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Entrevista a Pilar Villanueva en La Granja de San Ildefonso


La mañana resplandece en La Granja de San Ildefonso cuando Pilar Villanueva viene a visitarnos. Paseamos por los bosques, admiramos las peonías en flor, y esa misma fuerza que la primavera hace explosionar en la naturaleza va acorde con el carácter de la artista. Ella es de esas flores que surgen de forma espontánea en prados agrestes.



Y es que Pilar está llena de una energía capaz de transformar el mundo. Ella irradia creatividad, ideas y acción. Es de esa clase de personas que, si las abandonas en un desierto, plantan dátiles. Porque Pilar no se queda en el mundo de las ideas, pisa el suelo y lo hace con fuerza, movida por una pasión por la danza que es contagiosa.


Ahora está inmersa en la organización de la 4ª Edición de Beta Pública de la que es directora artística. No tiene casi tiempo, pues la muestra coreográfica tendrá lugar el próximo fin de semana -días 20 y 21 de mayo en el Centro Cultural Paco Rabal- y se marcha pronto para supervisar los ensayos en el Centro Coreográfico del Canal.


Vive en dos mundos, entre Seattle (USA), donde se perfeccionó y desarrolló su carrera como bailarina y coreógrafa, y Madrid, donde se formó y reside actualmente.

P-¿Cómo va el Beta Pública de este año?


- El festival se consolida cada vez más. Esta edición es muy fuerte, muy sólida a nivel técnico y a nivel creativo.


Estoy contenta, cada vez se presentan un mayor número de artistas y con currículums muy destacados.


P-Háblame de estos artistas.


-Por ejemplo, este año cuento con Luisa María Arias, bailarina y solista del Netherlands Dance Theater y la Compañía Nacional de Danza. En la Gala del Festival Madrid en Danza, que tuvo lugar este año en el Canal fue la mejor valorada por la crítica. Ahora ella quiere ser coreografa... O con Riedon Van Der Berg que está trabajando en Holanda y Rusia.


P-¿Beta Pública centra el foco de atención en la coreografía?

-Sí, en la Muestra coreográfica, la Asociación Beta Pública abarca además de coreógrafos experimentados, esos perfiles del que siempre fue bailarín y ahora quiere ser coreógrafo.


Hay un hueco entre la residencia de ensayos, los concursos... Y luego, poder acceder a las redes de programación. Existe un salto muy grande tanto para los que empiezan como para los que tienen experiencia y quieren probar nuevas ideas en el modo que le proponemos de interactuar con las audiencias.


A un coreógrafo novel no le contratan en los teatros si nunca han visto un trabajo suyo, si no tiene ni una grabación que mostrar... ¿Cómo puede tener alguien su primera oportunidad? A través de la Muestra a los creadores seleccionados reciben un feedback de audiencia, vídeo, fotografías de calidad profesional.




P-¿Han surgido oportunidades para los artistas que han participado en las anteriores ediciones de Beta Pública?


-A mucha gente después de Beta les han salido trabajos y ha podido consolidarse, han podido mostrar su pieza y han podido entrar en las programaciones. Ese es el hueco que aspira a llenar Beta. Nuestro objetivo es crear conexiones para los artistas, pero también crear público para la danza contemporánea.


P-¿Piensas que no se conoce lo suficiente la danza contemporánea?


-Me parece tan arcaico que la gente, cuando le hablas sobre danza piense en Julieta... Es decir, que piensen que la danza se limita al ballet, a las puntas y a los tutús, a Julieta, al Lago de los Cisnes...


Es como si en el campo de la pintura alguien supiera quién es Velázquez y a partir de él no conocieran nada más... Esa persona sería considerada un inculto, pues eso es exactamente lo que sucede con la danza.


P-¿Cuál crees que es el motivo por el que el público desconoce la danza contemporánea?


-Al público, en cierta medida, lo hemos castrado, hemos hecho sentir a la gente que son unos tontos que no entienden y muchas veces les hicimos aburrirse como ostras. Por eso y porque hay un déficit de programación, al público le cuesta asistir a ver danza contemporánea.


P-¿En dónde está la solución?


-Mira, en los museos aprendieron la lección, antes no iba nadie y desde hace unos años los han hecho accesibles para el público porque les facilitaron guías, actividades didácticas, de forma que ahora hay colas enormes esperando ver alguna exposición.


En Beta enseño guías, interaccionamos con la gente para que aprendan. El conocimiento es lo que abre las ventanas a la mente y potencia el placer, posibilita el disfrute.


Hacemos un espectáculo totalmente distinto de danza contemporánea donde el publico tiene que estar, así cerramos el círculo: coreógrafos, bailarines y público, todos unidos.


P-Es verdaderamente sorprendente que hayas puesto un festival de danza en marcha y que lo hayas iniciado en plena época de crisis y sin ayudas públicas, ¿Cómo lo hiciste?


-Por el absoluto convencimiento de compartir escenario y creatividad, esa una palabra clave: compartir...


P-Pero, ¿Cómo lo pusiste en marcha?


-Yo estaba contratada por la Sala Triángulo y se me ocurrió compartir con otras compañías el espacio que yo tenía. Empecé a proponerlo, y te confieso que a veces los demás me miraban como si estuviera loca. Pero hubo una artista, Lucía Marote, que se mostró muy interesada. Ella tenía una pieza que era una joyita y se la programé.


Así empezó todo, compartimos escenario e iniciamos el coloquio con el público, y fue una experiencia muy positiva.


Luego empece a hablar con teatros para ver quien quería prestar su espacio para un proyecto que se llamaba Beta Publica y el Centro Cultural Paco Rabal confió en la idea y nos apoya desde el principio. Así fue el comienzo.


P-¿Te dejaste los Estados Unidos para venirte a España?


-Sí, porque mi madre estaba enferma y es muy duro estar tan lejos. Fue por eso por lo que regresé aunque voy mucho allí.


P-¿Es duro iniciar algo sobre danza en este país?


-Nunca quise caer en el derrotismo de las cosas están mal, no podemos hacer nada, etc... Siempre hay que moverse, que buscar soluciones...


P-¿Tiene algún significado la palabra “Beta”?


-Beta significa en lenguaje informático algo así como cata. Cuando ya tienes una pieza hecha, antes de sacarla al mercado haces una prueba a ver si funciona con el público y terminar de perfilarla. A la Master Class del Canal la he llamado cata. Significa que quiero decirle al público algo así como “no has comido nunca comida japonesa, pues ven y pruébala” o "Si te gusta la comida japonesa, ven que te va a encantar"...


P-¿Cuáles son los pasos que tienen que seguir los creadores para inscribirse a Beta?


-Tienen que entrar en la página Talent United, que es la web que cuenta con un mayor número de artistas inscritos de todo el mundo. Desde esta plataforma se distribuye el reto de Beta Pública.


Una vez lanzado el reto, hacemos la selección entre los inscritos.

P-¿Vienen compañías extranjeras?


-Sí, este año se inscribieron unas 70 en total, seleccionamos 6 piezas de las que intento que al menos 2 sean extranjeras. Trato de equilibrar entre las compañías que vienen de fuera con las españolas.


En la actual edición cuento con una compañía que ha venido de Taiwan y son 5 bailarines y una escenografía compuesta a base de plataformas.


P-¿Cómo se llama la compañía?


-Fan Shin-yun y Weng Ching-yin, son coreógrafos residentes de Island Dance Company (Taiwan). Su pieza es interesantísima, se llama Factory.

P- Quedan pocos días...


-Me tengo que ir al ensayo en el Canal. Este año vamos a hacer una performance sorpresa.


P-¿Sobre qué?


No se si decírtelo. Te adelanto que estoy trabajando sobre las sombras. Es esa parte tuya que está en ti pero que tenemos sometida, es lo reprimido que anida en el interior de uno mismo. Pero ¿Qué pasa si de repente me doy la vuelta y me enfrento a mis sombras? Además, la sombra solo está si existe la luz... Voy a hacer que pueda ver esas sombras que están latentes.


P-¿Es una coreografía tuya?


-No, solo lo insinuaré, pero no he montado la pieza. De las 6 que hay no he puesto ninguna mía porque eran todas tan buenas que pensé que ya haría la mía en otra parte... La monto en NY en febrero.



P-¿Hacia dónde crees que evoluciona la danza contemporánea?


-¿Quién puede saber eso?... Esa pregunta encierra una contradicción porque si supiéramos donde va, el camino ya estaría definido y trazado; y si ya está definido se perderían las posibilidades de innovar.


No se sabe hacia dónde va, ni sería bueno que esta pregunta tuviera una clara respuesta.


Lo importante no es a donde va, sino que vaya.



Merche Albi

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