Manuel Legris, director artístico del Ballet de la Opera de Viena presenta estos días en el Teatro Real de Madrid su versión del Ballet “ El Corsario”, su primera coreografía de gran envergadura, cuyo estreno en Viena el pasado 20 de marzo optuvo un gran éxito de crítica y público.
“El Corsario”, uno de los más célebres ballets de repertorio, fue famoso a partir de la coroegrafía de Joseph Mazilier estrenada en la Opera de París 1856. Esta inspirado en un poema homonimo de Lord Byron y fue gracias a una versión posterior rusa de Jules Perrot (1859) y, otra siguiente siempre basadas en las precedentes de Marius Petipa (1899), que se ha transmitido hasta nuestros tiempos.
El pas de deux del segundo acto entre Medora y el esclavo Alí es uno de los más famosos del repertorio balletístico, siendo una de sus interpretaciones icónicas las de Margot Fonteyn y Rudolf Nureyev, y en este mismo escenario del Real no podemos dejar de recordar el Alí de Ángel Corella.
“El Corsario“ de Manuel Legris respeta la estructura original en tres actos, si bien suprime algunas escenas y lo hace porque ha cambiado la trama en aspectos fudamentales, que derivan de haber suprimido el personaje del esclavo Alí. En la versión de Legris, al no haber esclavo se modifica especialmente el segundo acto, donde Conrad no baila su solo sino el pas de deux con Medora en sustitución del esclavo.
El barco del Corsario Conrad desembarca en un puerto de Turquía donde en un mercado se encuentran con un grupo de esclavas que van a ser vendidas por el comerciante Lankedem, entre ellas llaman la atención por su belleza Medora y Gulnara... A partir de ese comienzo se suceden una serie de aventuras que desembocan en su característico final del naufragio de barco sobre escena, algo que dejaba boquiabierto al público del XIX.
El ballet de Legris trata de ser una nueva versión excediendo del ámbito de la reconstrucción. Se ha reescrito el libreto con la colaboración de Jean Francois Vazelle y una relectura musical de la partitura utilizando como base las obras de Adolphe Adam y fragmentos de otros compositores que han sido seleccionados por Legris y recopiladas por Igor Zapravdin.
En cuanto a la dramaturgia además de la ya indicada desaparción del personaje del esclavo Alí, se fundamenta todo en tres historias de amor: Conrad y Medora, Birbanto y Zulmea, personaje casi de nuevo cuño en esta versión y la del sultán Said Pasycha con Gulnara, con lo que el personaje del sultán deja de ser el viejo rijoso característico para adquirir un tinte más romántico.
Legris ha indicado que su coreografía esta basada en la de Petipa solo en un 25 por ciento y que el resultado de su imaginación... Se han suprimido pantomimas y pasos a dos y se han transformado otros, como el pas deux del primer acto que se ha convertido en un paso a cinco con Lankedem y cuatro bailarines. Se ha añadido un divertimento proviniente de la versión del Mariisnsky y la danza de las Odaliscas. Y se han mantenido otras secuencias coreográficas muy importantes como el famoso pas de deux del esclavo y Medora del segundo acto que aunque bailado por Conrad mantiene los mismos pasos.
Se suceden secuencias que alternan la acción con escenas románticas, pasos a dos, pasos a cinco y variaciones individuales. La coreografía es muy elaborada respetando siempre una tradición clásica, aunque se nota la ascendencia francesa de Legris en el estilo de los bailarines y se echan de menos la fuerza de las danzas de carácter en los corsarios de las versiones rusas.
Los bailarines del segundo elenco (función del 12 enero) fueron maravillosos y resolvieron con solvencia la coreografía, aún no siendo el elenco principal que estrenó el ballet con Vadim Muntagirov del Royal Ballet en el papel de Conrad. La bailarina Maria Yakovleva interpretó una Medora dulce y enamorada, su pareja Robert Gabdullin (Conrad) comenzó un poco frío pero mejoró a lo largo de la representación ganándose al publico asistente. Natascha Mair fue una Gulnara exquista. Mención especial a Lankeden (vendedor de esclavas) interpretado por el bailarín italiano Francesco Costa con un derroche de virtuosismo en las variaciones del primer acto. También muy interesante Birbanto interpretado por el bailarín Masayu Kimoto proporcionando instantes de gran belleza.
La escenografía y vestuario de Luisa Spinatelli nos introducen en el ambiente del Corsario y en como debió de ser originalmente, pues es de corte convencional sin dejarse influir por el exotismo y el esplendor que demanda la trama en las escenas palaciegas.
Una buena e interesante tarde de danza que nadie debería perderse!!!
PAOLA PANIZZA