"The show must go on", que se ha estrenado en la Sala Roja de los Teatros del Canal por la CND con 20 bailarines no profesionales, más que danza es una experiencia que, como tal, debe ser vivida y será recibida por cada espectador de forma diferente.
Un joven bailarín opinaba: “me he reído mucho”... Otros salieron sin decir nada; especialmente se percibió un silencio reprobatorio en el sector de butacas correspondientes a los bailarines profesionales... Pero no hubo indiferencia pues, o te dejas llevar por lo que el coreógrafo, Jérôme Bel, busca de ti, y sales exultante o por el contrario, ofreces resistencia y te enfadas.
¿Qué es lo que busca Jérôme Bel? Desde el inicio juega con el desconcierto del público, y si éste se libera de ideas preconcebidas y tiene la sensibilidad suficiente como para dejarse llevar, terminará identificándose con unos bailarines que son como él, que son él mismo, se compenetrará y saldrá inundado de alegría. Si bien esta comunión con el público se lograría mejor en un teatro más pequeño como el Matadero.
El show es la vida, y como ella tiene que continuar, sigue, no diferencia entre escena y vida, el bailarín eres tú y puedes gustarte o aborrecerlo, la respuesta está en cada uno, que como las diferentes músicas, que termina cada uno escuchando con sus cascos, continúa en medio del caos que transita desde la soledad y la compañía, entre el abrazo y el aislamiento individual.
"The show must go on" ante todo debe vivirse, el espectador tiene que acudir a la Sala Roja de los Teatros del Canal y conocerlo por sí mismo, pero aproximarse con mente abierta.
Fotografía Pedro Arnay
MERCEDES ALBI