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Triunfo español en la Ópera de Bucarest


Desde que Carlos Vilán fue el pasado 2015 a montar la coreografía de la Ópera Carmen, bajo la dirección de Karel Drack de la Ópera de Viena, para el Ballet de la Ópera de Lasi, el éxito le ha sonreído y ha propiciado la apertura de una nueva puerta por la que ha penetrado la danza española con triunfo y honores.


Es un orgullo que la "Gala Extraordinaria de Ballet", que inauguró la temporada de la Ópera Nacional de Bucarest el 16 de Octubre, dirigida por Renato Zanella, fuese el éxito de lo español, nuestros bailarines fueron los grandes triunfadores. En la filmación que se enlaza pulsando sobre las letras color rojo de este párrafo, se puede ver íntegra la primera parte de la gala y como los españoles van creciéndose y ganando terreno. Al final... se adueñaron.


Esther Jurado y Sergio Bernal del Ballet Nacional de España, situaron a la danza española en su lugar de honor, que no es otro que junto a los primeros bailarines de la Ópera de Paris, la Scala de Milán, la Ópera de Viena, la Opera de Bucarest, New York City Ballet...


Esther comenzó con "Zambra" de Ricardo Cue y ella misma -pues Ricardo extrae, pero deja en libertad al intérprete-, con la música que Manolo Sanlucar compuso para el Ballet Medea. Lo hizo con temperamento y majestad. Se aprecian en ella nuevos registros, con acento mayor en la elegancia de su danza y sus dotes para el cambré. En la segunda parte, bailó el estreno absoluto de una nueva coreografía de Carlos Vilán, "Asturias" con música de Isaac Albeniz, acompañada por la Orquesta Sinfónica Nacional.


En el "Asturias", Esther apareció a contraluz, con una bata de cola preciosa en rojo y negro. La supo "andar"(cosa muy difícil en escena) respirar, bailar y disfrutar con la musicalidad de sus castañuelas acompañada de la orquesta sinfónica en directo. La coreografía de Carlos Vilán al vestir con bata el "Asturias" de Albéniz, le ha conferido a la pieza un carácter poco común y de gran elegancia, alejado de la estridencia de un uso exagerado de zapateados o palillos, pues quiso hacer una danza de notable escuela andaluza, con llamadas por bulerías, reteniendo tempos rematados al aire de Albéniz.


Sergio Bernal, bailó la "Farruca del molinero" del "Sombrero de Tres Picos" de Manuel de Falla, montada por Carlos Vilán sobre la coreografía original de Antonio el Bailarín.


Esta pieza es emblemática. Toda una exhibición del prodigio de la danza española, que exige un alto nivel de virtuosismo. Sergio Bernal la borda. Y Antonio el Bailarín, sigue vivo en ella. Es todo un ejemplo de como una danza se transmite de generación en generación, a través de sus intérpretes que se convierten en maestros. Carlos Vilán la aprendió del mismo Antonio, y la interpretó por primera vez en el Ballet de María Rosa en 1989. Con gran éxito la giró internacionalmente y la perfeccionó, añadiendo el comienzo con la capa, bajo la supervisión del maestro.


A Sergio Bernal, Carlos se la montó en el año 2010. Desde entonces ha triunfado con ella de forma arrolladora por los grandes escenarios del mundo (Atenas, Londres, Miami, Cannes...). Sin olvidar, recientemente, en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, el "Homenaje a Antonio Ruiz Soler" del Ballet Nacional de España.


A continuación de la "Farruca del Molinero", Joaquín de Luz impresionó con "El Corsario" con cuyo esclavo cerró la primera parte de la gala. Entonces, la suerte ya estaba echada, los españoles se habían adueñado de la gala.


El paso a dos "Folía de Caballeros", interpretado por Sergio Bernal y Joaquín de Luz, que además son sus autores. Sergio, deslumbrante de técnica y magnetismo, ha traspasado los límites de la danza española y es tan versátil que podría pertenecer al elenco de cualquier compañía de ballet del mundo, y así lo demostró bailando con un soberbio Joaquín de Luz, que se sale en cada salto y piruette. No sólo fue un alarde de técnica por parte de ambos, sino que fueron más allá uniéndose en el arte con una complicidad extrema sobre el escenario que entusiasmó al público.


Una gala memorable, un éxito apoteósico culminado con unos aplausos prolongados y tan intensos de esos que quedan grabados para siempre en el recuerdo.

MERCEDES ALBI

Fotografías de Raisa Hagiu

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