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Entrevista a Quique Peón, director de Xacarandaina


Quique Peón, director de la compañía de danza tradicional gallega, Xacarandaina ha venido a verme a Camariñas, en plena Costa da Morte. Nos encontramos en el Club Naútico.


Me siento muy feliz. Estoy frente a un hacedor de milagros. Él es quien logró que un grupo de unos cinco muchachos se transformase en una compañía que actualmente pone en escena a unas 90 personas, Y que además posee en Coruña una asociación cultural que supera los 800 alumnos. Lucen con orgullo la muñeira más auténtica por escenarios del mundo y lo hacen por puro amor.


Quique es de caracter reposado, imaginativo y muy perfeccionista, con un conocimiento profundo hacia lo que emprende. No es de los que vacilan, tira para adelante pero teniendo en mente su objetivo. Es modesto. Puede contarte una hazaña sin darle importancia, un signo característico de los grandes personajes. Nada en apariencia, todo en autenticidad.


Mi historia de fascinación por Xacarandaina comenzó cuando ví una filmación de una Muñeira Vella o Ribeirana, y fue tal mi impresión que osé escribir un artículo sobre ella. Contacté con ellos y vino Quique. Poder conocerle significó para mi un inmenso regalo de este héroe de la cultura.



-Cuanto tiempo llevas dirigiendo Xacarandaina?


-Empecé a dirigir la compañía a los dieciocho, hasta ahora, que ya he cumplido los sesenta.


-Y ¿Qué edad tenías cuando empezaste a bailar?


-Verás, yo entré con 14 años en la compañía. Nuestra historia comienza en noviembre de 1979 cuando en el instituto nos informaron de que se iba a formar un grupo de danza gallega. Unos 30 chicos acudimos a la convocatoria.


-Me quedé fascinada con un vídeo vuestro de una Muñeira Ribeirana ¿Es una coreografía pura o le habéis añadido elementos creativos?


-Es totalmente pura. Es tan potente que no necesita nada más. Hemos efectuado durante años una intensa labor de recogida y recuperación de las danzas por las aldeas de Galicia.


-¿Cómo es que iniciaste la investigación de danzas antiguas?


-La compañía que formamos con los otros escolares estaba dirigida por un matrimonio que bailaba en los Coros y Danzas de Coruña, por lo que el repertorio era el de Coros y Danzas. Cuando pasados cuatro años me hice cargo del grupo, ya casi no quedábamos integrantes, porque muchos lo habían dejado. No éramos más de media docena de bailarines. Contra todo pronóstico, me propuse continuar. Mi idea era encontrar un sello de identidad propio de Xacarandaina, propio de nosotros mismos.

-¿Cuál es ese sello?


-Sucedió que uno de los compañeros que era de Melide nos dijo "mira, es que hay una señora de una aldea, San Martiño de Moldes, que baila...". Fuimos al encuentro de la señora y así nació todo. Se llamaba María de Loureido. Ella nos abrió los ojos al darnos cuenta de que la danza que se bailaba en los pueblos poco tenía que ver con las coreografías que habíamos aprendido. Ahí estaba el sello de identidad que estaba buscando.


-¿Cómo recopilábais las danzas?


-Íbamos a los pueblos. Viajabamos como podíamos, al principio en autobús y anotando en cuadernos, pues no teníamos ni una cámara para filmar, ni siquiera casette con qué grabar.


-Entonces, ¿Qué haciais? ¿Llegabais a un pueblo y tratabais de que os enseñasen sus bailes?


-Tampoco creas que era fácil lograr que en las aldeas la gente nos los mostrase. De entrada te miraban con algo de desconfianza, y aunque solíamos llevar empanadas, vino y otras cosas, los habitantes de las aldeas son muy impermeables frente al que viene de fuera, pero cuando consigues que se abran, te entregan hasta su corazón.


-¿Dónde hallastéis la Muñeira Ribeirana?


-Fue en los años 80 en Laxe, pueblo de la Costa da Morte; allí nos encontramos con esa joya de la Muñeira Vella o Ribeirana. Fue algo muy emocionante, recibimos al instante un chute de droga folklórica que nos poseyó.


-¿Por qué se llama Ribeirana o Vella?


-Se llama Ribeirana porque se baila en la zona de la ribera, en Costa da Morte, que abarca desde Coruña hasta Finisterre; también se la conoce como Vella, que significa "vieja", porque se interpretaba desde antiguo en contraposición a la muñeira "nova".


-¿Es muy diferente la Vella de la "nova"?


-En la Vella la expresión del baile se parece muy poco al de la muñeira común, también por su estructura coreográfica: es preceptivo realizar los "cuatro vientos", lo que significa que se tienen que hacer necesariamente movimientos hacia los cuatro puntos cardinales.


Y aunque pueda parecer que por su vistosidad, son los hombres los que se lucen, es todo lo contrario, las mujeres son las reinas, no se mueven, no dan saltos, sino que realizan un movimiento muy suave que no acaba nunca, siempre en circulo o en ocho... A simple vista puede paracer fácil, pero no lo es en absoluto, hay que sacar el alma para dejarse ver. La danza es un movimiento ultrasensorial.




-Así que érais unos chicos que iban por los pueblos investigando, y en Laxe os encontráis por primera vez con la Muñeira Vella o Ribeirana.


-Imagínate nuestra emoción. De inmediato, nos vino a la mente la descripción de Estrabón sobre el modo en que bailaban los pueblos del noroeste de España: hombres que daban saltos alrededor de una hoguera cayendo en genuflexión, mujeres vírgenes bailaban trazando el símbolo del infinito con el pie... Allí estaban frente a nuestros ojos como una aparición venida de un tiempo lejanísimo. Quedamos absolutamente maravillados.


-Me llama la atención que las danzas gallegas no suelen acompañarse con castañuelas tanto como en otros lugares de España. Si es un instrumento, como afirman los especialistas, de procedencia íbera y Galicia es tierra de celtas... ¿Podría ser una reminiscencia del pasado pasado remoto?


-Hay alguna danza con castañuelas en el norte, también en Lugo, sin embargo en Orense muy poquito.


-Pero se usa menos que en el resto de España. En líneas generales donde hay menos íberos hay menos castañuelas, aquí que sois más celtas, hay menos. No sé si es una simple casualidad, pero es un hecho que prueba lo antiguas que son las tradiciones que contienen los elementos que conforman las danzas.


-Siempre hay un componente geográfico tamizado en mayor o menor medida por el tiempo. En el caso concreto de la Muñeira Ribeirana nos encontramos que en los lugares en que se ha conservado esta danza son núcleos de población muy aislados. No son zonas de paso, sino que su única salida es al océano, por tanto, lo que llega permanece. Y aunque ha habido otras danzas posteriores, como la muñeira nova, como la jota, que en estas tierras se llama "maneo", y otros bailes como los agarrados incorporados a finales del XIX que vinieron a través del camino de Santiago, la ribeirana ha convivido con ellos casi intacta.


-¿Cuantas Muñeiras Ribeiranas habéis logrado rescatar?


-Unas diez.


-¿Son muy distintas unas de otras?


-Cada una tiene sus particularidades. Sucede que aunque están en una zona muy delimitada, no existe prácticamente interacción de unas aldeas con otras. Había rivalidad entre pueblos vecinos, hasta peleas, ya que los mozos de un lugar no permitían que los de otro fueran a "mozear" con sus chicas. Son muy suyos. Y de ahí nace esa variedad y riquezas de matiz diferentes en los bailes de en nuestras tierras.


-Y esta Muñeira que bailastéis con gran éxito filmada en un programa de la televisión francesa, en que las mujeres llevan encima de la cabeza un bizcocho y una botella de vino, que según cuentan, lo repartían para comerlo después de la fiesta ¿Dónde la encontrastéis?


-En el pueblo de Zas.



-¿Todavía la bailan?


-No, si no la llegamos a recopilar hubiera desaparecido.


-¿Se han perdido muchas danzas?


-Se ha perdido casi todo.


- ¿Qué me puedes contar sobre la música de la Muñeira Vella, con voces de mujeres y percusión?


-Nosotros pertenecemos al arco Atlántico, que va desde Escocia, Irlanda, País de Gales, Bretaña y continúa hasta África. Estamos situados en un ecuador por lo que tenemos la parte melódica de gaitas e instrumentos potentes de los pueblos del norte; y una parte de percusión muy importante que tiene que ver con los pueblos norteafricanos.


-Me es dificil comprender vuestra relación con África.


-No ha sido porque hayamos tenido una conexión directa. Pero existe una cosa curiosísima. Aquí tenemos una tradición muy antigua de pandereteiras, mujeres que cantan y acompañan a la danza con percusión, que están en la zona de la Coruña y también en Pontevedra. Pues bien, si tu escuchas una recogida de cantos de las pandereteiras y con una de mujeres bereberes... Te aseguro que cuesta diferenciar unas de otras.


-¡Qué curioso! A mi me parece escuchar en ese canto de las pandereteiras en el muñeira Vella unas disonancias que pertenecen a una escala melódica distinta, no es la clave de sol. También me recuerdan a las voces búlgaras.


-Pero las pandereteiras cantan al unísono a diferencia de las búlgaras.


-A mi todos esos cantos de mujeres me parecen restos de una escala melódica casi neolítica, que desapareció y cuyos rasgos han permanecido en unos poquísimos lugares. Ecos lejanos. Pero es lo que yo supongo, no aspiro a tener razón.


-Sea como fuere, lo cierto es que compartimos con las cantantes tradicionales bereberes el modo de canto de las pandereteiras.


-Es fascinante. Todo aquí en Costa da Morte parece como mágico. Sois muy afortunados de vivir en una tierra así. Y tu labor, partiendo de un grupo de 3 ó 4 muchachos a la actual Xacarandaina ¿Cómo aprendiste a dirigir una compañía?


-En mi caso, he ido aprendienso sobre la marcha, sin que nadie me dijera cómo. Somos un elenco grande, el espectáculo que estamos girando ahora se titula "Endaterra" y versa sobre el Camino Inglés, hay 90 personas en escena.


-¿Cómo manejas un grupo tan enorme de personas que además actúan por amor al arte?


-Por eso, por amor al arte, nunca mejor dicho, y a tu cultura. La clave está en el amor, pero también en la disciplina.


-Yo lo que veo es que hay muchísimo trabajo detrás de cada actuación.


-Ni te imaginas. Piensa que para reconstruir un baile antiguo se necesita mucho tiempo. Hay que ir a la aldea, entablar amistades, conocer a las personas mayores, conversar muchas horas, no solo sobre danza también te cuentan sus vidas, pero la vida influye en la manera de expresar, bailas con ellos...


-¿Cómo se traslada esto a un espectáculo?


-El reto para mí como coreógrafo de folklore es lograr un equilibrio entre lo escénico y lo púramente tradicional. Trato de no desvirtuar ninguno de los detalles, pero ponerlo en escena requiere un orden, una geometría de movimientos, un trabajo de igualación, etc.. Mi objetivo es lograr un espectáculo de danza tradicional que pueda competir con cualquier otro tipo de espectáculo.


-Además de la compañía Xacarandaina tenéis un centro de formación del que se nutre.


-Sí, actualmente tenemos unos 800 alumnos. Lo iniciamos partiendo de la creación de una asociación juvenil, guiados por Felcitas Saldeón, que tiene ahora 92 años.


-¿Te sientes satisfecho con lo logrado?


-Pienso que hemos conseguido ser un referente. Este año la Xunta de Galicia nos ha concedido el Premio al Patrimonio Cultural del que nos sentimos muy orgullosos, porque las entidades que lo obtuvieron anteriormente, como la empresa que restauró el Portico de la Gloria, son muy relevantes artísticamente, y que a un grupo folklórico le den un premio tan importante constituye una alegría enorme y una subida de estatus para todo el folklore en general.


MERCEDES ALBI







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