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Hasta la locura se acaba, por Joaquín Albaicín

  • Foto del escritor: sertorio
    sertorio
  • 13 jun
  • 3 Min. de lectura

HASTA LA LOCURA SE ACABA

JOAQUÍN ALBAICÍN

Escritor. Director de la revista Cultural Flamenca Extremeña

 

  Agradeciendo de antemano la invitación de mis queridos amigos Juanjo y Rosa a empuñar la pluma y dejarla correr sobre las páginas de esta espléndida revista, debo honestamente admitir que, de salida, me quedo un poco en blanco. ¿Por qué? Por el tema. Porque nada en la vida flamenca de la última década me sugiere relación alguna con el vocablo hito.


Toda la actividad artística la mueve el sector público

Me vienen a la cabeza modestos hitos de propia cosecha, como la fundación y dirección de nuestra revista Cultural Flamenca Extremeña. O la publicación de Plata en las manos, único ensayo que he escrito sobre temática exclusivamente flamenca. O que empiece a sonar en las plataformas aquel disco de Salomé Pavón que en su día se quedó ahí y fue la grabación postrera de Arturo Pavón…


  Pero claro, eso es mi vida. Si trasciendo ese ámbito de la satisfacción íntima y me planto en los medios, lo primero que constato es la total desaparición -reemplazada por un mero simulacro- de la industria discográfica que, antaño, en tan gran medida contribuía a consagrar a un artista. Porque, ¿cuántos discos, lector, ha comprado usted en estos últimos diez años? Hablo de discos de verdad, no de descargas.


Lo primero que constato es la total desaparición de la industria discográfica 

  Y sí, hay excelentes cantaores, bailaores, guitarristas y demás que me encantan, pero sigue sin aparecer -o sin ser reconocida- esa figura con carisma para llenar por sí sola una época. Los centenarios de Caracol y Porrina pasaron sin que les fuese tributada una gala de homenaje por todo lo alto en la capital de España, no hablemos de otras ciudades. Y es que, ahora que -por desgracia- toda la actividad artística la mueve el sector público, queda claro que, en el momento de la verdad, ese sector público sólo se implica si la gala va a salir barata o un amigo del ocupante del despacho va a estar a cargo en ella de esto o de lo otro.


Los centenarios de Caracol y Porrina pasaron sin que les fuese tributada una gala de homenaje por todo lo alto

Por otra parte, ni la prensa generalista ni la televisión reflejan nada de lo que ocurre sobre los proscenios de nuestro arte: lo que esta lleva una década emitiendo son, sobre todo, programas enlatados desde hace seis u ocho lustros, es decir: de otra época.


Ni la prensa generalista ni la televisión reflejan nada de lo que ocurre sobre los proscenios de nuestro arte

En el presente, la vida artística flamenca ha quedado mayormente confinada a webs inactivas y redes sociales que reflejan más anhelos que realidades. Se ha construido un país en el que parece esperarse que el artista -como la gente en general- viva de ayuditas y paguitas a la par que edificado una mentalidad según la cual a todo el mundo le asiste el supuesto derecho a leer tu libro, verte bailar, “tener” tu disco o escucharte tocar la guitarra gratis.


 Lo decía ya un personaje de El aire de un crimen, de Juan Benet: “Hasta la locura se acaba, capitán. Dentro de poco ya no nos dejarán ni la locura. El Estado se hará cargo de todo, hasta de la locura”.

 

* Publicado originalmente en Zoco Flamenco n.º 62, Junio 2025

 
 
 

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