El tejido de la memoria (crítica)
- sertorio
- 21 sept
- 2 Min. de lectura

Si Viena tiene su vals, Madrid tiene su zarzuela, y afortunadamente, nuestro género ha estado muy presente el actual mes de septiembre en la cartelera madrileña.
Ha sido por partida doble y desde enfoques tan diferentes que merece la pena reflexionar sobre estos dos espectáculos: "El orgullo de quererte", zarzuela de nuevo cuño estrenada en los teatros del Canal, con música de Javier Carmena; y el concierto "Notas de esperanza", una gala de zarzuela a través de las piezas más emblemáticas del repertorio, que tuvo lugar ayer en el Auditorio Nacional de Música, organizada por Aragón Solidario y la Fundación Josep Carreras.
entre entretener o emocionar, hay un abismo
Existe un automatismo que se produce en el público, algo inconsciente que se despierta y que en "Notas de esperanza" se activó. Así, después de los bises, cuando sonaron los últimos compases de la "Jota de la Dolores" y conscientes que que habíamos llegado al final, se sintió un algo que electrizó la atmósfera e hizo que el público, como un resorte, se pusiera en pie llevado por el fervor. Sin embargo, con "El orgullo de quererte", aunque fue muy aplaudido, no sucedió lo mismo, a pesar de la perfecta ejecución de casi todos los elementos y con un presupuesto altísimo.
Y es que, entre entretener o emocionar, existe un abismo. Me pregunto sobre la naturaleza de ese abismo.
Los tiempos cambian, es indudable, y fenómenos como la ópera y la zarzuela poseen un límite temporal a pesar de que se intente ampliar su historia con obras contemporáneas, que no suelen quedar adheridas en la memoria, pasan y se marchan sin trascender la barrera de lo efímero. En el insconciente colectivo existe una música insustituible que viaja directa a la emoción. Eso fue "Notas de Esperanza".
Una de las claves del fenómeno podría estar en una conversación que escuché a la salida entre dos hermanos:
-¿Sabes en quién pensé?- Le preguntaba uno al otro.
-En mamá, cuando cantaba en la cocina.
Este dialógo, que es en apariencia una simplificación, resume perfectamente lo que sucede. Poco o nada se puede hacer frente a ello. La carne, la esencia de la que estamos tejidos, vence sobre el artificio. Los medios técnicos se postergan, palidecen frente a la desnudez de la memoria.
Y es que existe una pureza escondida en todo lo que se hace de corazón
En la primera parte de "Notas de esperanza", la pianista Marta Vela acompañó al tenor Ignacio Prieto y a la soprano Marta Notivoli en algunas de las romanzas más hermosas del género, como "No puede ser" de la Tabernera del Puerto o "El tango de la Menegilda" de La Gran Vía...
Y en la segunda parte, la Unión Musical de Villanueva de Gállego con el coro Hiberi Voces y los solistas, interpretaron algunas de las páginas emblemáticas de zarzuela, muy bien escogidas y perfectamente sincronizadas. Dos parejas de bailarines no profesionales danzaron un chotis, y otras dos parejas, miembros del grupo "Templanza Aragonesa" bailaron la jota. No se necesitó nada más.
Y es que existe una pureza escondida en todo lo que se hace de corazón.
MERCEDES ALBI



Comentarios