En medio de la crisis cultural que afecta tanto a nuestros jóvenes emprendedores, hace ya cinco años que surgió una iniciativa de la mano de Mónica Hamill (directora del Festival Talent) y Albert Boadella ( director artístico de los Teatros del Canal). En su ánimo estaba dar cobertura y servir de escaparate a los "talentos" emergentes de distintas disciplinas artísticas, como la danza, el teatro y el circo. La evolución de dicho festival por parte tanto de artistas, como de público, funcionó tan bien que ya han clausurado la V edición.
El pasado año el galardonado con el primer premio fue "Emilio Ochando y compañía" circunstancia por la cual ha sido elegido para cerrar esta edición con su espectáculo "Siroco" . Hace ya un año también que ganó el primer premio del Certamen de Coreografía de Flamenco y Danza Española en el festival Flamenco Madrid 2016 con su creación "Tinevo" como prolegómeno de lo que acabaría siendo su creación completa. En el escenario cuatro bailarines (José Alarcón, Juan Berlanga, Ángel Capel y el mismo Emilio Ochando) y tres músicos (Daniel Jurado a la guitarra y los Makarines en la percusión, guitarra y voces). Entre el público un buen puñado de artistas arropaban a Emilio. Desde Jesús Carmona (que aún está disfrutando del éxito obtenido con "Impetu's en Flamenco Madrid) o Carmen La Talegona (con éxito de público y crítica en el mismo festival) entres otros.
Más allá de la muestra de pasos y técnica y el desfile de elementos como abanicos, mantones o batas de cola se esconde un bailarín con mucha sensibilidad que cuando se deja llevar por el susurro del viento de las voces del dúo sevillano "Makarines" desnuda su alma por pellizcos. Ese quizá sea su camino, "dejarse llevar". En el escenario y para muestras muchos botones, hay que sentir. Al menos eso reclama el público. Son muchos los que están pero muy pocos lo que son y los que llegan. Pasará el tiempo y "Siroco" formará parte de un currículum.
El encuentro con uno mismo, desnudando las emociones y entregándolas sin más concesión que la de compartir, SIEMPRE ( y pongo el siempre en mayúsculas), hace de lo sentido algo inolvidable para el artista y para quién le engrandece que no es otro que el público. Difícil tarea que son muy pocos los que lo consiguen pero que es en manos de ellos donde reside la durabilidad en el tiempo.
Recuerdo haber leído alguna crítica cuando se estrenó este espectáculo abundando en los elementos mencionados. A día de hoy algunos que se hacen llamar amantes de nuestra danza, continúan exponiendo opiniones tan simplistas como si un hombre debe o no vestir una bata de cola o acompañarse de un abanico. Al fin y a la postre hay que mirar más allá. En la evolución, eso sí, respetando desde donde se viene (y eso lo hace muy bien Emilio) es donde se encuentran los caminos del crecimiento. Cuando uno se sienta en una butaca solo quiere que le inviten a viajar. Los puristas analizarán cada salto, cada pirueta, cada zapateado. Es momento de recordar que muchos de los que llegaron y se hicieron inmortales, no lo fueron precisamente por su virtuosismo. Desde sus escenarios y en las épocas que les tocaron vivir entregaron parte de ellos y eso les permitió dar el gran salto. Sus obras quedaron en sus "curriculums" (que ya es mucho) pero sus nombres forman parte de la Historia de nuestra danza.
Esta tarea no es fácil pero desde el convencimiento de lo que hace sentir Emilio cuando se recoge y encoge al son de unas voces con mucho alma, es donde reside el futuro de un bailarín-coreógrafo que aún tiene mucho que contar.
Como bien decía el crítico Roger Ebert " Tu inteligencia puede ser confusa, pero tus sentimientos nunca te van a mentir".
GEMMA ORTEGA