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Entrevista a Olga Pericet


Olga Pericet rebosa encanto. Aparece en el Centro de Arte Flamenco, Amor de Dios, como si fuera deprisa, cargando su mochila al hombro como una estudiante más. Pero hoy es un día especial. La casualidad quiso que hubiéramos concertado la cita antes de conocerse la noticia de que había sido galardonada con el Premio Ojo Crítico. El jurado ha valorado para su concesión: su versatilidad como intérprete y su creatividad a la hora de entender la danza española y el flamenco; su trayectoria, que transciende lenguajes coreográficos, y su valentía para asumir riesgos artísticos.

Los bailarines la abordan por los pasillos, la besan para felicitarla. Y es que el aire que se respira en Amor de Dios es especial. Las fotografías antiguas de los grandes maestros del flamenco contemplan la ilusión de los jóvenes artistas. Hay un bullicio constante donde se entremezclan sus charlas con los ecos de guitarra, castañuelas y un vibrante taconeo. El pasado y el futuro se funden como si fueran un único cuerpo vivo.

Buscamos un rincón para conversar. Olga es menuda y perfecta como una preciosa muñeca de cabello ensortijado. Ella cautiva con una mirada que sabe ser dulce y vivaz a un mismo tiempo. Mira como baila.

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-¿Cómo sentiste que dentro de ti habitaba el duende de la danza?

-Yo no lo sabía. Eso no se sabe. Es algo que te dicen los demás pero tu no sabes que lo tienes. Es algo que se siente.

No recuerdo ni mi primera función. Sí se una anécdota sobre una actuación escolar. Yo tenía 5 años. Durante los aplausos finales me negué a bajarme del escenario, y el público aplaudía y yo seguía saludando y saludando, sin quererme bajar de allí.

En mis sueños nunca pensé en ser otra cosa que artista.

-Pero tu apellido es uno de los que tienen una mayor tradición en la danza española, ¿Qué parentesco te une a la familia Pericet?

-Mi familia tiene varias ramas que se expanden por Córdoba, Aguilar... Ellos son primos hermanos de mi abuelo, que siendo un gran aficionado al baile flamenco nunca se ha dedicado. Pero sí aprendí y me eduqué en el estilo Pericet porque mi profesora de Córdoba, Maica Moyano, impartía esta escuela bolera.

Cuando yo, de niña, soñaba con ser artista, todavía no los conocía. Sabía de su existencia, pero los consideraba como que estaban lejos, muy lejos... Allá por Argentina. Y...¡Zas! Un día, de casualidad, nos encontramos...

-¿Dónde os encontrasteis?

-Fue toda una sorpresa. Sucedió en Sevilla. adonde acudí para un certamen, y Carmelita y Ángel estaban en el jurado. Era como si la vida me los tuviera que cruzar.

Enseguida quisieron conocerme. Y fue tan emocionante. Recuerdo la gran alegría que tuvieron cuando se reencontraron con mi abuelo.

A partir de ese momento he tenido mucha relación con ellos, sobre todo con Eloy que es quien reside en Madrid.

-Entonces, tú buscas un camino artístico por decisión propia, sin que te hubiera condicionado la tradición de tu apellido.

-Desde que mi madre me apuntó en una academia local sabía que eso era lo que yo quería. Si me preguntaba qué quería ser, contestaba sin vacilación alguna: artista.

Pienso que yo no lo he elegido, eso es algo que te elige a ti.

-¿Estudias danza en Córdoba?

-Sí, allí termino la carrera. Y quiero significar lo mucho que Maica Moyano ha hecho por la danza en este país.

Luego, me marcho a Sevilla, y amplio estudios con Manuel Marín, La Toná, Matilde Coral... Quería marcharme a Madrid, pero mi familia no tenía medios para costearme la estancia, y me marché a trabajar al extranjero para ahorrar.

-¿Bailabas?

-Sí, fui a Japón, y también después estuve bailando en Canarias, hasta que tuve dinero para lanzarme a la aventura de irme a Madrid.

-¿Cómo te fue?

-Muy duro, los comienzos son durísimos. Me presentaba a las audiciones y no cuadraba en ningún sitio. Por mi físico y mi forma de bailar no encajaba en un cuerpo de baile. El dinero se me acababa... Imagínate como te sientes.

-¿Llegaste a arrepentirte de tu decisión?

-Jamás. Mi deseo de bailar era tan grande que siempre tiré hacia adelante. Ha habido momentos difíciles, complicados, pero nunca he caído en el desaliento. Mi vida es la danza.

Entonces, recuerdo que Cristobal Reyes me invitó a sus clases.

-¿Cuál es el momento en que comienzas a sentir que tus pasos te conducen hacia el éxito?

-Poco a poco comienzan a conocerte. Te van viendo bailar, y te llaman. Fue decisiva mi actuación en el Teatro Bellas Artes, donde se reunía el círculo de artistas profesionales.

Una vez tuve esa oportunidad, empecé a ascender en mi carrera.

-Cuéntame algún momento muy especial de esa época.

-Fue en el Teatro Lope de Vega. Yo interpretaba la bailarina de una caja de música en el ballet “Poeta en Nueva York·. En el estreno había artistas de todas las disciplinas

-Almodovar, Marisa Paredes, Paz Vega...-. La pieza duraba poco, pero al terminar de danzarla, el publico se puso de pie aplaudiendo. Fue un momento que nunca olvidaré. Creo que ese fue el momento de mi gran salto. Incluso ahora me llena de emoción, cuando conversando con gente joven de otra generación, recuerdan haberme visto como “la bailarina de la caja de música”.

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-¿Cómo definirías tu estilo de baile?

-Mi estilo es bastante personal. Pienso que no está cerrado a algo en concreto sino que es la suma multidisciplinar de los conocimientos y experiencias que he recibido.

Yo he tenido grandes grandes maestros -José Granero, Manolete, Matilde...-. He tenido la fortuna de poder absorber los conocimientos de una generación que ahora se está yendo. Vivo en la contemporaneidad pero con esas raíces fuertemente aprendidas.

-¿Cuándo das el salto a la coreografía?

-Fue una necesidad que sentí como una evolución de mi crecimiento personal. Ya había estado y compartido con muchas compañías nacionales, cuando decidí salirme de todo y empezar mi propio trabajo.

Me presenté al Certamen Coreográfico, y a partir de ahí no he parado de coreografiar y hacer espectáculos producidos por mí y con mucho esfuerzo.

-¿Cuántos espectáculos has hecho?

-Llevo ya unos 15 espectáculos creados; unos codirigidos y otros en solitario, como estos 3 últimos.

-¿Por qué tus trabajos de colaboración son más numerosos que los que has coreografiado en solitario?

-He prescindido de mi ego, vivir encerrado en uno mismo me aburre. Me ha motivado mucho más el colaborar con los demás; y lo he hecho con compañías contemporáneas, de folklore, etc.. Para descubrir nuevas experiencias. Esto me ha incentivado mucho más que dedicarme a luchar por mi propia “marca”.

Siempre mi carrera se ha basado en compartir con grandes -Belén Maya, Rafaela Carraso, Miguel A. Berna, Teresa Nieto, el BNE, creaciones con Manuel Liñán, Marcos Flores, Daniel Doña, compartir escenario con Ana Laguna.... Rocío Molina-. Nunca se termina de aprender.

No tuve ninguna prisa en ponerme a coreografiar en solitario. Y empecé relativamente hace poco, en el 2010, y creé mis 3 espectáculos: “Rosa, Metal, Ceniza”, “De una pieza”, “Pisadas”.

-Has actuado en el City Center de Nueva York...

-Fue un lleno total, una experiencia maravillosa

Hay algo que me gustaría decir.

-Adelante.

-Hay mucho talento, mucha creación que no tiene salida, y siento una gran pena. La razón de esto es que los programadores no se arriesgan, casi siempre programan a compañías gubernamentales, o nombres conocidos. Hay pocos programadores en España, y el trabajo se filtra a través de ellos.

Cuando yo fui al City Center corrieron un riesgo y... ¡Se agotaron las localidades los 15 días programados!

-¿Por qué crees que se puede obtener un éxito programando de forma más innovadora?

-Hoy en día, con las nuevas tecnologías, tu trabajo se ve por todo el mundo. El público accede a internet, y mira y sabe lo que va a ver. Te siguen, ven tu trabajo... La gente de fuera no es tonta y conoce el flamenco de hoy, y además están deseando descubrir nuevos artistas. Hay mucho talento, mucha creación que no tiene salida porque hay pocos programadores, y en su mayoría sólo les interesa ir a un mercado seguro, y no se arriesgan por un trabajo que, sin embargo, sí está demandado fuera. Esto estrangula la cultura y no se da salida al flamenco y a la danza española.

Incluso no llega al publico español, no llega... Hay un total desconocimiento. Y que conste que no lo digo por mí, sino en nombre de muchísimos compañeros que no pueden mostrar su grandísimo talento sobre un escenario. Siempre se programa lo mismo y en diferentes lugares. Están muy bien los grandes nombres, pero arriesga, abre, innova. Casi no se ve la danza española actual, lo que se está creando...

-Ahora que te han concedido el Premio Ojo Crítico, dime lo que significa para ti esta distinción.

-Lo que más me gusta de este premio es que el jurado ha estado formado por gente especializada en cultura y danza; y también me hace mucha ilusión que una de las razones de su concesión es por el valor que asumo en mis creaciones.

-¿Estás feliz?

-Sí, mucho. Este premio lo necesitaba porque salgo de un parón físico por una lesión de menisco que me obligó a descansar. También por mi cabeza, porque estaba inmersa en una bola de trabajo, tenía que terminar con este estres, vaciar el disco duro. Ahora lo retomo llena de fuerza e ilusión.

-¿Qué planes tienes?

-Para el año que viene sigo promocionando “Pisadas”. Haré gira. Y tengo un estreno en 2015. Mi nuevo trabajo se llamará “Flamenco (Untitled)"·, lo presento durante un mes en Nueva York.

Mi carrera ha sido a base de luchar, ahorrar y producir; no me quejo, aunque la he labrado muy a pulso. Por eso valoro muchísimo las cosas, la importancia que tiene el poner tus ideas sobre un escenario. Sé lo que cuesta. Me molesta la gente que se dedica a criticar a los demás. Valoro el talento y todo lo humano que encuentro en esta profesión.

Texto: MERCEDES ALBI

Fotografia: EUGENIA SARTORIUS

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