Helena Martín cautiva con sus pasos de gacela, es un ser de aire. Por eso, aunque de danza española, es una bailarina que excede a los encasillamientos de estilo, salvo en su expresividad, algo que desprende de forma consustancial, sin artificios.
Su trayectoria desde el Ballet Nacional de España, donde fue intérprete principal de “Bolero” del maestro Granero, primera bailarina del Ballet Teatro Español de Rafael Aguilar, José Antonio (BNE), Joaquín Cortés (Gitana Cortés Project) y Antonio Gades (BNE); es candidata a los Premios Max como Mejor Intérprete Femenina por su Medea como artista invitada de la compañía Antonio Márquez. También es fundamental en su evolución su colaboración con el bailarín y coreógrafo de danza contemporánea Patrick de Bana.
Como coreógrafa, hay que reseñar «Igual que tú», pieza creada junto a Saulo Garrido con dirección artística de Candela Peña; «El Baño», y «Los Narciso» su primera coproducción con los Teatros del Canal, donde estos días estrena su "Carne de perro", dentro del ciclo Canal Baila, los días 28 y 29 de septiembre.
-Me gusta el título de tu nuevo obra, "Carne de perro". Es muy original ¿de dónde viene?
-Una compañera con la que he trabajado muchos años, vino a verme interpretar Medea en el Teatro Gran Vía. Cuando acudió a saludarme finalizada la función, se me queda mirando y me dice: "es que tía, tu eres carne de perro". Me hizo mucha gracia.
-¿Qué significa?
-Es una expresión que se le atribuye a alguien fuerte. Es como decirte contigo no pueden, en este caso significaba que pasan los años y sigues bailando un papel tan exigente como Medea.
Se me quedó grabado "soy carne de perro". Porque aunque no lo cuento y solo muestro el lado escénico, me sucedieron cosas muy fuertes en el plano personal.
-¿Qué te pasó?
-No lo suelo contar porque pienso que todos, en algún momento, atravesamos momentos muy duros en los que necesitamos que nos echen una mano para salir a floto.
-Me dejas intrigada.
-Verás, yo tengo dos hijos. Cuando mi hija mayor tenía cuatro años fue diagnosticada de autismo. A partir de ahí todo lo que habías imaginado para ella se derrumba. Hay que mudarse, cambiar la piel...
-Debe ser algo terrible recibir una noticia como esa.
-Lo peor fue que la persona que me tenía que haber apoyado... fue quien me hizo más daño. Me juzgó muchísimo por la manera que yo tenía de cuidar de ella, y no solo eso, sino que me dejó sola.
Entonces, en un momento en el que me sentía hundida recordé lo que me había dicho mi compañera: "yo soy carne de perro, puedo con ello, tengo que tirar hacia adelante".
-¿Tu cuerpo ha vencido al tiempo?
-Yo ya no tengo ni veinte, ni treinta años... voy cara a los cincuenta, pero afortunadamente estoy muy fuerte físicamente, aunque hay mil cosas que no las transito de la misma manera. Los golpes que ha recibido mi cuerpo se ven reflejados en mi baile, así como en mi modo de crear.
-¿Un coreógrafo, como un escritor, se nutre de sus propias vivencias?
-En mi caso sí. Por ejemplo, en la anterior obra que monté aquí, también coproducida por los Teatros del Canal, titulada Los Narciso, hago una traslación del Dido y Eneas a una familia que se reúne para la cena. Entonces, yo lo enfoco desde un nuevo personaje: la madre, que es la columna vertebral del espectáculo. Aunque yo no lo bailaba, sino que coreografié y dirigí a otros bailarines.
-¿Consideras que la danza es una encarnación de música y emoción?
-Una vez leí una crítica sobre un pintor que me encanta, Norbert Schwontkowski. Lo definían como un artista capaz de resolver "lugares intermedios", esos que ocupan la brecha entre lo mítico y lo mundano. Pensé, eso es justo lo que yo siento. Así entiendo yo la danza. En mis obras estoy siempre arriba y abajo, entre lo cotidiano y lo que se nos escapa. Trato de crear mi propio espacio intermedio.
-Entonces, ¿qué significa para ti la danza?
-Es mi profesión, es lo que sé hacer, tuve la suerte de que mi madre me apuntó a ballet con tres años y encontré mi vocación. La danza es mi manera de expresarme y el vehículo que utilizo para contar, porque a mí lo que me gusta es el ballet narrativo. Soy una contadora de historias.
-¿Vibras más cuando interpretas personajes?
-Es lo que me ha interesado desde siempre. Y he sido muy afortunada de haber bailado los grandes roles para mujer que hay en la danza española, cuando estuve en el Ballet Nacional de España, donde he hecho tantos papeles; en el Ballet de Rafael Aguilar he interpretado a todas sus protagonistas, y hasta he podido volver a hacer Medea cuando Antonio Márquez retomó la obra.
-Tu estilo de bailar lo defines como danza española contemporánea, ¿se está desdibujando la danza española?
-No, para nada, la irrupción del contemporáneo en nuestro estilo es el fruto de una evolución. No es algo nuevo como algunos podrían pensar, sino que es una tendencia que se inicia desde mediados del siglo pasado y es la gran artífice del repertorio de la danza española.
-¿Podrías facilitarme un ejemplo de una obra "antigua" de repertorio español?
-"Rango", una obra que Rafael Aguilar montó a mediados de los sesenta basada en "La casa de Bernarda Alba". La protagonista Adela, en mitad de la soleá, se tira por el suelo mientras el cante dice: "yo siento que me deshago, que mi cuerpo ya no es mío".
Por tanto, ahora nadie debería sorprenderse de que nos arrastremos por el escenario, simplemente es el fruto de una tradición que evoluciona.
-Utilizas en "Carne de perro" la música del Stabat Mater de Pergolesi.
-Sí, me gusta tanto la letra del Stabat Mater, que yo ya había usado aunque en la composición de Vivaldi. En "Carne de perro" hay músicas de otros compositores, pero el artífice del espacio sonoro es Pablo Peña, mi compañero en la obra.
-Ante el estreno de "Carne de perro" en los Teatros del Canal, ¿qué deseas transmitir al público?
-"Carne de perro" aunque es algo muy personal, no se cierra en mí, no hace falta tener una hija con autismo (que además no aparece en la obra) para compartir sentimientos comunes con el espectador. A todos nos han abandonado en algún momento de la vida, o nos hemos sentido juzgados injustamente... Me interesa transmitirles algo que compartamos, no cerrarme en mí misma, en mi yo, en mi problema. Busco conectar con ellos a través de esa poética pura y dura que todos albergamos dentro.
MERCEDES ALBI
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