No he querido dejar de pasar la ocasión de conversar con Alejandro Picciano, compositor, guitarrista y director artístico de la compañía La Porteña Tango, un emblemático grupo argentino con una trayectoria internacional que en sus trece años de existencia han celebrado unos 600 conciertos y recorrido más de una veintena de países de cuatro continentes…
Me cuenta cosas interesantísimas sobre la danza y la idiosincrasia que rodea un estilo de arte que impregna su ser, desde la raíz bonaerense hasta su proceso vital de internacionalización. Se nota que posee la alegría, locuacidad y versatilidad que genera su amor por lo que hace.
Y contagia su locura, como es estrenar en plena pandemia un nuevo espectáculo. Será el día 1 de marzo en el EDP Gran Vía a las 20 horas.
“Alma de bohemio” verá la luz con un grupo formado por cuatro músicos (el mismo Alejandro con su guitarra, junto con Federico Peuvrel, Piano y coros Matías Picciano, Bandoneón y coros y la cantante Mel Fernández) y seis bailarines (Guillermo Henao, Gema Leiva, Carlos Guevara, Débora Godoy, David Suárez y Juana Escribano) que nos traen la poética de Buenos Aires con sus tangos, valses, milongas, candombes y viejos tangos camperos que se adornan con esta danza argentina que cautiva al mundo.s://youtu.be/LvoR1bgYqPY
-¿Cómo empezaste a sentir el tango?
-Nací en Buenos Aires y allí el tango flota en el aire impregnado cada mínima cosa de nuestra apabullante y medio desquiciada, aunque siempre fascinante, ciudad.
Hay una frase muy manida que dice “el tango te espera”, que yo creo que está muy bien, pero en realidad, si creciste en Buenos Aires no podés no concebir la ciudad sin el perfume a tango que irradia, porque sin el tango no habría “alma” y sólo sería una ciudad inmensa como cualquier otra en cualquier parte del mundo y poco más que eso, muchos Coches, ruidos, caos y grandes edificios…
-¿Cuál es el origen del tango?
-Se investiga y escribe mucho sobre esta debatida cuestión. El Tango es una mezcla cuyo producto se conforma con múltiples protagonistas: a los descendientes de los esclavos de raza negra, se añade la música folclórica del gaucho con el bordoneo de guitarras españolas, unida a la picardía de los antiguos payadores, una mezcolanza que tuvo lugar gracias a las grandes oleadas inmigratorias de fines del siglo XIX y principios del XX. Es un estilo que imagino nacería en algún patio de los montones de conventillos donde vivía la gente apilada en una especie de Torre de Babel.
La mixtura de culturas que devienen en el tango propiamente dicho es enorme. A mí en los conciertos siempre me gusta contar anécdotas al respecto, me encanta comunicar e improvisar y hacer al público partícipe de ello.
-Es muy curioso que el origen de las danzas populares siempre es incierto. Pasa lo mismo con el flamenco, o incluso, la jota. Hay muchas teorías pero en realidad nadie sabe el momento exacto en que el arte cristaliza en un estilo con un lenguaje y propia denominación.
-Lo que si es cierto es que proviene el alma del pueblo. Es un arte absolutamente popular en su origen, para bailar, cantar y matar las penas y cuitas de amor o por la nostalgia del terruño que se ha dejado atrás… Pero también está repleto de picardía, doble sentido y mucho humor.
Imagínate que su instrumento, el bandoneón es alemán.
-¿Alemán? No lo sabía.
-Sobre miles de investigaciones que se han hecho lo cierto es que nunca quedó claro cómo llegó ese instrumento al Río de La Plata. Y es que los alemanes solo los fabricaban para mandarlos a Buenos Aires… Todo un desquiciante misterio.
-Háblame sobre el baile del tango.
-Es tan hermoso contemplar a una pareja bailando tango… que es difícil añadir algo más. Ha sido enorme el trabajo que han hecho los bailarines para que nuestra danza esté por todos los rincones del mundo.
Al igual que la música y la poética tanguera, el baile consiguió ser algo extremadamente fino, complejo y elegante. En el lugar más inesperado del planeta hay una milonga y gente que se junta a bailarlo. Nosotros hemos sido invitados al término de un concierto a ver bailar milongas en el Ártico, o en el lejano oriente ruso en pueblitos perdidos en una montaña de Eslovenia, lugares donde hacía más de 20 grados bajo cero… Emocionante.
-¿Por qué consideras que es mérito de los bailarines?
-En general hubo un tiempo muy difícil para el tango, como fue la implantación de la música pop anglosajona en la década de los 80. Parecía que iba a barrer con todo y sonaban las mismas canciones en inglés a lo ancho y largo del universo como si no existiese nada más. El tango aguantó la embestida.
Esa enorme barrera fue la lograron romper los bailarines de tango a favor del género y de la riqueza y diversidad cultural. También músicos como Astor Piazzolla, quien sufrió mucho en sus comienzos, pues fue muy denostado por los puristas del género. Ahora, justamente, se cumplen 100 años de su nacimiento, así que le dedicaremos una parte de nuestro nuevo espectáculo en su homenaje.
-¿Cuál es el estado del tango clásico en la actualidad?
-Desde mi humilde visión, creo que el tango que denominamos clásico logró un nivel en su “cancionística” de tal belleza que es imposible de superar. Fue una combinación que se produjo en un momento histórico concreto en la que los poetas y los músicos alcanzaron una cumbre irrepetible.
Pero ello no es algo ni bueno ni malo, solo hay que saber disfrutarlo y recrearlo sin complejos, como sucede por ejemplo con el jazz de principios del siglo 20. Tenemos que sentirnos orgullosos con poetas como Disceplo, Cadicamo, Manzi, Catulo Castillo, Homero Expósito, Celedonio Flores, los Contursi, Alfredo Lepera, y tantos otros… Nos han regalado inmensa hermosura con sus palabras musicalizadas por tipos como Troilo, Mores, Cobian, Stamponi, Piana etc… Es una conjunción milagrosa que perdurará por siempre.
Estos clásicos no morirán. Me alegra pensar que hoy está naciendo un niño que tarareará y silbará estos tangos que siguen vivos, sin saber ni de qué año es, ni quien lo compuso… Solamente los canturreará con emoción. Más no se lo puede pedir a una “simple” canción.
-¿Hubo una época de crisis creativa en el tango?
-Sí, hubo una crisis, un par de décadas duras, pero logró sobrevivir por fuerza propia. En los últimos 20 o 30 años salieron montones de músicos y bailarines muy jóvenes que lo viven y reviven con total plenitud. Lo han reinventado. En cada barrio bonaerense lo bailan e interpretan pibes muy chicos, que aman el género y sin el complejo de que es nuevo y que es viejo, lo disfrutan y ya, por el simple hecho de que para ellos todo es nuevo.
-Bueno , tú tienes uno de esos talentosos chicos en la familia.
-Sí, mi hijo, Matías Picciano, tiene 25 años y es el Bandoneonista de La Porteña desde los 18 años, ha hecho más de 500 conciertos con nosotros, además baila, compone y toca el piano y la guitarra muy bien. Su percepción del asunto es absolutamente natural, ellos te arrasan y les da igual, el farolito, la gomina, o el teléfono móvil o internet. Ellos hacen tango con todo eso incluido.
-¿Cómo nace vuestra compañía La Porteña Tango?
-En agosto hará 13 años del día que conocí al pianista Federico Peuvrel. Fue en un pequeño barecito llamado “La Cueva del Bolero”. Nos movió el puro placer de tocar y formamos un grupo inicial con un bandoneonista.
Pasamos de ser un trío que tocaba en bares y pequeños centros culturales a recorrer infinidad de teatros del mundo con un show y un cuerpo de baile y cantantes. Actualmente contamos con una cantante excepcional como Mel Fernández, que se incorporó al grupo sólo hace dos años.
Ahora, con el tiempo ya somos familia. Todo lo que hemos vivido juntos no podría ni explicarlo. Hemos viajado a 20 países del mundo, 5 giras en Rusia, de la mano de Tatiana Solovieva. Nos hemos recorrido creo que absolutamente todas las carreteras de España y Portugal. Hemos grabado todos nuestros discos en Argentina con la producción de un genio como Litto Nebbia. Vivimos el placer de ver crecer a nuestro hijo que se incorporó al grupo con solo 18 años.
Todo fue hecho desde el corazón y con mucho esfuerzo y amor, sólo puedo sentir agradecimiento y estar feliz. Y es tanta la gente que creyó en nosotros en el camino, que sería una lista interminable.
-¿Y cómo os ponéis a desafiar la pandemia y estrenáis nuevo espectáculo este lunes 1 de marzo en el Teatro EDP Gran Vía?
-Apostar por estrenar un nuevo show en plena pandemia reconozco que es cosa quijotesca. Pero estamos llenos de ansiedad, orgullo y emoción, y nos lanzamos a ello.
A nosotros nos mueve el público, nos nutre. Hacemos música para la gente, para que disfruten, canten, y bailen en sus asientos, para que se emocionen con la profundidad de una letra o para que contemplen una danza hermosa, pero siempre desde un lugar cercano, más allá de que a veces haya una tormenta de notas y acordes o haya espectacularidad en los bailarines. Nos gustan las emociones y conectar con el público.
Tenemos todo vestuario nuevo, puesta de luces, canciones y arreglos nuevos y muchísimas ganas de mirar hacia adelante. Nuestro “late motiv” siempre ha sido : “LA NAVE VA”.
MERCEDES ALBI
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