Ángel Rodríguez acaba de regresar de Alemania, donde en la ciudad de Augsburgo ha estrenado su “Medea” con gran éxito.
Echamos mucho de menos ver alguno de sus ballets en España, aunque nos alegramos del reconocimiento que están recibiendo sus trabajos en el extranjero. Se nos hace imprescindible conocer los detalles que la han llevado a triunfar en el corazón de centro-europa.
Ángel es un artista total. Nunca ostenta, pues no le hace le hace falta. Él impresiona sin querer, sin pretenderlo, como si en el fondo lo supiera y deseara pedir disculpas por ser así. No lo buscó. Su evidente belleza externa guarda una absoluta correlación con su fascinante mundo interior.
Cuando crea, cuando se le propociona un ámbito donde poder desarrollar su talento, Ángel permanece inmerso en su mundo, disfrutando cada segundo del proceso por el que sus ideas cobran vida.
Recuerdo cuando me enseñaba los dibujos de los figurines que el mismo traza, y me explicaba, lo que deseaba trasmitir, las formas que les iba a dar, en esa nube vaporosa que son los proyectos antes de concretarse en el momento final de estreno. Un nuevo sueño de Ángel al fin ha visto la luz con la “Medea” en el Ausgburg Ballet.
P-¿Por qué elegiste Medea?
Medea es una mujer que se identificaría mucho con nuestros tiempos. Una mujer fuerte, con control y exigencias que en aquella época solo pertenecían a los hombres.
Es una mujer enamorada, y ese amor que la lleva a la locura, hace que tome decisiones terribles y dramáticas, como el asesinato de sus propios hijos para hacer daño a quien la ha traicionado.
Es algo terrible, pero yo he querido buscar a la mujer frágil, quebrada por el desamor y llevada al precipicio por culpa de ese amor no correspondido.
P-¿Qué te ha inspirado?
-He tratado de realizar una obra llena de poesía, con imágenes que quedaran en la retina del espectador, y sobre todo con fuertes emociones que a quien se siente a verlo, le haga vivir cada momento, le sobrecojan e incluso llegue al punto de entender a Medea.
Medea me atrapó como esa hechicera que es y me condujo hasta el día de su estreno en abril, día que se expuso desnuda y clara ante el público.
P-¿Expuso?
-Sí, digo expuso, porque el coreógrafo se expone al juicio de todos con cada creación que realiza. Una exposición que da vértigo y que a veces incluso ahoga, pero que motiva e inspira. Con cada pieza que realizamos sacamos una parte íntima de nuestro yo, la planteamos y la exprimimos, consumimos hasta nuestro último aliento y todo lo colocamos como un puzzle mágico que encaja y cobra vida en el primer ensayo.
P-¿Es algo así como una nueva concepción? No me atrevo a decir un hijo, pero cada nueva obra no está en el mundo hasta que como los niños no nace...
-Sí, realmente, es como un nacimiento. Has parido al bebé con todas sus virtudes y todas sus imperfecciones, pero es tuyo y lo quieres.
P-Cuéntame un poco sobre el Ausgburg Ballet, ¿Quien lo dirige?
-Está bajo la dirección del artista americano del Robert Conn.
P-¿Te gustó trabajar con la compañía?
-Me encanta. El trabajo con los bailarines ha sido muy bueno, gratificante e intenso. Son bailarines que están muy abiertos a todo tipo de vocabulario.
Trabajan siempre con coreógrafos invitados, eso hace que no se asusten ante ninguna exigencia y su calidad de movimiento esté siempre abierta a lo que pides.
P-¿Cómo describirías de la forma más sintética posible qué es el ballet Medea?
-Uff, es dificil, aunque te podria decir, simplemente, que es un ballet dividido en 2 actos, con un largo y complicado collage musical.
P-¿En qué te basaste para escoger la música?
-Quería que la música tuviera una coherencia en su complejidad, y para ello necesitaba que no hubiera paradas musicales y que estuviera unida con transiciones que hicieran que la historia se contara sin cortes, como un libro que no puedes parar de leer y que aunque salte en escenas no te deja respirar hasta su final...
Ahí aparece Jesús Rubio, un joven compositor español que me ayudó con todo este trabajo. Él realiza todas las transiciones que necesito e incluso compone alguno de los momentos de la obra, y realiza un estupendo trabajo.
Le estoy muy agradecido.
P-¿Te ha sido fácil llegar hasta aquí desde el punto de vista del proceso creativo?
-La creación se compone de una serie de encuentros y de desencuentros, de marchas atrás y adelante, de tropiezos y de saltos al vacío, hasta que das con la clave de lo que realmente deseas plasmar. Una vez encuentras lo que quieres parece que todo sale como rodado.
Hasta que al final, sin casi saber como llegó el gran día, el teatro lleno, se apagan las luces…Parecía que era ahí donde todo empezaba…Pero habían pasado ya muchos meses...
Gracias a todos aquellos que lo hicieron posible.
MERCEDES ALBI
(Fotografías Nik Schölze)