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Entrevista a Eduardo Leal, un valor flamenco emergente


Quería conocer a Eduardo Leal, confieso que me intrigaba. Es para mi una especie de símbolo de esa generación emergente de nuevos creadores en danza española. Eduardo floreció de forma repentina, dentro de lo inesperado en una trayectoria vital en la que exteriormente nada parecía pronosticar que iba a convertirse en bailarín. Él tiene el poder de vencer los obstáculos a base de tesón y de talento.


Nada se hace sin pasión, él la tiene dentro, casi le quema, se nota en su mirada. Pero a la vez carece de pose, es tal cual es, muy auténtico, por eso contagia.


Él habita inmerso en su itinerancia artística y su libertad, y a la vez convive con su marido, Rubén Olmo, y le acompaña en la nueva etapa que recién ha comenzado como director del Ballet Nacional de España. Pero Eduardo no es como la sombra que permanece opacada junto a quien ostenta actualmente el cetro de la danza española sino todo lo contrario, pienso que Eduardo es su luz.


Quedo con él. Noto la gran curiosidad con que lo contempla todo. Siento que es portador de futuro.


Fotografía Espacios Mentales

-¿Dónde has estado?


-Acabo de regresar de Israel donde fui con Javier Latorre, que me invitó a participar en su espectáculo “Concierto Fantástico” del Festival Internacional de Cámara Eliat. Ha gustado mucho. Interpreté “Asturias” de Albeniz.


-¿Una coreografía tuya?


-Sí. Me apetece mucho hacer coreografías, actualmente es lo que más me llena.


-¿Siempre has sentido deseos de coreografiar?


-No, es algo que se me ha despertado desde hace unos cinco años.


-¿Cuándo comenzaste a idear coreografías?


-Fue cuando conocí a Patricia Guerrero. Coincidimos ambos recién llegados a Sevilla. Ella había venido de Granada; yo de Madrid… Nos encontrábamos al principio un poco desubicados y surgió la inspiración. Hablamos y creamos una pieza para el Certamen coreográfico.



Y aunque no ganamos, el premio vino después porque Rubén nos la incluyó en el espectáculo “Metáfora” del Ballet Flamenco de Andalucía. Así, poco a poco, empezaron a surgirme nuevas cosas.


"Altano". Fotografía de Paco Barroso


-Cuéntame algo sobre los trabajos coreográficos que emprendiste.


-Hice una coreografía titulada “Las galeras”, que fue estrenada para el Festival de Teatro de El Ejido. Disfruté muchísimo en el proceso creativo con las alumnas del Conservatorio de Almería. Era una pieza para 16 intérpretes. Fue super-emotivo. A partir de entonces siento que se generó un lazo muy fuerte con ellos.


También he coreografiado a artistas como Luisa Palicio.


-Me gusta mucho como baila Luisa.


-Sí, es muy buena, hace lo que sabe y domina, no es nada forzada y eso se agradece.


También hice tres coreografías para “La muerte de un minotauro” que llevó Rubén al Festival de Itálica; y acabo de hacer esta Navidad varias piezas para “Ay! Viñetas de Lorca”, estrenado en Berna por los Flamencos en Route…


"La muerte de un minotauro". Fotografía Fernando Boccio


-No paras, y ahora acabas de instalarte de nuevo en Madrid.


-Sí, ha significado para mí un cambio muy grande. Cuando nombraron a Rubén director del Ballet Nacional de España teníamos forzosamente que vivir aquí.


-Sin embargo, no estás con él en el Ballet Nacional ¿Por qué?


-Personalmente siempre estoy y estaré a su lado, pero profesionalmente, prefiero ser libre y continuar desarrollando mi propio camino.


"Ay! Viñetas de Lorca" de Flamencos en Route. Foto de Alex Spichale


-¿Cómo decidiste ser bailarín?


-Me gustaba bailar desde muy chiquito. Nací en Almería, soy de un barrio flamenco por lo que es algo que siempre ha estado en mi vida. Me enamoré de la danza a la primera oportunidad. Recuerdo que mis primos hermanos Paco y Chelo me llevaban a verlos bailar, porque eran de una especie de grupo de coros y danzas. A mi me fascinaba. Y me apuntaron en Garrucha en una academia de baile donde estuve de los 5 a los 9, pero por las presiones dejé de bailar.


-¿Como Billy Elliot?


-Todo el mundo se siente reflejado en Billy Elliot, por eso tuvo tanto éxito la película, y es que por desgracia falta mucho apoyo y comprensión para el niño que quiere ser bailarín.


"Ay! Viñetas de Lorca" de Flamencos en Route. Foto de Alex Spichale


-¿Era tu vocación?


-Totalmente. Quizá en ese momento no era totalmente consciente, pero las cosas que yo hacía como bailar a escondidas...


-¿A escondidas?


-Sí, había un programa de sábado por la noche y yo lo grababa en vídeo. Y cuando no estaban mis padres, corría el pestillo de la puerta para que nadie entrase y a bailar. Hacía las coreografías del programa, de aquella manera… claro, como podía.


Una noche retransmitieron una gala en el Teatro Real del Ballet Nacional de España. Era en la época de la dirección de Aída Gómez. Me impresionó muchísimo lo que vi, tanto que nunca quise borrar la cinta. La guardé para siempre.


"Ay! Viñetas de Lorca" de Flamencos en Route. Foto de Alex Spichale

-¿Qué había en la grabación?


-Era un programa del BNE precioso con "Ritmos“ de Alberto Lorca; "A mi niña Manuela" de Eva Yerbabuena; "Silencio ragasgado" de Aída Gómez; Luz de alma” de Javier Latorre; y en la segunda parte, “La Celestina” de Ramón Oller.


Y, aunque yo entonces no lo sabía, fue la primera vez que vi a Rubén, pues hacía el Calixto de “La Celestina”.


-¿Fue premonitorio?


-Sí, es posible.


"Ay! Viñetas de Lorca" de Flamencos en Route. Foto de Alex Spichale


-Pero si solo ensayabas a tu aire en casa, ¿Cómo te convertiste en bailarín?


-Estaba en mi destino sin que nadie pudiese imaginarlo. Ni yo mismo, pues trabajaba en un supermercado. Fue gracias a mi hermana. Ella conocía mi vocación y me apuntó a una audición para bailar en un programa de Telecinco. Viajé a Madrid a casa de una amiga que bailaba profesionalmente y dio la casualidad que ocurrió el atentado del 11 S. La conmoción del suceso hizo que faltasen bailarines para un gira a China pues no querían viajar. Así que me fui con ellos.


-¿Cómo lo hiciste sin tener formación?


-Me pusieron atrás, de relleno. Ni te imaginas la impotencia que sentía y lo que lloré. Era como si se cumple tu sueño y al mismo tiempo estás atrapado, no puedes vivirlo porque no tienes preparación. Mi único deseo era aprender, como fuese, pero aprender…


Al regreso de la China, me vine a Madrid sin un duro. Fui a la Asociación de Profesionales de la Danza. Ana Cabo, que era entonces la directora, me presentó a Carmen Rollán, me quiso enseñar y me puso en su clase con los niños. Yo tan grande y con los niños… Pasaba tanta vergüenza, que duré solo un mes.


Pero yo quería bailar, tenía que hacerlo aunque tuviese tanto retraso. Y, volví en otro asalto, esta vez tomé clases de danza, me presenté a las pruebas del Real Conservatorio Profesional Mariemma, ¡Entré! Allí logré formarme con muchísimo esfuerzo. Todo el mundo opina que fui muy rápido. Lo hice.


"Ay! Viñetas de Lorca" de Flamencos en Route. Foto de Alex Spichale

-¿Cómo pudiste sin haberte formado de niño?


-Tuve una ventaja y es que los niños no saben lo que quieren con la determinación con que lo sabes cuando ya tienes 18 años. No tenía nada, ni dinero con el que poderme mantener. Y además estaba el orgullo que yo sentía frente a mis padres, que no me tomaban en serio… No había otro camino sino entregarme en cuerpo y alma.


También tuve mucho apoyo de los maestros. Encontré a Mariló Uguet que fue decisiva en mi formación. Siempre le estaré agradecido. Ella me ha marcado.


Antes de terminar el curso ya me contrataron para la compañía de Joaquín Cortés, y ahí empezó todo. Fue cuando mis padres comenzaron a convencerse de que ese era mi destino. Y por cierto, en la compañía me llamaban Billy Elliot porque era el más chico de todos. Tenía 19 años.


"Ay! Viñetas de Lorca" de Flamencos en Route. Foto de Alex Spichale


-Demostraste una gran determinación de carácter.


-Yo cuando quiero algo voy a por ello y lo hago, soy así. Conocí a muy buenos compañeros con los que todavía estoy muy unido, como Carmen Iglesias, Carmen Angulo…


-No me digas nombres porque no podrás nombrar a tantos y luego se molestarán (bromeo)… ¿Cuándo conociste a Rubén?


-Entré en la Compañía de Rafael Amargo, y allí lo conocí, pues estaba de repetidor. Rubén llevaba toda la compañía. Y cuando quiso montar la suya propia, me fui con él.


-¿Fue un amor a primera vista?


-Me enamoré primero de su arte. Todos estábamos y estamos enamorados de su arte. Ha sido mi verdadero maestro.


-¿Qué artistas son los que más te han influido en tu carrera?


-Las dos personas que considero decisivas en mi desarrollo han sido Rubén Olmo y Rafaela Carrasco.


-¿Me podrías contar cuál es tu tendencia creativa como coreógrafo?


-¿Tendencia? Es complicado hablar de tendencias, en mis trabajos no me muevo por tendencias sino por vivencias.


-Imagínate que tuvieras una máquina del tiempo y pudieses viajar a ver un espectáculo, ¿Qué irías a ver?


-Me iría a ver a los Ballets Rusos de Diaghilev.


-¿Una actuación donde pudieras ver bailar a Nijinsky?


-Por supuesto. Me encantaría ver un ballet de esa época, con aquella grandiosidad, con ese vestuario. También me iría a ver un ballet de Antonio el Bailarín; o un rodaje de una película de esa época en la que había siempre mucha danza. Si tuviera la máquina del tiempo me encantaría a ver tantas cosas...


-¿Admiras a los maestros de antes?


-Muchísimo. Hicieron verdaderas joyas. Ahora carecemos de presupuesto para hacerlo del modo en que ellos lo hacían. Fue un tiempo maravilloso. Ahora las coreografías se tienen que restringir a muy pocos bailarines. A mi me encanta coreografiar grupos numerosos, pero obligatoriamente los medios limitan la realidad. Las compañías grandes se han extinguido.


"Ay! Viñetas de Lorca" de Flamencos en Route. Foto de Alex Spichale

-Es curioso que Flamencos en route, que está en Suiza, pero vinculada siempre a artistas españoles como tú, haya cumplido 35 años. No creo que ninguna compañía española haya podido tener tan larga vida.


-En España es una pena que las compañías no puedan sustentarse. La labor que hace Brigitta L. Merki en Suiza me parece admirable. Flamencos en route es una compañía de referencia que además se ocupa de apoyar a los nuevos creadores, como la oportunidad que nos acaba de brindar a David Coria y a mi.


"Ay! Viñetas de Lorca" de Flamencos en Route. Foto de Alex Spichale


-Es verdad, ha sido una obra sobre Lorca que se ha estrenado esta Navidad en Berna, y la habéis coreografiado con Brigitta ¿Qué piezas hiciste tú?


-He hecho una percusión con un zapateado, una pieza repetitiva inspirada en el trabajo del campo; también hemos hecho una versión muy bonita de “Las tres morillas” -yo estoy muy influenciado por las mujeres, de hecho mi casa era un matriarcado y me gusta mucho ensalzar la labor de la mujer trabajadora, me inspira el tener como protagonistas mujeres valientes-, y he coreografiado unos tangos flamencos muy festeros en homenaje a la tradición festiva andaluza.


-¿Cuáles son tus planes inminentes?


-Me voy a final de mes a montar una pieza al Centro Andaluz de Danza en Sevilla. Estoy adaptándome a la vida madrileña y, aunque tengo siempre que viajar, me apetece hacer actividades como matricularme a un taller de cerámica, seguir con mis pinturas…


-No sabía que pintabas.


-Es una forma de evasión. Me gustan mucho las actividades artesanales, pinto cuadros abstractos en los que empleo relieves, incluso he hecho telares y coso, hago vestuario, diseño…


Ahora estoy casi recién aterrizado en Madrid, pero siempre pienso que las nuevas etapas y proyectos serán muy positivos. Tenemos mucha ilusión.


MERCEDES ALBI



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