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Entrevista a la bailaora Mónica Fernández desde el Teatro de la Zarzuela


Cuando en la rueda de prensa de presentación de Generaciones del BNE en el Teatro de la Zarzuela, Mónica Fernández casi no pudo articular palabra y dijo para justificar su emoción: "éste es un momento tan importante para nosotros, que no somos mediáticos...", decidí entrevistarla pues pensé que no podía hablar de tanto que tenía que decir.


No me equivocaba, las sensaciones nunca engañan.


Al consultar sus redes sociales, leí que incluso había escrito un decálogo, lleno de sabiduría, de lo que significa en su vida ser artista:


•        Que no es oro todo lo que reluce.
•        Que el ego te destruye.
•   Comenzar un proyecto maravilloso y cuando se termine, 	   	      comenzar de cero.
•       De no tener un fin cuando comienzas algo, si no, solamente el  de 	   dar y disfrutar de lo que te rodea en ese momento.
•        De tratar a todos por igual.
•       De que en el arte uno no se casa con nadie.
•       Que la humildad nos lleva hasta el infinito y más allá.
•       Que al escenario se sale con la cabeza fría y el corazón caliente.
•       De no vivir de los recuerdos y seguir trabajando todos los días.

Mónica, entregada al flamenco que comparte con su marido, el también bailaor Pol Vaquero, con el que ha compartido casi treinta años..., es artista de los pies a la cabeza, meticulosa y pasional a partes iguales.


Quedo con ella antes de que se abran las puertas del teatro, el patio de butacas está vacío, todo duerme a punto de despertar. Siento sus nervios, le agradezco su amabilidad al recibirme. Pronto saldrá al escenario donde baila las alegrías de "Grito" junto a su marido.


Mónica Fernández

-¿Cuándo decidiste dedicarte a la danza?


-Nací en  Cornellá de LLobregat. A mí de niña me encantaban las clases de ballet a las que me apuntaron como actividad extraescolar a los siete años. Pero mi padre, que era era muy aficionado al flamenco, frecuentaba el ambiente de las peñas. Todos los domingos por la mañana nos reuníamos allí y fuí cambiando la zapatilla por el zapato. Nunca me planteé otra cosa a la que dedicarme que no fuera a bailar, creo que lo supe desde siempre.


-¿Ese ambiente de ebullición flamenca que conociste de niña en las peñas catalanas, ha muerto?


-Ya no es como era, muchas peñas han desaparecido.


Mónica bailando en la compañía de José de la Vega

-¿Quiénes fueron tus maestros?


-Cuando las escuelas de barrio sentí que se me quedaban pequeñas, fuí a Barcelona y entré en la Escuela de José de la Vega. Era un lugar maravilloso en el que estudiábamos todas las disciplinas de la danza española. Al final de cada curso viajábamos a Sevilla a examinarnos y sacarnos la carrera.


-¿Por qué te decantaste por el flamenco?


-Me fui dando cuenta que por mí físico y condiciones era lo que más me gustaba. Y aquí entra otra persona fundamental en mi vida: La Chana.


-Has tenido mucha suerte con tus maestros. Recuerdo un documental magnífico sobre La Chana.




La Chana es un ser especial que ha tenido una vida complicada. Me ha influido mucho y todavía la llamo cuando necesito un consejo. Fue la que me dijo: "Moni , tienes que irte a Madrid..." Al principio, mis padres eran reticentes porque les daba miedo por mi, yo era muy joven.


Mónica Fernández con La Chana


-¿Tenía La Chana alguna escuela?


-No, ella no tenía escuela propia. Es una artista muy visceral, hace solo lo que siente, y nunca daba clases a un grupo sin más, sino que escogía a quien deseaba y formaba su pequeña compañía con los seleccionados. "Te voy a dar clase a ti y a ti"... Entonces, le prestaban alguna sala en alguna academia.


-Eso que denominas "visceralidad" está cambiando, hay mucha mayor uniformidad y técnica. Sin embargo, Antonio Canales, que es otro de los personajes artísticos de tu vida, sigue conservando aquello que tenían los maestros antiguos.


-Sí, Antonio, tiene mucho de los viejos maestros.


Mónica Fernández y Antonio Canales


-Por lo que veo, te has forjado entre personalidades artísticas muy fuertes.


-Totalmente, y tengo en mí algo de cada uno de ellos. Eso me ha llevado a comprender la humildad, porque admiras a alguien soberbio sobre el escenario, y luego, cuando le conoces de tú a tú, es tan normal, tan cercano... Los grandes de verdad son humildes.


Hasta que no pasa el tiempo no eres consciente de lo que vives, entonces miras atrás y te das cuenta de lo afortunada que has sido.


-¿Cuándo conociste a Antonio Canales, de cuya compañía eres ayudante de dirección?


-Una noche, me dijo mi padre, vamos a ir a ver a un bailaor que se llama Antonio Canales. Me senté en esa butaca del teatro y al verle bailar los tangos, me dije: yo tengo que bailar con ese hombre.


Mónica Fernández


-Y personalmente, ¿en qué momento?


-En un cursillo, luego me vine a Madrid y fuí a unas clases que impartía en la Nave de las Terneras.


-¿Era en El Matadero?


-Sí, antes de que se hicieran los actuales teatros. Era una nave totalmente vacía. Antonio daba allí sus clases, pero no cobraba nada, solo se pagaba simbólicamente llevando algo de comida que luego donaba a alguna institución benéfica.

Mónica Fernández y Pol Vaquero

-¿Y entraste en su compañía?


-Primero como oyente. En "Torero" comencé haciendo de manola, aunque en esa producción he hecho todos los papeles, he sido la madre y hasta el toro. Desde entonces he bailado en todas sus producciones.

Mónica Fernández y Antonio Canales

-¿Cuantos años llevas colaborando con él?


-Veintinueve.


-¿Qué rasgo destacarías suyo como jefe?


-Su nivel de exigencia. De él he aprendido todo. Antonio que puede aparentar tener un carácter alegre y desenfadado, pero en realidad, tiene un nivel de perfección que nadie imagina, no se le escapa una. Eso me hace, como ayudante de dirección,  no poder dejar pasar por alto ningún detalle, y eso que no lo anoto, no tengo ningún cuaderno, todo lo llevo de la cabeza.


-¿Cómo conoces a tu marido, Pol Vaquero?


-Le conocí en la compañía de Canales.


La Chunga con Mercedes Fernández y Pol Vaquero

-Ahora es un placer poder veros bailar esas "alegrías" de Grito, que habéis montado para el Ballet Nacional. Se nota vuestra compenetración.


-Llevamos casi toda una vida juntos, es mi otra mitad. Nos casamos en el 2.000


-Vosotros qué habéis bailado en los mejores tablaos, me podrías contar si encuentras diferencia con el baile escénico, porque muchas veces la transición de uno a otro es difícil.


-El flamenco en el teatro es mucho más medido, más preparado, más encorsetado, más ensayado....y el flamenco es espontaneidad, inspiración, pureza, creo que para bailar bien flamenco hay que pasar por el tablao sí o sí.


-Entonces, ¿te gusta más el tablao que el escenario?


-No, a mi el flamenco sobre escenario me apasiona, te posibilita crear una historia con una solea o una seguidilla y adornarla con muchos más medios. Pero soy una defensora del tablao en el sentido que lo considero  primordial para un bailaor o bailaora.


Pepe el Habichuela y Mónica Fernández

-¿Por qué?


-Es donde te curtes. Ten en cuenta que en el tablao no se ensaya, es puro instinto, te hace desarrollar una intuición que considero completamente necesaria en el flamenco.


Yo soy defensora del tablao siempre, necesito el tablao casi a diario, necesito esos nervios, ese no saber lo que va a pasar cuando piso las tablas. Es algo imposible de explicar con palabras.


-En paralelo a vuestra actividad en la Compañía de Antonio Canales habéis desarrollado vuestro propio camino. Háblame de ello.


-Nuestras primeras producciones fueron ANTOJO y A CAL Y CANTO. Pol y yo creamos este par de suites flamencas con mucho cariño y con el ímpetu de la juventud, carentes de pretensiones, guiados por nuestro enorme deseo de bailar.


Y luego, llegó el espectáculo en solitario al que le tengo más cariño: COMADRE.


Mónica Fernández

-¿Qué significó para ti?


-Lo creé después de unos años difíciles para mí y la necesidad de contar para sanar. Fue una creación muy lenta pero maravillosa, por qué cree un equipo para ellos que me entendía a la perfección lo que quería contar. Tuve a Gala Vivancos de artista invitada. Dio el toque exquisito al espectáculo. Ella era mi otra mitad.


Y luego dos compositores musicales Luky e Iván Losada, que son mi banda sonora, los directores musicales que me acompañan siempre. LA TARARA y FLAMENCAS AL PODER, se crearon en con ellos en la parte musical conjuntamente con mi coreografía.


-En tu viaje artístico siempre te acompaña mucho talento.


Mónica Fernández y Antonio Canales

-Es un viaje tan rico que es imposible nombrarte a todo el mundo. Por ejemplo, el maestro Manolete. La etapa que estuve con él fue maravillosa y de mucho aprendizaje. Ver a un hombre tan pequeño hacerse tan grande en el escenario y hacerse dueño de todo el espacio con aquellas cuartas maravillosas; su calidad humana, como trataba a todo su equipo…para mí ha sido un artista que se le ha reconocido muy poco y creo que las nuevas generaciones deberían pararse en él y estudiarlo. 


-¿Estás feliz bailando aquí en este impresionante Teatro de la Zarzuela con el Ballet Nacional de España?


-Mucho. Yo cuando hago un trabajo, me entrego por completo, llego incluso a la extenuación. No pienso en el mañana, lo que venga es siempre para mí como un nuevo comienzo desde cero.


MERCEDES ALBI

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