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Conversaciones desde el Ateneo: entrevista a Antonio Ruz


Se viven días trepidantes para el Ballet Nacional de España. Todavía no se apagaron los ecos de los aplausos del éxito obtenido con “Sorolla” en el Teatro Real, y ya se están ultimando los detalles de un nuevo estreno: “Electra”, que tendrá lugar el próximo 9 de diciembre en el Teatro de la Zarzuela.


Los aficionados a la danza están muy intrigados sobre cómo será este nuevo ballet. Nada mejor para saciar la curiosidad que conversar con su creador, el bailarín y coreógrafo Antonio Ruz.


Nos reunimos con él en el Ateneo de Madrid. No parece nervioso, por el contrario, se muestra seguro del resultado. Tengo la sensación de que una de las características de la personalidad de Antonio es que sabe lo que quiere y además lo consigue. Su trayectoria profesional ha sido muy variada. Así, desde sus estudios de danza española en Córdoba, se pasa al clásico y forma parte de la Compañía de Danza de Víctor Ullate y el Ballet de la Ópera de Lyon, y cuando está en lo más alto de su carrera , nada menos que llegando a ser partenaire de Sylvie Gillem, una lesión le obliga a reinventarse en la danza contemporánea. Pero Antonio se crece ante la adversidad. Baila entonces con la CND y con Sasha Waltz & Guests, donde gracias al apoyo de la célebre coreógrafa alemana, empieza una colaboración en el terreno de la creación que no ha cesado.


Este bagaje itinerante fructifica en otros estilos como sus colaboraciones con Rafa Estévez y Nani Paños, y la formación de su propia compañía. Y es que Antonio Ruz logró elaborar un lenguaje coreográfico propio, es una voz única pero enriquecida por las maravillosas influencias que cosechó y sigue cosechando en el camino.


P-¿Qué tal van los preparativos?


-Muy bien, en este momento cuando todo está listo y nos encontramos a las puertas del estreno, puedo decir que me siento muy satisfecho con el resultado del trabajo realizado.


P-El estreno se acerca...


-Sí, estamos en la recta final. Esta misma semana, el sábado 25 de noviembre, habrá un preestreno de la "Electra" en el Teatro Municipal de Coslada.


P-¿Por qué en Coslada?


-Las piezas, antes de llegar a las capitales, se suelen mostrar al público por primera vez. Así se comprueba todo sin la presión que siempre supone mostrar la obra en un gran teatro, como será en esta ocasión el Teatro de la Zarzuela, donde estrenamos el 9 de diciembre.


P-¿Cuál piensas que es la razón por la que Antonio Najarro, director del Ballet Nacional de España, confió en ti para que coreografiaras un nuevo ballet?


-Mejor se lo podías preguntar a él (bromea). Según me contó Antonio, tenía en su mente que el Ballet Nacional de España enriqueciera su repertorio con un ballet de argumento de larga duración. El BNE sí tiene algún ballet de argumento como “Medea” o “El sombrero de tres picos”, pero se tienen que representar con otras piezas por su brevedad.


P-¿Por qué escogisteis el mito de Electra?


-Inicialmente se me planteó un tema sugerido por el Teatro de la Zarzuela. Era una propuesta de encargo de un ballet sobre una obra del teatro clásico español.


Meditamos la cuestión. El problema surgía de cara a la difusión internacional de la obra, pues al ser un asunto desconocido en el extranjero se tiene mayor dificultad a la hora de que se programe en las giras... Entonces pensé en Electra, un mito universal.


P-Es sorprendente, especialmente porque la trama de Electra es una historia muy enrevesada y, a priori, parece demasiado complicada para trasladarla al ballet.


-Tuve muy claro este problema y también que hacía falta un dramaturgo que elaborase un guión apto para el lenguaje de la danza. Yo ya había colaborado en una Antígona con Miguel del Arco, y eso me hizo aproximarme al mundo clásico griego.



P-¿Qué te atrae de los mitos griegos?


-Su visceralidad, son personajes muy pasionales que conectan de cerca con la cultura española. La conexión es muy fuerte. Están en la raíz de nuestra cultura y compartimos con ellos muchas más cosas de las que podíamos imaginar.


Es fascinante comprobar como historias escritas hace más de dos mil años todavía siguen impactando al espectador.


P-Por eso son mitos.


Exactamente, Electra, más que venir a mí, yo la busqué. Y la encontré.


Entonces presenté el proyecto a dirección del ballet y lo aprobaron.


P-Pero, insisto, en ballet, un argumento para que llegue al público tiene que ser mucho más extractado que en el teatro. La danza tiene un mensaje argumental mucho más simple y directo que el teatro.


-Por eso pedí la asistencia de un dramaturgo que adaptase la trama y propuse a Alberto Conejero. Desde el principio sabía que él era imprescindible. Nada más le propuse el proyecto se entusiasmó... Alberto conoce como nadie los personajes de la tragedia griega, los ha estudiado con tal profundidad que incluso aprendió griego y puede leer los textos originales. No tuve ninguna duda de que era él indicado.


Conectó perfectamente con la idea que yo deseaba transmitir, y también se mostró entusiasmado con la tarea de trasladar el mito de Electra a España.


P-¿Es una Electra española?


-Sí, hemos insertado el mito en la España rural. Eso fue lo que me atrajo de Electra que se podía trasladar.


P-¿Encuentras puntos de contacto de Electra con lo español?


-De entrada puede sonar lejano pero existen muchos elementos de conexión, muchos vínculos con la mediterraneidad del personaje. El ámbito rural griego no es tan diferente del que existe en España.


Fue fundamental que la obra de Electra se desarrollara en el campo.


P-¿A qué te refieres con Electra rural?


-Escogí la Electra pero basada más en la obra de Eurípides que la de Sófocles, porque la trama de Eurípides tiene lugar en el mundo campesino. En la tragedia de Eurípides a Electra la han casado contra su voluntad con un labrador para humillarla y que de esta forma no tenga herederos que puedan vengarse. La acción discurre en la casa del labriego, y yo necesitaba una historia que pudiera desarrollarse en la España campesina del siglo XX para contarla en clave de danza española.


P-¿Te fascina Electra?


-Me enamoró el tema, y me tiene que enamorar si lo tengo que llevar a la danza. Luego, poco a poco van surgiendo todos los detalles.


Fotografía James Rajottte


P-He visto en las primeras fotos de la Electra que la estética es muy austera, unas mujeres con un manto oscuro...


-Para el diseño estético me ha inspirado en las fotografías de Ortiz Echagüe.


Tienen una fuerza increíble y han sido para mí un estímulo sobre el impacto visual que quería lograr.


Fotografía Ortiz Echagüe

P-Sí, son fotografías que, aunque se encajan dentro del marco tradicional, sus tipos tienen algo trascendente.


-Cuando los vi me di cuenta de que son los prototipos de mis personajes, que encajaban perfectamente con mi idea. Tienen una fuerza enorme dentro de la sencillez de sus vestiduras.


Ten en cuenta que esta atracción por el mundo campesino, no la siento por casualidad, sino que es el entorno en que yo nací. Mi familia es del campo. Vengo de allí.


Fotografía Ortiz Echagüe


P-¿Eres de Córdoba?


-Sí, pero mis padres son de un pueblo que se llama Montalbán de Córdoba.


P-Recuerdo que la primera vez que te entrevisté me contaste que habías empezado con la danza española.


-Empecé con Concha Calero y en el Conservatorio De Córdoba. Luego decidí cambiar el español por el clásico. Y aunque si me propongo algo lo hago con todo mi empeño y sin mirar atrás, confieso que sentí mucha pena de no poder compaginar las dos disciplinas.


Un bailarín clásico no puede además estar practicando con la bota y el palillo, cualquiera que decida dedicarse a una u otra rama lo tiene que hacer en cuerpo y alma. La danza requiere una entrega total.


P-Crear una Electra para el Ballet Nacional, ¿Es una vuelta a tu origen?


-Desde niño me fascina la tradición, el folklore… Y aquí estoy tratando de mostrarlas en versión actual, porque subirlas a un escenario con una óptica nueva tiene la labor de preservarlas, de transmitirlas.


P-Tu trayectoria en la danza es muy variada, de bailarín clásico -incluso fuiste partenaire de Sylvie Guillem- terminas bailando contemporáneo en Alemania a la par que colaboras con Rafa Estévez y Nani Paños... Es como si no te desprendieras de nada y trataras de abarcarlo todo. Pero ¿Cómo te defines?


-Siempre he hecho un trabajo ecléctico, y creo que por eso estoy aquí. Para mi no existen barreras y todos los estilos se complementan si se hacen bien. Tal vez por eso Antonio Najarro me escogió, por la diversidad de mi trayectoria...


El año que viene tengo un encargo del Festival de Zúrich para dirigir un proyecto en la iglesia Fraumünster, sobre el universo pictórico Chagall con bailarines de universidad de danza, música en directo y texto. También estrenaré el próximo proyecto de mi compañía en los Teatros del Canal en octubre del 2018.



P-¿Te han sido provechosas tus incursiones en la danza española con Rafa Estévez y Nani Paños, que ahora están dirigiendo el Ballet Flamenco de Andalucía?


-Con Rafa y Nani he colaborado más de una década. Ha sido muy

importante para mí y espero que también haya sido así para ellos, nos hemos enriquecido con influencias recíprocas. Nos hemos fraguado juntos.


En este proyecto no han podido estar, pero están haciendo una labor muy buena con el Ballet Flamenco de Andalucia y el reciente estreno de su espectáculo “Aquel Silverio”.


P-¿Cuál es el papel de Olga Pericet en la Electra?


-Olga Pericet no baila en Electra, sino que ha colaborado conmigo como coreógrafa invitada.


P-¿Por qué no baila? Hubiera sido una Electra maravillosa.


-Olga claro que es maravillosa, siempre deseé trabajar con ella y mi deseo se ha cumplido. Pero no la necesitaba como intérprete porque bailarines en el BNE hay muchos y muy buenos, lo que me hacía falta era apoyo en español.


Quiero decir y dejar claro que yo no he tenido carta blanca para hacer lo que yo quisiera con el BNE y la Electra. No es mi compañía sino que es una compañía de ámbito público. Es una institución bajo una dirección artística que se tiene que respetar. He tenido libertad pero siempre dentro de las líneas que me ha marcado Antonio Najarro. Y uno de esas “limitaciones” fue la colaboración con un coreógrafo de danza española y escogí a Olga.


P-¿Te ha sido fácil o difícil compaginar tu trabajo con la dirección del BNE?


-Para nada, a veces las limitaciones se convierten en libertad, o más que en libertad en enriquecimiento de las propia ideas. Y he congeniado muy bien con las directrices sugeridas por Antonio y con las ideas de Olga. Electra es una mujer y por eso Olga me ha sido imprescindible para que todo encaje y encuentre su sentido. También los bailarines han contribuido a dar forma a sus personajes.


P-¿Qué te aportaron los bailarines?


Mucho, porque he empleado la improvisación como herramienta creativa.


Yo no tengo las coreografías montadas sino que uso las propuestas de ellos, en una creación que podría definir como colectiva.


P-¿Y la música?


Los compositores son Pablo Martín Caminero y Moises Sánchez, del ámbito de la música clásica y el jazz.


Hay orquesta sinfónica, percusión y guitarras flamencas, y la cantaora: Sandra Carrasco. Su voz es imprescindible en la evolución de la trama, las frases del corifeo en la Electra de Eurípides se han transformado en cante flamenco, el cante de Sandra.


El resultado ha sido una obra muy lorquiana, porque además el dramaturgo Alberto Conejero es un enamorado de Lorca y

escribe letras para flamenco.


El equipo con que he contado ha sido de ensueño. Son una parte de los creativos que me acompaña desde hace años en mi compañía; la bailarina y coreógrafa Lucia Bernardo como ayudante de dirección, Olga García en el diseño de iluminación y Daniela Presta en el atrezzo. Además, otros grandes forman en el equipo como Paco

Azorín que diseña la escenografía y Rosa García Andujar, el vestuario. La composición musical de las partes flamencas corre a

cargo de Diego Losada y el director musical es Manuel Coves con la ORCAM.


Para mi es importante que no es solo una pieza de danza, es una dramaturgia dotada de música original y danza.


P-¿Es una obra de danza?


Lo definiría como una obra de danza pero muy interdisciplinar, no encasillada, ni limitada. Hemos complementado distintos géneros para que todo fluya y se complemente y enriquezca. Lo definiría como una obra de danza pero muy interdisciplinar, con diferentes no encasillada ni limitada. Hemos complementado distintos géneros para que todo fluya y se complemente y enriquezca.


MERCEDES ALBI



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