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Conversaciones desde el Ateneo: entrevista a Elisa Badenes, Primera Bailarina del Ballet de Stuttgar


Elisa sube la escalera del Ateneo; su paso veloz y una mirada curiosa llena de la ilusión la delatan. Ella es vida.


A sus 23 años es la estrella que comienza a resplandecer, la joven promesa del Ballet de Stuttgart, donde se ha convertido en Primera Bailarina.


Es sábado 2 de enero. Ayer fue un día muy importante en su existencia: pudo bailar por vez primera un ballet en España.


Fue Quiteria, la protagonista del ballet Don Quijote de la CND, el éxito escénico de estas Navidades en Madrid.


Viene de allí, del Teatro de la Zarzuela, donde estaba ensayando con un nuevo parternaire, Esteban Berlanga, la función de cierre del día siguiente.

Mañana también vendrán sus padres, desde su Valencia natal, a verla bailar. Y es que estos días están siendo para esta joven promesa de la danza un verdadero cuento de Navidad.


Elisa quiere verlo todo y recorremos las diferentes salas del Ateneo mientras conversamos. Sus ojos se posan sobre las cosas con la efervescente curiosidad de quienes están descubriendo el mundo.


Un momento que nunca olvidaré: cuando contempló el retrato de Antonia Mercé, la argentina, obra de Anselmo Nieto que la sobrina de la emblemática artista donó a la institución.



Pasado y futuro quedaron unidos en un único instante, y recordé la afirmación de Ricardo Cue (anterior entrevista), de que la danza sobrevive en a través de los grades intérpretes. Y ahora este milagro se ha hecho carne en Elisa y habita entre nosotros.


P- ¿Cómo te sientes?

- Feliz. Muy satisfecha del trabajo, en tan poco tiempo he creado una relación superbonita con mis dos partenaires. Y con la compañía. La primera vez que visité la sede de la compañía sentí un gran apoyo por parte de todos, que venían a besarme... Percibí calor, tanto cariño que pensé que me había trasladado a otro mundo.


Muy bonito. Así da gusto. Tenía tantas ganas de bailar un ballet en España que mi propio entusiasmo ha evitado que me pusiera nerviosa. No estaba nada nerviosa. Sabía que el público no me conocía, y ayer al salir a escena pensé que tenía que ganármelos.


P- Y así fue, creo que todavía están aplaudiéndote (bromeo).


- La compañía ha hecho un esfuerzo muy grande. Es complicado para los bailarines tener que cambiar los intérpretes de los papeles principales en cada actuación.


Implica tener muchos más ensayos en cada cambio, como ahora que vengo del Teatro de la Zarzuela. Esteban Berlanga y yo hemos ensayado muy poco juntos, también tuve muy poco tiempo con Moisés Martín. Va a ser todo muy espontáneo (ríe). No estoy preocupada porque sé que son muy profesionales.


P- ¿Has bailado el Quijote en Stuttgart?


-Sí, ahora con ésta de José Carlos Martínez, ya he hecho dos versiones del Quijote. Me gusta mucho, algunas escenas son diferentes y los pasos varían más en el 2º acto.


Todavía no me lo creo... ¡Estoy en España ahora mismo!


P- Este es el Salón de Actos del Ateneo. Mira hacia arriba. Es un lugar mágico, en la bóveda están pintadas las 9 musas.



- Es precioso. Me encanta estar aquí.



P- Las musas son las que velan por los artistas, te traeran suerte.


- ¡Qué bien!. Si, seguro que me ayudan, tengo tanto que hacer que espero que me tomen bajo su protección. Mañana domingo bailo la última función del Quijote, y el lunes bailo en Stuttgart, dos piezas contemporáneas, y llevo sin ensayarlas desde antes de Navidades. Ni lo pienso...


Prefiero ir día por día. Si empiezo a pensar en lo que me queda por hacer, me bloquearía. Eso es algo que hago también cuando ensayo un ballet, me concentro en lo que estoy trabajando en ese momento, porque si me pusiera a pensar en los pasos que todavía me quedan...

P- ¿Cómo empezaste en la danza?

- Yo era miembro del equipo de gimnasia rítmica de Burjassot. Como yo era una niña muy elástica me matricularon allí, pero fue a los 11 años cuando me cambiaron al Conservatorio de Danza de Valencia.


P- ¿Te resultó complicado asimilar el cambio?


-Fue como empezar desde el tejado. Yo podía saltar, pero desconocía todo lo más elemental, ni posiciones, carecía de base, no sabía ni ponerme las puntas. Pero 5 años en Ribarroja, con nuestro profesor, Rafael Darder me ayudaron muchísimo.


Salir del conservatorio es difícil, porque te das cuenta de que no hay sitios donde poder bailar. Entonces Rafael me presentó al Prix de Lausanne. El objetivo era encontrar alguna escuela de alguna compañía extranjera, y lo conseguí, me dieron la beca en el Royal Ballet. Se me abrieron otras posibilidades pero elegí el Royal.

P- ¿Que tal te fue en Londres?

- Uff, imagínate, de estar recibiendo clases en los barracones de Valencia y de repente pasar al Royal, que tiene ese maravilloso teatro al lado de la Escuela... Es completamente diferente. Es muy bueno tener el teatro cerca de la escuela porque integra el presente y el futuro del bailarín, que se familiariza con el trabajo de la compañía desde siempre.


Pero mi sueño era Stuttgart.


P- ¿Por qué Stuttgart?

- Por mi profesor, que se formó en esa escuela y siempre fue para mí un referente. Me encantaba pensar en el repertorio maravilloso que tienen.


Así que, después de un año de beca, me fui a audicionar a Stuttgart. Y no había ninguna posibilidad de entrar.


P- ¿Por qué?


-Porque hice la última audición. Ya no quedaban plazas vacantes para contratar. Ten en cuenta que como allí tienen escuela, suelen llenar las plazas de la compañía con los alumnos de ella, y es complicado entrar si vienes de fuera y más cuando todas las plazas están concedidas.



P- Entonces, ¿Qué pasó?


- Me vió el subdirector de la compañía, Tamas Dietrich, y quiso que, como fuese, yo tuviera un contrato, y me cogieron de aprendiz.

P- ¿Qué significa aprendiz?


- Pues como suelen coger a la gente de la escuela, los que venimos de fuera tenemos que empezar por ser aprendiz. Yo he pasado por todos los niveles: aprendiz, cuerpo de baile, solista y principal.


P- ¿Cuánto tiempo llevas de principal?


- Dos años.


P- Nadie es profeta en su tierra. Yo veo tu vídeo alemán bailando El Quijote y me emociona escuchar el nombre de mi ciudad... Indudablemente, los artistas sois nuestros mejores embajadores.



- Me pone triste pensar que uno triunfa fuera y aquí es completamente imposible hacerlo. Tienen que reconocerte primero en el extranjero para que oigan hablar de ti.


Las artes se han vuelto tan políticas que es complicado evolucionar. El arte debería estar dirigido por personas entendidas, no por simples cargos políticos que a veces no tienen ni idea de danza. Sin embargo, sí tienen el poder de decidir a quien ponen o a quien quitan, y es algo muy peligroso.


Cuando José Carlos Martínez me propuso venir a Madrid... ¡qué ilusión! Nunca había bailado en lel Teatro de la Zarzuela. En Valencia solo he bailado en el Teatro Principal, el pasado mes de septiembre, en una gala organizada por Gemma Casino. Nunca había bailado un ballet completo en España hasta ayer.


P- Estás muy contenta.

- Sí, lo estoy. Además soy optimista. Después de la crisis, todo irá bien, a partir de ahora ya sólo podemos ir hacia arriba.


Siempre he sido muy positiva, y trato de ver el lado bueno de las cosas, y si todo está tan negro que no lo puedo vislumbrar, le digo a alguien que lo busque y me lo diga (ríe). Y mira que los bailarines somos depresivos y nos estresamos por cosas sin importancia.

P- ¿Por qué?

- Creo que es porque somos muy apasionados, lo vivimos todo muy intensamente. Cuando acabas un espectáculo y no te queda nada de la intensidad de lo que has vivido, sientes una especie de vacío. Nostalgia. Acabas y dices “no está”, “se ha terminado”, la satisfaccion, el placer y la adrenalina que has generado se esfumó.


Esta sensación se acrecienta cuando haces papeles dramáticos. Lo has dado todo y te entregas, y luego te quedas seco, vacio... Es el momento de buscar un nuevo estímulo.



P- ¿Como este Quijote?


- Sinceramente, no me imaginaba que pudiéramos hacer algo tan bonito. Ha sido tan increíble...


P- Dime un sueño que tengas, pide un deseo para que te lo traigan los Reyes Magos.


- Me gustaría poder traer algo del maravilloso repertorio del Ballet de Stuttgart a España. Bailar un papel dramático como Romeo y Julieta o Giselle. Me encantan los ballets con argumento, interpretar...

Al público español le queda mucho por descubrir, todo un campo inexplorado que podría abrirse. Ahora que en el repertorio de la CND ya tenemos un Quijote... Pues... Poco a poco (ríe)


Estoy gratamente sorprendida. ¡Me ha encantado! La CND es una compañía con muy buenos profesionales, ellos han sido los que han logrado este milagro. Si tuvieran un poco más de apoyo podrían hacerse muchas cosas. Han demostrado una enorme valía y que pueden montar un clásico de alta calidad.


Ojalá que cada año se hiciera otro ballet. Ha sido tan hermoso para los españoles que bailamos fuera haber podido venir y vivir unos momentos como estos...


Gracias por traernos.


MERCEDES ALBI

(Fotografías Ateneo, Paola Panizza; escena, Jesús Vallinas)


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