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Alejandro Molinero: un pulso al corazón


En "5 lorantes" de Molinero y compañía, nada sobra, nada falta y está todo, todo lo necesario para llegar a lo más hondo, a la esencia pura del flamenco y la danza española.


Ocho magníficas bailarinas acompañan a Alejandro. Ellas aparecen en escena, de espaldas, son unas siluetas que mueven al unísono sus caderas, pero poco a poco se van desvelando, cada una en su personal estilo, aunque siempre insertas en la coreografía de conjunto definida en todos sus pasos por el talento de Alejandro.


Alejandro Molinero es un gran artista. Como bailarín posee un enorme dominio técnico: sus palillos, sus giros, su movimiento de manos, su gracia, el compas de sus pies... Embelesa, es un placer disfrutar con su baile, derrocha amor por lo que hace. Es sensibilidad, entrega, expresión, sentido del ritmo.


En “5 lorantes”, no hubo disonancias, reinó la armonía, y una especie de sutilidad adelgazada, destilada de esencia, que hizo contener el aliento del público, que se puso en pie para aplaudirles.

No fue un cuadro flamenco al uso pues no había fragmentación, y aunque los ritmos y los números fueran sucediéndose sin tema o trama unificadora, todo provenía de una única fuente, como un río que engrosa y adelgaza su caudal, pero siempre se mueve por los parajes de una misma belleza.


Y nada faltó a pesar de los pocos medios técnicos, porque el alma no habita en los materiales, sino en la carne y todos eran excelentes artistas, desde las 8 bailarinas (Nazareth Martínez, Alba Aranzana, Marina Sagardoy, Lucía Padilla, Natalia González, Alba Expósito, Carmen Coy y Nadia González), al guitarrista (Fernando de la Rúa) y el percusionista (Javier Valdunciel), que marcó el ritmo del corazón con un pandero y los segundos, que se confundían con este latir, en una danza del tiempo, en la que los brazos de las bailarinas adquirieron un movimiento mecánico como las agujas de un reloj; o la increíble danza de los dedales, en la que la cantaora, Gemma Caballero, sentada entre ellas, entonó magníficamente su canción, mientras las bailarinas percusionando el suelo con sus dedos cubiertos con dedales, produjeron un efecto tan original que acredita la existencia de un gran talento.

Y es que en esto de la coreografía, muchos son los llamados, pero pocos los elegidos... Y Alejando Molinero es uno de ellos.

MERCEDES ALBI

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