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Tres parcas: Paula Comitre, Florencia Oz y Carmen Angulo (crítica)

  • Foto del escritor: sertorio
    sertorio
  • 3 sept
  • 1 Min. de lectura

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Ayer en la Sala Negra de los Teatros del Canal ha tenido lugar el primer espectáculo del ciclo Canal Baila.


Es un privilegio poder disfrutar de esa intimidad que transmiten los espacios pequeños cuando el artista es grande, y aquí lo fueron por partida triple: Paula Comitre, Florencia Oz y Carmen Angulo, acompañadas por la cantante Rocío Luna.


El número de tres tiene un significado mágico, es el triángulo que contiene el simbólico ojo que todo lo ve, es lo impar, lo asimétrico e irreductible; es drama y es juego, es lo que no se puede encajonar. Pero ellas lo hicieron armónico, deslizándose en un espacio sonoro sutil y continuo, mecidas por la voz redonda de Rocío Luna.


Era un espacio vacío que ellas llenaron. No había cromatismo, el vestuario elegantemente atemporal en colores negros y la iluminación compuesta a base de focos horizontales, remarcaba la pureza de las líneas.


Eran las parcas, las deidades que trazan y mueven el hilo de la vida. Esa cuerda que las unía y las separaba, que unas veces era gruesa y mullida y otras áspera y cortante, simbolizaba el transcurrir, los ciclos vitales, también representados por la diferencia de edad de unos diez años, entre cada bailarina.


Ellas diferentes, pero muy bien coordinadas, tuvieron su personalidad y su propio espacio, desde el drama de la soledad individual, mostrado en sus solos, hasta lo festivo del ciclo de la cosecha expresado a través del folklore.


 Fue un espectáculo en el que mereció la pena recrearse.


MERCEDES ALBI

 

 

 

 
 
 

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