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Conversando con Carlos Vilán en la Biblioteca Nacional de España


Nos reunimos con Carlos Vilán en el Paseo de Recoletos. Es Navidad y se percibe en las calles ese especial bullicio de los días festivos. Entramos en la Biblioteca Nacional. Un hermoso abeto decorado con luces azules nos da la bienvenida. El silencio contenido dentro de la solidez de los muros de mármol confiere al recinto una sensación de solemnidad. Y es que estamos en un "templo", el templo del saber, donde se guardan todos los libros que se editan en España.


Carlos está exultante, me cuenta los momentos vividos con sus éxitos en la Ópera de Rumanía, donde acaba de estrenar dos ballets en un programa íntegramente español: “El Amor Brujo” y “El Sombrero de Tres Picos”. Además ha sido distinguido con el Premio Especial del Jurado que representan a las Opera House de Rumanía entre las óperas del país por su coreografía de Carmen (Lasi, 2015) .


P-¿Cómo te sientes?


-Estoy casi recién aterrizado... Después de tres meses y medio ausente de Madrid me siento un poco aturdido, pero muy, muy feliz. El éxito de estos 2 estrenos de ballet en Bucarest ha sido inmenso... Y te voy a dar una primicia.


P-Una primicia, pero... ¿Es que hay más?


-La Directora de la Ópera de Bucarest me ha pedido que dirija la escena y coreografíe la Ópera Carmen en una nueva producción para el 2017, y además le dé ideas para un nuevo ballet.


P-¿Sería tu tercer ballet para el Ballet de la Ópera de Bucarest?


-Sí. Estamos en proyecto. Todavía no se pueden contar los detalles...



P-¿Cómo ha sido tu experiencia montando para una compañía de ballet clásico como es el Ballet de la Ópera de Bucarest?


-Imagínate. Mucho trabajo, muy duro. Los compañeros me felicitan y se admiran de que haya podido hacerlo todo yo solo. Y es cierto, parece casi imposible, pero lo hice.


P-¿Cuántos bailarines tiene el ballet de la Ópera de Bucarest?


-Son 80 bailarines. Para el “Amor Brujo” utilicé un elenco de 50, y para “El Sombrero de Tres Picos” a 48. Tienen 8 principales bailarines y bailarinas, y entre ellos escogí los que mejor daban el papel. Los pasos al principio les costaron mucho esfuerzo, pero una vez superamos la adaptación inicial, se mostraron encantados. Han descubierto en la danza española todo un mundo de nuevas posibilidades.


P-Para "El Amor Brujo" ¿Qué versión has seguido, la de Pastora Imperio del año 1915 o la de Antonia Mercé, de 1925?


-A la versión del 25 le he añadido los textos de la anterior, estrenada por Pastora Imperio. He cogido partes y argumentos como la tirada de cartas, el conjuro... En mi versión he acentuado la teatralidad, el drama que acontece y seguí los textos originales del primer estreno. Para la declamación conté nada menos que con una soprano maravillosa de la Ópera de Düsseldorf. He introducido innovaciones siempre adaptándome a las cualidades de los artistas de los que disponía.


P-En tu versión has dado casi la misma relevancia al papel de Lucía, equiparándola al de Candelas.


-Sí, yo cuento una historia de amores cruzados, también la versión de Antonio Gades lo consideró así. Tanto Candelas como Lucía tienen un gran protagonismo. Y claro al contar con 8 bailarinas principales podía reforzarlo. Lucía fue Cristina Dijmaru, el Cisne de la Ópera -y como cosa curiosa te cuento que su pareja es Bogdan Canila (a quien puse de Molinero en el Sombrero de Tres Picos) conocidos ya en Madrid pues ambos bailaron en los Teatros del Canal en la Gala de Madrid en Danza-.



Los roles masculinos de Carmelo y el Espectro permiten acentuar el juego. El paso final, que tradicionalmente es un paso a dos, yo lo transformé en un paso a cuatro y queda muy bien.


P-¿Cuál fue la reacción del público rumano al ver tus ballets?


-Estaban encantados y gratamente sorprendidos. Esperaban que iban a ver flamenco, y se encontraron a sus bailarines bailando con un estilo diferente.


P-¿Cómo es ese estilo que les has dado?


-He utilizado la danza académica y la he llevado a mi terreno: la danza española. Podría definirlo como estilo español en puntas. Para El Sombrero he usado folklore, escuela bolera y también ballet, hasta han zapateado y hecho algún redoble.


Cuando tu lenguaje de danza española lo abarcas en su totalidad, puedes fusionarla con la danza académica clásica con inteligencia y rigor. Con unas puntas no puedes zapatear, pero si hacer unos rodazanes increíbles y hasta llamar por bulerías.....



P-No sé cómo no se te han amotinado los bailarines...


-Ha sido un trabajo muy duro porque les he introducido en técnicas diferentes, pero lo conseguimos. Yo siempre preguntaba a los bailarines si se sentían cómodos con los movimientos que les sugería, y si había algo que no pudieran hacer, entonces lo cambiábamos y lo adaptábamos.


Para que algo resulte hay que trabajar con tenacidad y disciplina pero también disfrutando lo que se hace.


P-¿El público siente esa transmisión?


-Imagínate que “El Amor Brujo” tuvo 10 minutos de aplausos en el intermedio; y depués del Sombrero, al final de la representación cronometramos 15 minutos de ovación...


Incluso los mismos periodistas me contaban que no era normal un aplauso tan prolongado en el público rumano.



P-¿Has contado con el apoyo de las autoridades diplomáticas españolas?


-Me acogieron muy bien. La directora del Instituto Cervantes me felicitó emocionada y dijo que no se esperaba algo así, que era una belleza de ballet.


P-¿Cuál es el premio que te han otorgado?


-El Premio Especial del Jurado, un galardón que me concedieron por unanimidad todos los Opera House de Rumanía. Es un galardón de gran prestigio en el país, algo así como los Óscar o los Goya rumanos. Me ha sido entregado por la coreografía de la Ópera Carmen que hice el 2015 para la Ópera de Lasi.



P- Realmente, has puesto una pica en Flandes, porque desde tu llegada has españolizado Rumanía.


-Ese es mi sueño y mi objetivo, llevar la danza española al reconocimiento internacional. Cuando en ese hermoso teatro de la Ópera de Bucarest escuchas los ensayos de la orquesta, y la música española suena y se enreda por las columnatas de aquel teatro de ópera lejos de España, en el otro lado de Europa, y te das cuenta de que la has llevado hasta allí. Te sientes... No hay palabras.


P- Tuvimos el placer de informar en septiembre sobre la gala de apertura de la Ópera donde llevaste a Esther Jurado, Ricardo Cue, Sergio Bernal y Joaquín de Luz.


-Fue maravilloso, he llevado allí a los mejores. Y además, en la gala de concesión de los premios de la ópera volvieron a querer que Esther participara.


P-¿Qué bailó?

-El "Asturias" de Albéniz que yo le monté.


P-¿Es Esther tu musa?


-Tengo varias, pero Esther es una de ellas. Cuando la escogí para la Carmen que hice en Masada (Israel) ya sabía que era una grandiosa bailarina.


Y luego, cuando la traté, descubrí además que es una gran persona. Ella respira danza por los cuatro costados. Nada más aparece en escena el público siente al presencia de una diva de la danza española y los embruja.


P-Estás en un momento maravilloso, desde que llamado por Antonio Najarro, Director del Ballet Nacional de España, remontaste el Zapateado de Sarasate y el rol íntegro del Molinero de Antonio Ruíz Soler, tu maestro, y bueno... No has parado.


-Mira, hace poco en una entrevista me preguntaron cual había sido el mejor momento de mi carrera. Y respondí que siempre el mejor momento es el presente. Un bailarín en su trayectoria cosecha instantes que son sublimes sobre el escenario. Yo los tengo, y yo fui, yo era bailarín, ya no lo soy. Tengo esos instantes. Pero siempre el mejor momento es el presente.


P-¿Por qué?


-El presente es lo que te posibilita actuar, hacer cosas. El pasado pasó, y el futuro es siempre un proyecto, un sueño si acaso. Y en la vida del bailarín las segundas oportunidades existen. Nunca sabes cuando surgen, pero lo hacen. La realidad habita en el presente.

MERCEDES ALBI

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