaló orgullosamente su obra, ¡Un elefante bulboso y descomunal! Permanecimos mirándolo en silencio unos momentos, hasta que Diaghilev, en un repentino estallido de cólera, destrozó con su bastón el animal de cartón piedra>>

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Sin embargo, Diaghilev vió algo que le gustó mucho. Eran unas flores hechas con cartones gigantes, y ofrece a Depero una segunda oportunidad: la realización del vesturio y la escenografía para el ballet "El canto del ruiseñor". Stravinsky iba a adaptar la música de su ópera "El ruiseñor", prescindiendo del canto, para la danza.

Diaghilev sugirió a Depero que contruyera un escenario parecido a una escultura cinegética, similar a los paisajes artificiales cuya teoría desarrolla en la "Ricostruzione futurista dell´universo".

Depero trabajó durante meses en el proyecto, desarrollando extrañas formas picudas, y otros elementos totalmente innovadores, para los figurines y el jardín imaginario donde habitaba el ruiseñor.

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Los círculos artísticos de París esperaban ansiosos el estreno de la nueva obra, y Diaghilev escribió a Stranvinsky mostrando hacia ella un gran entusiasmo.

Sin embargo, el proyecto nunca se llevó a cabo. Diaghilev dejó "colgado" a Depero. Las razones por las que el ruiseñor nunca llegó a materializarse no se saben con certeza. Se barajan varias teorías. Tal vez se debió a la situación de crisis económica generada por la guerra, o a la irrupción de Picasso en el entorno de los ballets rusos -se reune con ellos en Ilalia y se enamora de la que será su primera esposa, la bailarina Olga Koklova-.

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Otras razones podrían ser la dificultad de adaptar los trajes al movimiento de los bailarines, o el retraso de Depero en la entrega de los bocetos... No se sabe.

Se puede percibir, claramente, la influencia de Depero en los diseños que realizó Picasso para el ballet "Parade".

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Lo que sí es un hecho cierto, es el final que tuvo la escenografía fabricada por Depero. El pintor, que atravesaba una de sus frecuentes etapas de penuria económica, no pudo pagar el alquiler del estudio. La casera lo desahució y destruyó el soñado jardín del ruiseñor.

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Pero la obra de Depero sigue viva, tan viva que ha podido contemplarse recientemente en esta brillante reconstrucción, expuesta por la Fundación Juan March.

Puede ser que Diaghilev olvidase a Depero, sin embargo, nunca sucedió lo contrario. Y es que el estilo del pintor evolucionó gracias a la influencia de los ballets rusos.

Sus cuadros se convierten en escenografías, y el mundo vivo de la danza habita para siempre en ellos.

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EUGENIA SARTORIUS

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