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Matinal sobre las Sevillanas en el Ateneo de Madrid


Siempre que el Ciclo de Conciertos Manuel de Falla celebra en el Ateneo de Madrid una nueva "entrega" de la serie Música Popular de Tradición Oral, que ya se están convirtiendo en uno de los acontecimientos más destacados de los que se celebran en la docta casa, se sabe con antelación que al público le aguardan gratas e inolvidables sorpresas.

Así fue este pasado domingo. Desde la presentación, a cargo del director artístico del ciclo, José Manuel Hernández Blanco, el interés iba en aumento a partir del momento inicial en que se podía admirar en la pantalla una fotografía inédita de Eloy y Amparo Pericet, enviada desde Argentina por cortesía de Concha Pericet.


José Manuel hizo una breve semblanza ilustrada con imágenes de las sevillanas boleras, de las que los Pericet fueron los maestros indiscutibles y forjadores del estilo;

las curiosísimas Sevillanas Marcheneras, que son siete y cuyos movimientos y pasos revelan claramente que era un baile que tenía lugar en el periodo de recogida de la aceituna.

Cerrando como colofón una proyección de la película "Sevillanas" de Carlos Saura, con Merche Esmeralda y Carlos Vilán, que las aprendió siendo un niño en Buenos Aires directamente de su maestra Luisa Pericet.

De esta forma, pudimos aplaudir y recordar el legado de la Escuela Pericet que siempre vive a través de sus discípulos.

Y estas evocadoras imágenes y filmaciones introductorias transitaron hacia una realidad de puro arte con la cantaora Rocío Díaz, junto a la guitarra de Rafael Andújar y la colaboración especial de la bailarina Adriana Bilbao.


Rocío Díaz hizo un exahustivo discurso sobre las sevillanas que fue entonando con su sentida voz, ejemplificando en su selección de canciones su evolución histórica y la riqueza de temáticas que contienen (corraleras, bíblicas, rocieras, litúrgicas, cofrades, históricas, de amor...), y también homenajeando a sus cantores, cuyos primeros solistas fueron los hermanos Toronjo en los años 50, ya que con anterioridad siempre se interpretaban como acompañamiento.


El toque ágil y limpio de Rafael Andujar y el baile de Adriana Bilbao encandilaron a los presentes. Ella danzó sola, con palillos, con mantón, con bata de cola... Dominándolo todo, cambiando de vestido en cada una de las piezas en las que exhibió una elegancia producto de su depurada línea.

El público aplaudía en pie, y no dejaba marchar a estos excelentes artistas.

Adriana Bilbao, José Manuel Hernández y Rocío Díaz


Hay mucho todavía por hacer para difundir el arte de la danza al público, y en la Agrupación de Danza del Ateneo de Madrid nos encanta colaborar con estas iniciativas que permiten admirar tan de cerca a los artistas, sin micrófonos ni artificios... Pues cada lugar exige e impone una forma de expresión diferente. Porque tal y como escribió la gran Santa Teresa:"No podemos hacer grandes cosas pero sí cosas pequeñas con mucho amor", y eso es algo que se siente.


MERCEDES ALBI


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