Huang Yi & Kuka se exhibió ayer en la Sala Verde de los Teatros del Canal. Es una obra de una belleza conmovedora, delicada y profunda.
La compañía Huang Yin Studio de Taiwan está girando con la misma pieza desde el año 2005, cosechando un grandes éxitos por todo el mundo. Sin embargo, y a pesar de que Huang Yi es hijo de una profesora de flamenco era la primera vez que visitaba nuestro país: “En España hay mucha variedad de danzas, muy espectaculares e interesantes. Me gustaría saber las personas que viven en esta ciudad tan bonita, que han vivido bajo estas tradiciones, cómo van a recibir mi trabajo. Tengo mucha curiosidad”, declaró.
El duo entre el humano y la máquina danza una transferencia psicológica de sentimientos: el robot se va humanizando y el hombre cuál muñeco inarticulado, se cosifica para ponerse a la par de su enamorada. Esta llega en cierta manera a ser dios. Y es que la máquina es inmortal.
Huang Yi conmovió, mostró algo muy hondo y diferente. Su técnica dancística parte de un absoluto dominio del cuerpo, todas sus partes hablan salvo el rostro que permanece inerte. Los movimientos que hizo con sus manos de largos dedos fueron de una expresividad originalísima.
Un tratamiento lumínico con focos muy marcados fue determinante para contar la historia. Sabía como fusionarse con la oscuridad y desaparecer sin que se notaran las transiciones. No había ninguna brusquedad y sí mucho sentimiento. También la música fue muy sutil con una simple melodía de piano que se alternaba con otra pieza de violonchelo de Bach y una canción de Frank Sinatra, expresión culmen del momento de amor. Todo era concentrado nada sobraba.
La compañía Huang Yin Studio ha logrado con Kuka verdadera esencia que toca el corazón.
MERCEDES ALBI
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