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"Preludios e Imágenes", recordando a Pilar López en el Album de Alberto Portillo

Pilar López Julvez

Fue en el año 1945 cuando la muerte sorprende a La Argentinita en Nueva York, y su hermana pequeña Pilar López Julvez (1912-2008), regresa a España sumida en la tristeza. Durante más de un año no pudo bailar, ni pisar un escenario, hasta que logró encontrarse a sí misma sin el faro que había sido para ella su hermana mayor, pues no había mayor homenaje que pudiera rendirle que volver a poner en marcha su compañía, junto con los bailarines que las habían acompañado en Estados Unidos (José Greco, Manolo Vargas, Rafael Ortega...). El estreno oficial de la Compañía de Ballet Español de Pilar López, tuvo lugar el 10 de junio de 1946 en el Teatro Fontalba. Varias décadas de éxito les esperaban, hasta su última gira en el año 1972.


"Concierto de Aranjuez", Ballet de Pilar López (1958)

La compañía de Ballet Español de Pilar López era de menor tamaño que la compañía del otro grande de su tiempo, Antonio, el Bailarín. No solo se diferencian en el número de bailarines, sino en la diferente óptica de su genio creativo. Me atrevo a afirmar que si Antonio Ruiz Soler parte de una visión global, abarcando numerosas fuentes de inspiración como una antena de percepciones; Pilar sueña en cada coreografía, es más intimista, origina de dentro hacia afuera, desde la pureza del sentimiento que la música le inspira.


El Güito, Mario Maya, Alberto Portillo y Antonio Gades en "Tocatta" del Ballet "Preludios e Imágenes"

Pilar López abrió nuevos caminos para la danza española. Ella fue la primera que creó una coreógrafía en la que en sobre un mismo escenario se confrontara el flamenco y el clásico español a modo de duelo, un encuentro único entre cuatro estrellas de la danza. Fue en el ballet titulado "Preludios e imágenes" estrenado en el Teatro Eslava de Madrid en 1958.


Era un ballet con cinco cuadros, con música de piano de Debussy, en el tercero de ellos titulado "Toccata", El Güito y Mario Maya fueron los bailaores flamencos frente a Alberto Portillo y Antonio Gades. Según contó la misma Pilar, citada por el crítico Ángel Álvarez Caballero (*):


<<(...)van haciendo todo el tiempo, rítmicamente, tacataca tacataca... y sobre ello la melodía: tan tan tán... Y entonces yo me agarré a mi Güito y me agarré a mi Mario Maya: -Ustedes tienen que hacer el ritmo-. Y salían los dos de flamenquitos; los otros, los clásicos, la melodía: Gades y Portillo. >>


El Güito, Mario Maya, Alberto Portillo y Antonio Gades en "Tocatta" del Ballet "Preludios e Imágenes"

Pilar López, exquisita en todo, contrató ex-profeso a la pianista María Rosa Caminals para que interpretara Debussy. Era una artista muy conocida en los círculos culturales barceloneses. Su padre tenía una academia de música en La Rambla y fue la esposa del escritor Pere Gimferrer.



El "combate" entre los dos estilos de danza española generó polémica, a lo que ella misma responde (*):


<<Después ha habido sus más y sus menos por esto, ¡Qué la vamos ha hacer! Era la disputa entre los cuatro y la disputa entre las dos escuelas... y las dos salían triunfantes.>>


Y es que Pilar López fue una gran innovadora no suficientemente valorada desde esta perspectiva en nuestros días, a pesar de ser mujer y piedra de toque angular para toda la danza española que vendría con posterioridad, pues estaba totalmente imbricada dentro de la vanguardia europea de su tiempo.


Pongamos un ejemplo, si hace unos meses la Compañía Nacional de Danza representó la obra de Roland Petit "Le jeune homme et la mort", ya Pilar López en 1958 la trajo a su compañía y con los mismos bailarines para los que se concibió originalmente la pieza: Jean Babilée y Claire Sombert.



El mero hecho de contratar para su compañía bailarines tan prestigiosos, es un indicio palpable de como era Doña Pilar, una artista perfeccionista al máximo, que anteponía lo que consideraba lo mejor, sin reparar en gastos.


Jean Babilée con Alberto Portillo

El siguiente recorte de prensa, del 3 de marzo de 1958, una graciosa caricatura, da cuenta de otros dos prestigiosos bailarines internacionales contratados: Paula Hinton y Paul Hervingen, dibujados junto con Pilar López, y su bailarín invitado español de ese momento: Alberto Portillo.



Otro gran mérito de la gran Pilar fue ser la diáspora o madre artística de los bailarines que pasaron por su compañía, elegía a los mejores: José Greco, Manolo Vargas, Roberto Ximénez, Alejandro Vega, Farruco, Mario Maya, El Güito, Antonio Gades, Alberto Lorca, Curro Vélez, José el Camborio, Paco de Alba... Y Alberto Portillo.


Ella misma lo cuenta (*):


Tal vez mi mérito, si he tenido alguno, ha sido el saber hacer un buen "diagnóstico" de gente que a lo mejor no se esperaba mucho de ellos y que yo -tal vez por tener buen ojo- pues "diagnosticaba" y más tarde o más temprano terminaban dando su fruto... Yo en mis compañías he impuesto siempre una disciplina o marnera de ver el teatro, de un comportamiento... pero dejando siempre libertad de expresión al bailarín/a o bailaor/a.


Pilar López y Alberto Portillo


Alberto Portillo conoció a Pilar López en 1956 durante una cena informal en Estocolmo. La Compañía de Ballets Español estaba de gira y el bailarín actuaba en el Teatro Oscar.


Pilar López le propuso:


-¿Por qué no se viene a bailar conmigo?, llámeme".


Pero Alberto ya era un bailarín consagrado con numerosos compromisos. Tenía que bailar en Alemania, se marchó de gira por Italia con la compañía de Manolo Vargas y Roberto Ximénez, y a las antípodas con la compañía de Luisillo (Australia, Nueva Zelanda, Japón...)...


Habían transcurrido dos años desde aquel fortuito encuentro en Estocolmo.


Fue Antonio Gades quien le recordó: -No has llamado a Pilar López.


Y la llamó.


Doña Pilar quería hacerle una audición, a lo que Alberto se negó, proponiéndole que si quería verlo bailar acudiera a uno de sus ensayos en la Academia Karentaft.


Pilar López le quiso contratar de inmediato:


-Quisiera anunciarle como primer bailarín.


-No, eso no puede ser, Doña Pilar, porque usted tiene en magníficos bailarines y si entro de primer bailarín, por encima de todos, me cogerán manía. Yo bailaré en su compañía pero anúncieme como bailarín invitado.


Así se hizo, como puede comprobarse en los anuncios y programas de esa época.



Alberto Portillo saltando en la plaza de Calpe

Pilar López se comprometió a que Alberto Portillo, como bailarín invitado, bailase un solo en cada parte del espectáculo:


En la primera: interpretaba una Malagueña, que más adelante sustituiría por la Danza del Vaso, de origen vasco; y, en la segunda, un Bolero con Cachucha, que siempre cerraba la actuación con la orquesta.


En una ocasión, en Irlanda el público aplaudió tanto el bolero, que Pilar López, que nunca permitía que los bailarines repirtieran, hizo una excepción y rogó que volviera a salir a escena. Alberto bailó sin música una copla acompañándose de las castañuelas.


Alberto Portillo vestido para la Danza del Vaso
Alberto Portillo ataviado para la danza vasca del vaso

Fue justo en Irlanda cuando empezaron a ensayar "Preludios e Imágenes", una idea novedosísima concebida durante esa gira por Dª Pilar de juntar flamencos y clásicos en la misma pieza, que nadie hasta entonces había hecho.


Alberto Potillo vestido para Las Malagueñas

Al final de la Tocatta, Portillo y Gades hacían dos pliés, un ensemble, para acabar de rodillas cayendo en un doble tour a l´air. Recuerda Alberto Portillo que, al principio a Gades no le salía el doble tour, por lo que le propuso que en vez de doble lo hicieran simple. Pero si en algo destacaba aquel joven Antonio Gades era por su tesón. No paraba de ensayar los giros. El bailaor Alejandro Vega, también miembro de la compañía, en tono de broma le decía: "no paras de girar, pareces un tornillo". Finalmente, consiguió hacer el doble tour. Sin embargo, cuando ese mismo año Mario Maya dejó los ballets de Pilar López, Antonio Gades lo sustituyó en el papel flamenco.



Alberto Portillo formó parte del Ballet Español de Pilar López hasta 1961, unos años en los que atesoró maravillosos instantes en su vida. Doña Pilar le hizo el honor de ser testigo de su boda con Pilar Navarrete en la catedral de Notre Dame de París.



El album fotográfico de Alberto Portillo está lleno de momentos dichosos. Emociona poder contemplar estas fotografías de maestros que fueron unos jóvenes artistas que irradiban vida y lo mejor de España por el mundo, especialmente, cuando la mayor parte de ellos ya no están entre nosotros.


En la playa de San Sebastian Pilar López, con Alberto Portillo y otros bailarines de su compañia
En la Playa de San Sebastián, Alberto y el Güito a los flancos
Alberto Potillo a las palmas y Mario Maya a la guitarra


Mario Maya improvisando en una fiesta privada

Cada fotografía es una ventana congelada en el tiempo. Lo cierto es que Alberto Portillo, a sus 96 años, parece haberlo vencido, y me siento una gran privilegiada de ser su amiga.


Alberto con Carmen Miranda y su compañía, que le dedica la foto
Concierto de Aranjuez. Ballet Español de Pilar López
Alberto Portillo

Concierto de Aranjuez
Alberto Portillo

En el Teatro Oscar de Estocolmo en 1956
La actriz Aurora Bautista bailando con Alberto Portillo

MERCEDES ALBI


(*) Ángel Alvarez Caballero en "El baile flamenco" Ed. Alianza editorial, 1998












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