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“Sorolla”: la trascendencia de la Cultura Española



Tras diez años de ausencia, el Ballet Nacional de España, bajo la dirección de Antonio Najarro, puso esta semana broche de oro a la Temporada del Liceo colgando el cartel de “No hi ha entrades”. El momento no podía ser más oportuno.



Cada espectáculo requiere un entorno adecuado para su lucimiento. En el Gran Teatro del Liceo ha encontrado “Sorolla” el estreno que merecía. Mientras el Teatro Real de Madrid programa conciertos de rock, o el Palau de les Arts de Valencia ignora a dos de sus hijos (Joaquín Sorolla y el compositor Juan J. Colomer), el Liceo de Barcelona ha deparado una clamorosa acogida a este hito de la danza española.



El ballet “Sorolla” responde a un concepto de obra de arte total, no sólo desde la confluencia de las diversas disciplinas estéticas -música, danza, vestuario, escenografía- sino también desde el punto de vista geográfico. “Sorolla” realza la gran diversidad cultural de nuestro país, desde el respeto y la puesta en valor de su música y sus bailes característicos. España es un motor artístico de primer orden con mucho todavía que aportar a su entorno europeo. Es difícil concebir las piezas separadamente, pero juntas adquieren una fuerza extraordinaria.


Al igual que un mosaico, cada una de las partes aporta algo fundamental para comprender la imagen completa. Es la suma frente a la sustracción, la armonía frente al grito, el vínculo frente al rechazo.



Que una obra como Sorolla, que reivindica la cultura española, alcance un éxito tan extraordinario en Barcelona dentro de un contexto político tan delicado como el que vivimos, resulta de una enorme trascendencia. Que una institución musical de la talla del Liceo se colme en pleno mes de julio de un público entusiasta, que aplaude puesto en pie al final de cada representación, nos conduce a una inequívoca reflexión: lo que la política separa, queda unido por el Arte.


GABRIEL M. OLIVARES

(Fotografías: A. Bofill)

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