Llevar al terreno de la danza española un rol de teatro tan emblemático con la Nora de la Casa de Muñecas de Ibsen, ya es por sí solo algo muy atrayente. Pero conociendo la trayectoria de Esther Tablas con Rajatabla Danza y las magníficas ideas coreográficas que elabora, la cita, que tuvo lugar en el Centro Cultural Paco Rabal, era ineludible.
El reto se superó felizmente gracias a una puesta en escena y dirección artística (a cargo de Antonio C. Guijosa) muy acertada, en la que la única actriz-bailarina fluía sin caer en la monotonía, acompañada por la composición de Josete Ordóñez interpretada a las cuerdas de David Torrico.
La dramaturgia muy bien adaptada a la danza, transitaba entre la ilusión de la recién casada al choque contra la realidad que la aprisiona, más sin embargo, la obra se aleja del tono trágico porque siempre existe una luz, una esperanza o una ventana que se abre hacia otra vida. Nora toma fuerzas y escapa. Nunca sabremos cómo le fue y es que quizá no es lo que importa, pues su sentido se encuentra en haberlo intentado.
Esther se halla ahora en un momento de madurez, su danza es menos ligera, pero ha ganado en expresividad. Es un placer verla en escena, ver como evoluciona, se reinventa y sigue creando. “Se me ha hecho corto”, exclamó la espectadora que estaba sentada a mi lado, lo que certifica la superación con creces del reto afrontado asumiendo ella sola todas las danzas del espectáculo. En el lado invisible, la voz del veterano actor Manuel Galiana, que subió a recibir los aplausos y fue también "aplaudidor" de Esther y David. Fue un momento emocionante.
Todo era estético, elegante, con un toque navideño como si fuera un cuento, una ilusión, un sueño que esperamos que Nora-Esther cumpla porque se lo merece.
MERCEDES ALBI
Fotografías MarcosGpunto